Magda Simó. Periodista y escritora
«Las mujeres estamos en esa etapa en la que nos sentimos estafadas por las expectativas»
Ganadora del VII Premio Lletraferit de Novela, Simó presenta «És naufragi», una obra donde aborda la frustración de una mujer que lo tiene todo, pero no es suficiente.

Magda Simó presenta la novela 'És naufragi' / Anna Tena

Para quien no ha leído És naufragi, ¿Cuál es su carta de presentación?
Es una novela que habla sobre las heridas que todos y todas tenemos, algunas muy íntimas y que muchas veces no trascienden a nuestro entorno. No se ven desde fuera y son totalmente ignoradas y, por tanto, mucho más grandes para quien las vive.
Entre esas heridas, la protagonista vive un punto de inflexión y ruptura. ¿Escribes en primera persona o desde lo que sucede en el entorno?
Es una obra de ficción, pero siempre hay cierta experiencia real en todo lo que se escribe. Uno escribe de las cosas que le preocupan, que le mueven. Siempre hay algo de uno mismo en todo, aunque estés escribiendo una novela negra. Siempre hay algo de ti. Obviamente no has asesinado a nadie, pero sí que coges algo de tus vivencias, de tus recuerdos, de cosas que te han pasado o que te han contado, porque la literatura también recupera la historia oral y las cosas que te han contado y que forman parte de tu manera de ser.
Hablas sobre la crisis de los 40, donde se sitúa la protagonista. Ha cumplido con todas las expectativas vitales: emparejarse, comprar una casa, tener hijos. Sin embargo, no es suficiente.
Muchas mujeres que ahora estamos en ese periodo vital nos damos cuenta de que hemos sido estafadas respecto a las expectativas, a lo que deberíamos ser o a lo que queremos ser, aunque cada vez menos. Ahora hay más disidencia y más defensa de que cada uno puede ser lo que quiera. Pero muchas veces la presión social nos lleva a tener roles que no hubiéramos elegido. Es algo muy común en las mujeres de mi generación, darnos cuenta de que esperábamos tener otras cosas. Creo que va por ahí, de la insatisfacción vital. Como la Pirámide de Maslow: cuando ya tienes la supervivencia garantizada, buscas autorrealizarte y así vas subiendo en la pirámide. Cuando tienes todas las cosas que podías conseguir, ¿qué pasa? Pues que sigues teniendo problemas que muchas veces tu cabeza provoca, ¿no?

És Naufragi, la novela de Magda Simó. / L-EMV
En ese sentido, es también un sentimiento común estabilizarte en una normalidad, en una rutina sana, que tampoco resulta suficiente.
Creo que las personas somos insatisfechas por naturaleza. Además, en el contexto social actual, creo que la influencia de las redes sociales nos ha cambiado muchos patrones de comportamiento y mentales; cada vez queremos más, con unas expectativas sobre lo que tenemos que ser o proyectar o los reconocimientos que tenemos que conseguir, que a veces pasan por la dopamina de un ‘like’. Nos convierten un adictos a conseguir algo más. Entonces, una vida común como la del resto de la población, nos parece insuficiente.
"Muchas veces hay una carga de culpa y de vergüenza, porque siempre hay alguien que está peor. Eso hace que muchas personas acaben silenciando problemas, cosas que cargan, culpas y su infelicidad."
Uno de los hilos conductores de la novela es el silencio en torno a las cosas que están mal, lo que decidimos callar. ¿Hablamos poco de lo que duele?
Sí, porque muchas veces hay una carga de culpa y de vergüenza, porque siempre hay alguien que está peor. Hay enfermedades y problemas económicos, de subsistencia, conflictos reales donde tu insatisfacción pese a tener un trabajo, una familia y ningún problema grave, tienes la sensación de que no deberías estar así, que deberías estar contenta con lo que tienes. Eso hace que muchas personas acaben silenciando problemas, cosas que cargan, culpas y su infelicidad. Ese silencio es el polo opuesto a que cuando cuentas lo que pasa te liberas de ese peso, pero claro, hay cosas que no se pueden contar por miedo a que te juzguen.
"La infidelidad es una huida y un síntoma, pero a veces es un aliciente para salir adelante"
Entre esas cosas que no se pueden contar son las trampas que le hacemos a la vida. Una de ellas, indudablemente, es la infidelidad. ¿Es un pasatiempo, un síntoma o una huida hacia adelante?
Es un poco de todo, una huida de la normalidad. Es también un aliciente que te hace pensar en una vida mejor, pero también es un síntoma de que algo falla en tu vida. Es una situación universal, y por eso he querido que los protagonistas no tuvieran nombre, porque puede ser cualquier persona, cualquier amigo o nosotros mismos. A veces caemos en estos espirales sin darnos cuenta, de manera muy gradual y hay una permisividad que aumenta la tolerancia. Nunca se puede decir que no estarás ahí. Además, es otra de las cosas que decíamos que no se pueden contar, pese a ser muy común y cuando todos conocemos casos porque forma parte de la especie humana.
És Naufragi tiene mucho de retrato generacional pero, en el fondo, los sentimientos que se describen son intergeneracionales.
No tiene por qué representar a una generación, pero está escrita desde nuestras preocupaciones y nuestra manera de ser actual. Puede haber diferencias con nuestras madres, pero no por una cuestión de problemáticas, sino por las posibilidades sociales. No creo que nuestras madres, abuelas o bisabuelas sintiesen diferente, sino que tenían diferentes posibilidades para explorar esos sentimientos o esos pensamientos.
En este sentido, las voces de mujeres contemporáneas han ganado terreno en la literatura actual, precisamente por abordar problemas comunes y mundanos, pero profundos. ¿Las mujeres se han hartado de que hablen por ellas o, directamente, de que no se hable de ellas?
Totalmente. Este tipo de testimonios quedaban relegados a una estantería muy concreta de las librerías y, además, con una tipología de portadas y de diseños que te conducían directamente a un segmento separado. Eso ha cambiado y las voces de las mujeres ya son tan válidas como las de cualquier señor. Además, también ha cambiado la masa lectora, que es mayoritariamente femenina y esto forma parte de una evolución lógica de la lucha feminista y del cambio social. También me gustaría apuntar que esas nimiedades las abordamos, claro, desde el privilegio de ser mujeres del primer mundo, con unas condiciones favorables. Hay otras historias ás trascendentes, claro, pero cada uno escribe desde su punto de vista.

Magda Simó presenta la novela 'És naufragi' / Anna Tena
Precisamente Sally Rooney dice que solo es capaz d escribir de lo que tiene delante. ¿Seguirás en esta línea?
No lo he pensado todavía, es un poco pronto. Estoy todavía en la recepción de esta novela y de cómo se percibe por el público. Estoy con Sally Rooney, porque tienes que escribir de lo que te nace y normalmente es lo que más cerca tienes o lo que más te preocupa.
¿Hace falta que los hombres lean este tipo de literatura escrita por mujeres?
Les haría un favor enorme leer a mujeres. Tengo amigos que últimamente se fuerzan a leer solo a mujeres, porque la inercia te lleva a los hombres a través de bestsellers, por ejemplo. Que se planteen y cuestionen esta dinámica, que tomen esa determinación de leer solo a mujeres y entender mejor nuestra postura que no siempre es fácil de comprender es una deconstrucción importante también.
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