Fundación Bancaja muestra la Valencia costumbrista más icónica

Una histórica exposición reúne obras emblemáticas de maestros de la pintura valenciana con escenas y costumbres de los siglos XIX y XX

La obra 'Escena valenciana' (1893), de Joaquín Sorolla, se puede ver en Valencia después de muchos años.

La obra 'Escena valenciana' (1893), de Joaquín Sorolla, se puede ver en Valencia después de muchos años. / ED

València

Reunir en un mismo espacio expositivo una representación detallada y fiel de la plástica valenciana del cambio de siglo es un hito difícil de alcanzar. Ese logro se puede disfrutar ahora de la mano de la Fundación Bancaja, que ofrece en su sede del centro de Valencia la exposición Escenas y paisajes en la pintura valenciana. Siglos XIX y XX.

La histórica muestra, que está cosechando una gran acogida por parte del público, propone un recorrido por más de cien obras emblemáticas de maestros de la pintura valenciana que en ese periodo, entre 1850 y 1940, retrataron de forma fiel la esencia de esta tierra. Una revisión antológica a este periodo de la historia que permite visualizar la deriva costumbrista de la pintura de género valenciana, planteando una nueva mirada sobre el significado, transcendencia y evolución de esta corriente artística en la plástica de la época.

De derecha a izquierda, 'Floreal' (1915), de José Pinazo; 'Falleras y niños' (1930), de Luis Felipe Usabal.

De derecha a izquierda, 'Floreal' (1915), de José Pinazo; 'Falleras y niños' (1930), de Luis Felipe Usabal. / ED

Baño de identidad regional

El paseo por la sala permite darse un verdadero baño de identidad regional, con piezas –muchas de ellas inéditas– que recogen con todo detalle aspectos ligados a nuestras costumbres y tradiciones más arraigadas. Un grupo de tres valencianas recogiendo fruta pintadas por Ramón Stolz abre la senda hacia escenas que se desarrollan en la huerta y el campo valencianos. Obras de Ignacio y José Pinazo, José Benavent, José Benlliure, Antonio Fillol, Joaquín Sorolla, José Navarro Llorens o Martínez Cubells, entre muchos otros, reflejan la vida en las alquerías, las barracas, la Albufera, la playa y el campo, mostrando tanto el trabajo duro como las charlas y encuentros familiares relajados en torno a la comida y la bebida. Los matices de las piezas, con personajes que lucen la indumentaria tradicional y calzan espardenyes de esparto, permite casi sentir el calor del sol en los rostros que se cubrían con sombreros o pañuelos anudados, la brisa que sopla entre los naranjos o el placer de la siesta a la sombra de un árbol.

Las escenas del campo valenciano avanzan en la sala hasta un conjunto de retratos femeninos que muestran a la mujer valenciana de la época en piezas de Cecilio Pla, José Segrelles, Julio Vila y Prades, Joaquín Agrasot o Joaquín Sorolla, de quien en esta exposición se pueden contemplar dos obras inéditas hasta la fecha, como la que muestra a la señora del doctor Simarro con traje regional. Flores, colorido, manteletas, peinetas y telas de seda bordadas protagonizan una sección que continúa hacia la fiesta y celebración popular, con óleos de Fillol, Agrasot, José Mongrell o Martínez Cubells en los que aparece una novia valenciana, bailes y música en la huerta, albaes, una partida de pilota valenciana o juegos en torno a una mesa al aire libre con campos de arroz en el horizonte.

En primer término, la obra 'Las Doce' (1892), de Cecilio Pla, procedente del Museo Nacional del Prado.

En primer término, la obra 'Las Doce' (1892), de Cecilio Pla, procedente del Museo Nacional del Prado. / ED

Huerta, mar y montaña

El paisaje de huerta, mar y montaña forma parte también de la exposición con piezas magistrales como La sierra de las agujas, de Muñoz Degrain, y detalles de la orografía y vegetación de una tierra que en esos años abrazaba la naturaleza al tiempo que se abría inevitablemente a un proceso de modernización e industrialización. Esa mirada a la Valencia urbana y rural convive con imágenes de otros enclaves de la provincia, como Xàtiva, Benimàmet, Albaida o Bétera, de la que se aprecia una representación de su mítica fiesta de les Alfàbegues.

Otras temáticas como el cortejo, la cartelería modernista, la religiosidad popular o la pintura social –que adquiere también gran protagonismo en este periodo y que se puede ver en la muestra con obras como Último número, de Enrique Navas– se entrelazan en una selección representada por una amplia nómina de artistas valencianos como los ya mencionados, y a los que se suman otros creadores como Francisco Aguar, Agustín Almar, Manuel Benedito, Luis Beut, José Bru, Francisco Cabedos, Vicente Castell, Enrique Cuñat, Francisco Domingo Marqués, Luis Dubón, Rafael Estellés, Antonio Esteve, Bernardo Ferrándiz, Emilio Ferrer, Pedro Ferrer Calatayud, Constantino Gómez, Josep Guiteras, José Manaut, Bartolomé Mongrell, Julio Peris Brell, Josep Renau, José Segrelles, Pedro Serrano, Ernesto Valls o Emilio Varela, entre otros.

'Labradora valenciana' (1917), de Luis Dubón, en la exposición.

'Labradora valenciana' (1917), de Luis Dubón, en la exposición. / ED

Colaboración de 37 colecciones institucionales

Más de 50 artistas que renovaron los cánones académicos en la representación pictórica de escenas costumbristas y paisajes durante ese período y cuyas obras reunidas ahora en la Fundación Bancaja ofrecen una rica revisión historiográfica fruto de la colaboración de 37 colecciones institucionales como Museo Nacional del Prado, Museo Carmen Thyssen de Málaga, Círculo de Bellas Artes de Madrid, Museo de la Ciudad. Ayuntamiento de Valencia, Archivo Histórico de Valencia, Museo de Bellas Artes de Valencia, Museo-Casa Benlliure, Casa Museo Pinazo, Museo de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, Museo Municipal del Almudín, Museo de Historia de Madrid, CaixaBank, Diputació de València, Museo de Bellas Artes de Castellón (Diputación de Castellón), Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante (MUGAB, Diputación de Alicante), la propia Fundación Bancaja, Ayuntamiento de Xàtiva, así como colecciones particulares.

La música del guitarrista valenciano Francisco Tárrega ambientando unas imágenes de la Batalla de las Flores de 1905, procedentes de los fondos de la Filmoteca Valenciana, acompaña esta propuesta con la que la Fundación Bancaja regala al visitante la posibilidad de asomarse a la belleza de la vida cotidiana de hace más de un siglo, y emocionarse en una exposición marcada por el protagonismo de los campesinos y labradores como fieles testigos de un mundo que en aquel momento estaba destinado a ceder espacio en favor de la modernidad.

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