'Tamerlano', raigambre y solera

La obra llegó el domingo en versión apenas “semi-esceníficada” a Les Arts y defendida por un solvente equipo vocal y por la en estas lides imbatible Orquesta de Cámara de Friburgo

Saludo del equipo de 'Tamerlano' en Les Arts.

Saludo del equipo de 'Tamerlano' en Les Arts. / Miguel Lorenzo

Justo Romero

Justo Romero

València

'Tamerlano', “Dramma per musica” en tres actos. Libreto de Nicola Haym, adaptado de los libretos de Agostino Piovene y Nicolas Pradon. Reparto: Paul Antoine Benos-Djian (Tamerlano), Thomas Walker (Bajazet), Katharina Ruckgaber (Asteria), Alexander Chance (Andronico), Helena Rasker (Irene), Matthias Winckhler (Leone). Orquesta Barroca de Friburgo. Dirección musi­cal: René Jacobs. ­Lu­gar: Palau de les Arts (Sala Principal). Entrada: Alrededor de 1.300 espectadores. Fecha: domingo, 18 mayo 2025.

Desde sus primeras temporadas, cuando Helga Schmidt programó ya en 2008 la ópera Orlando, Händel y sus “drammi per musica” han tenido presencia en el Palau de Les Arts. En esta ocasión ha sido Tamerlano el título elegido, que llegó el domingo en versión apenas “semi-esceníficada” y defendida por un solvente equipo vocal y por la en estas lides imbatible Orquesta de Cámara de Friburgo. Todo avalado y concertado por el gobierno maestro y veterano de una figura de tan raigambre händeliana como el belga René Jacobs (Gante, 1946), quien a sus 78 años, bastante más grueso y ya sentado en un taburete, sigue dictando cátedra desde el podio.

Sin figurar entre las óperas maestras de Händel (Rinaldo, Orlando, Giulio Cesare, Almira, Alcina, Ariodante, Serse…), las tres horas exactas que duran los tres actos de Tamerlano conforman -como señala José Doménech Part en el versado texto incluido en el programa virtual y no de mano colgado en internet por Les Arts- “una hermosa partitura que, aun no siendo comparable a otras obras maestras que han permanecido y permanecerán en todos los escenarios del mundo, tiene asegurado su lugar en el repertorio por la maestría y el talento del compositor unido a la grandeza de su música”. De hecho, la belleza y emoción de algunas de sus arias ha sido motivo de que hayan quedado incorporadas al repertorio de concierto de divas y divos de ayer y de hoy, como detalla y recuerda Doménech Part en el mismo artículo.

Un momento de 'Tamerlano.

Un momento de 'Tamerlano. / Miguel Lorenzo

La trama, ambientada en una historia de poder, celos y amores; de ganadores y vencidos, de conveniencia y enredo, se centra en el líder tártaro Tamerlano, en el sultán otomano Bajazet y en su hija Arteria. En torno a ellos, el príncipe griego Andronico, la princesa Irene, y Leone, amigo de Andronico y Tamerlano, cuyos intérpretes han de atender la “escritura exigente, rigurosa y poliédrica” con la que Händel esculpe cada rol. En el titular, el contratenor francés Paul-Antoine Bénos-Djian sirvió un Tamerlano poderoso de voz y carácter, siempre afinado y credibilidad dramática. A su lado el tenor escocés Thomas Walker ajustó voz y registro a esa vocalidad de “baritenor” de la que habla y escribe Arturo Reverter y exige el personaje de Bajazet. “Un lírico con buen centro y sonoro grave”, como apunta el crítico gallego. Walker brilló con empaque y nobleza toda la noche, y no perdió ocasión de lucir agilidades y fraseo en el aria “Empio, per farti guerra”, del tercer acto y conmovió hasta la emoción en la gran escena de la muerte.

También para contratenor es el papel de Andronico, bien defendido por el londinense Alexander Chance, quien otorgó relieve y fuste vocal, como la soprano alemana Katharina Ruckgaber, quien desde su registro de lírico-ligera dio vida a una bien delineada Asteria, de más carácter escénico que vocal. Con menor enjundia en la trama pero voz más cuajada se mostró la contralto holandesa Helena Rasker, que completó el calibrado reparto junto con el sólido bajo muniqués Matthias Winckhler.

Jacobs, maestro de maestros y cocinero antes que fraile, concertó atento al detalle y a las voces. Marcando, sin batuta, pautas claras y definidas. Con tempi más parsimoniosos que vivos. Sin extremar dinámicas ni detenerse en excesos métricos, aunque sin dejar de escuchar y mimar las voces, sus matices y expresión. Una versión, en definitiva, estilizada y con solera, dicha desde dentro de la acción y del pentagrama, con más linaje instrumental y estilístico que vocal. Por supuesto, gran éxito. ¡Hasta pronto, Herr/Mr. Händel!

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