¡Hasta siempre, Maestro querido!

Crítica

Steinberg

Steinberg / Live Music Valencia

Justo Romero

Justo Romero

València

Blanco y negro. Cara y cruz. Tras un Segundo concierto para piano de Beethoven desechable desde todas las perspectivas, música y arte llegaron en la segunda parte del programa, con una versión de Cuadros de una exposición de Músorgski-Ravel en la que la Orquestra de València volvió a hacer gala del buen momento técnico y artístico que atraviesa. Responsable último de tan excelente versión sinfónica fue el veterano director israelí Pinchas Steinberg (1945). El concierto tenía que haber sido dirigido por el maestro granadino Miguel Ángel Gómez Martínez, titular de la Orquestra de València entre 1997 y 2004, quien falleció inesperadamente el pasado 4 de agosto. El Palau de la Música ha tenido el buen gusto de dedicárselo como homenaje de afecto y reconocimiento. En la pausa, su director, Vicente Llimerá, entregó una placa conmemorativa a su viuda, Alessandra Ruiz-Zúñiga. ¡Hasta siempre, Maestro querido!

Steinberg

Steinberg / Live Music Valencia

Al final de la primera parte, tras el Beethoven para el olvido, su artífice, el pianista Rudolf Buchbinder (1946), tuvo el cuajo de regalar una propina, precisamente el mismo bis de hace dos años: la paráfrasis Soirée de Vienne, de Johann Strauss, dicha con la misma sosería que su desaborido Beethoven, planteado desde un exagerado dispositivo de cuerdas absolutamente brahmserizado y un concepto más ñoño que el alcanfor, con un aligerado, nada “adagio” y vacuo segundo movimiento que daban ganas de salir corriendo. Punto.

Recrear la genialidad de Ravel al orquestar los pianísticos Cuadros de una exposición de Músorgski exige altas dosis de virtuosismo instrumental y un maestro que ponga en pie el suntuoso retablo sinfónico, tan pleno de colores, matices, novedades y registros. Pinchas Steinberg, batuta avezada en mil repertorios y batallas, administró con pericia las fuerzas, tensiones y ambientes que se suceden en la “exposición” pictórica que inspiró a Músorgski y tan maravillosamente repintó el francés. Dejó respirar y transpirar el caudal sinfónico desde unos tempi naturales y nada presurosos, que permitían regodear y poner al descubierto detalles y matices. Así, cada “paseo” entre los diferentes números se antojó bocanada fresca y siempre nueva, que alentaba cada nuevo episodio sin por ello fracturar la unitaria globalidad de la arquitectura narrativa.

El trabajo concienzudo y riguroso de Steinberg resultó decisivo en la hechura de esta versión que rozó lo sobresaliente, con plausibles prestaciones solistas y de conjunto. Estupendo solo de saxofón, como el trompeta toda la noche, o la flauta solista y unos trombones que sonaron unitarios y con afinada corporeidad. Sobresaliente los timbales y la percusión, las trompas y una cuerda rejuvenecida y cargada de nervio y de ganas. Lástima que el gran y grave solo de “Bydlo” no encontrara precisamente su mejor día. Apenas una mota de polvo en una interpretación de finos quilates, brillante y valientemente planteada, en la que todos -maestro e instrumentistas- pusieron la carne en el asador, como se evidenció en una “Gran Puerta de Kíev” plena de suntuosidad raveliana y empaque sinfónico. Éxito total ratificado por una Sala Iturbi en la que no cabía ni un alfiler. Del pesante Beethoven del comienzo, ya nadie se acordaba. ¡Por fortuna!

TEMPORADA 2024-2025 del Palau de la Música. Programa: Obras de Beethoven (Concierto para piano y orquesta número 2) y Músorgski-Ravel (Cuadros de una exposición). Orquestra de València. Solis­ta: Rudolf Buchbinder (piano). Director: Pinchas Steinberg. ­Lu­gar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1.790 espectadores (lleno). Fecha: viernes, 23 mayo 2025

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