Música
Dos meses para el Roig Arena: grandes esperanzas y algunas incógnitas
Aunque por ahora ha apostado por una programación nacional, el futuro recinto multiusos está llamado por su diseño y tecnología a introducir a València en el circuito de giras internacionales

Interior del Roig Arena el pasado mes de mayo. / Fernando Bustamante

En 1999 cerraba sus puertas para siempre Arena Auditorium, para muchos la mejor sala de conciertos que jamas ha tenido València. Primero como Pachá, después como Arena y con el apéndice de la sala Garage (un espacio más pequeño situado sobre la sala principal) por allí pasaron nombres que hoy son historia de la música: Depeche Mode, Kraftwerk, New Order, Sade, Nick Cave, Ramones, Cramps, The Cult, Iggy Pop, Rammstein, Simple Minds, Radiohead, B. B. King, Chuck Berry, Pantera, Marilyn Manson, P. J. Harvey, Pixies, Blur…
Dentro de dos meses llega a la ciudad otro “arena” -el Roig Arena- llamado a revolucionar la escena musical de la ciudad. Además de su uso deportivo -será a partir de la próxima temporada la nueva casa del Valencia Basket- el espacio multiusos promovido por el empresario Juan Roig ha sido concebido y diseñado para acoger grandes conciertos bajo techo, con las mejores condiciones de visibilidad y sonido y con un aforo de hasta 20.000 espectadores.
Nunca València había tenido un espacio para conciertos así y nunca ha habido tantas esperanzas puestas en un proyecto que -en este caso, sí- puede poner a la ciudad en el mapa internacional de la música en directo.
Pero, además de las esperanzas, están las incógnitas. Dudas, por ejemplo, sobre la ambición artística del proyecto más allá de una programación que, de momento, se centra en apuestas nacionales más o menos seguras (el concierto inaugural es un homenaje a Nino Bravo y ya han agotado entradas Sabina, Camilo, Fito, Quevedo, Annuel AA o Dani Martín). Dudas sobre qué influencia tendrá en la escena musical de la ciudad, si centrará demasiado las miradas o, por el contrario, impulsará la oferta de conciertos de todo tipo. Y dudas sobre si los artistas valencianos tendrán allí un nuevo lugar para mostrar su talento o si será un espacio demasiado grande para ellos.
Referente en València
De lo que no parece haber dudas es de que la inauguración del Roig Arena supone una oportunidad histórica para posicionar València como un referente del turismo cultural y musical. Así lo defiende el presidente de la asociación de promotores valencianos de conciertos (MusicaPro CV) Sergi Almiñana, quien reivindica la importancia del nuevo espacio no como una amenaza al circuito ya existente, sino como un refuerzo estratégico para una ciudad que aspira a consolidarse como una verdadera “Music City”.
Para Almiñana, el Roig Arena no resta, sino que suma al actual circuito musical valenciano y considera que puede ser una pieza clave para diversificar la oferta cultural de València, atraer un turismo más activo y de mayor calidad, y dar visibilidad al tejido empresarial vinculado a la música en directo. "Tenemos que hacer una propuesta de ocio cultural y musical de calidad que aleje la ciudad del modelo turístico del low cost y apueste por la especialización y el impacto económico real".
Pero Almiñana también advierte del peligro de volcar en la nueva infraestructura todas las esperanzas de la industria musical valenciana. “La administración debe entender que esta infraestructura no resolverá por sí sola los problemas del sector, pero sí pone sobre la mesa una oferta sólida que requiere acompañamiento institucional”, sostiene. “Y por ahora -continúa- nos falta aún ese posicionamiento institucional claro. La ciudad no es todavía una Music City, pero tenemos todos los elementos para llegar a serlo: un tejido de salas, ciclos, festivales y ahora, el Roig Arena”.
¿La solución definitiva?
Joanvi Díez, presidente de la asociación de promotores de festivales Promfest, cree que el Roig Arena es, por su diseño y por el “gusto y conocimiento que se ha puesto en él” un “lujo para València”. “Pero no es la solución definitiva para los promotores locales”, añade también ya que, según explica, estos promotores no suelen operar con el modelo de grandes giras que basan su rentabilidad únicamente en la venta de entradas. “Nosotros necesitamos las barras, la hostelería y los patrocinios para que nuestros eventos sean sostenibles. Y el Roig Arena, esa opción no te la da”, lamenta.
Por ello, el representante de Promfest también reivindica la implicación del ayuntamiento o de la Generalitat para aprovechar el impulso de la nueva infraestructura y consolidar o generar nuevos espacios especialmente para los grandes eventos musicales al aire libre.
“Sí, está muy bien que tengamos el Roig Arena, pero también necesitamos un espacio público donde podamos hacer conciertos y festivales sin molestar al vecindario y de forma sostenible”, señala Díez. En ese sentido, lamenta que recintos como Vivers, la Marina o la Plaza de Toros no estén adaptados a ese propósito: “Estamos parcheando, pero seguimos teniendo problemas como la limitación a los 90 decibelios, que nos impide trabajar con tranquilidad”.
Una visión más amplia
Otro que no tiene dudas sobre las dimensiones del movimiento tectónico que generará el Roig Arena en el paisaje musical valenciano es Armand Llàcer, gerente de Valencian Music Office y director de la Fira Trovam. “Un recinto de estas características nos situará en el mapa de los grandes circuitos internacionales, atrayendo giras que antes nos pasaban de largo y consolidando la ciudad como polo cultural de primer nivel”, asegura Llàcer.
“Sin embargo -advierte a continuación-, como agentes del sector musical local, creo que debemos acompañar esta gran infraestructura con una visión más amplia. El Roig Arena será un escaparate muy potente, pero el músculo cultural de un territorio se construye también desde abajo: con salas de mediano formato, circuitos locales, programación estable y regular, recintos al aire libre preparados para acoger eventos musicales, campañas de comunicación que incentiven el consumo cultural, tejido profesional diverso y políticas públicas que miren a largo plazo”.
Por ello, Llàcer pide a las administraciones, a los promotores y al público no centrar los focos en un solo escenario porque “corremos el riesgo de desequilibrar un ecosistema que necesita variedad de formatos, espacios y públicos”. “Por eso -concluye-, el verdadero éxito del Roig Arena dependerá de su integración con el resto del mapa musical valenciano, sumando, no desplazando”.
"No vienen a un desierto"
Uno de esos “pequeños” (pero ruidosos) escenarios a los que se refiere Llàcer es 16 Toneladas, una de las salas referentes del rock en València. “Para las salas de nuestro aforo el Roig Arena no es ninguna competencia, de hecho, hoy en día tampoco lo son la Sala Moon o La Rambleta, que no llegan a mil espectadores. Son ligas distintas”, asegura Pepe Rueda, responsable de 16 Toneladas.
Ante la expectación que ha despertado el nuevo espacio para conciertos, el veterano programador subraya el valor del trabajo previo del circuito local: “El Roig Arena no viene a un desierto. Llega a una ciudad donde ya existe un tejido cultural que funciona, donde salas como el Loco Club, el Matisse, el Black Note o el Radio City llevan años sosteniendo la escena. Y eso hay que reconocerlo”.
Por eso, insiste en que la llegada del nuevo recinto “no solo no resta, sino que suma”. “De hecho, desde que hay más oferta de conciertos, también hay más demanda. La gente se mueve, y eso es bueno para todos. Nos lo hemos ganado entre todos los del sector en València”. Y, por eso también, cree que la programación regular tanto en el recinto principal de la nueva infraestructura como en esa Sala Multiusos para dos mil espectadores que se destinará a propuestas menos comerciales, puede beneficiar al resto de espacios musicales de la ciudad.
“Si consiguen traer a grupos como The Hives o los Red Hot Chili Peppers, eso puede generar movimiento. Cuando viajas a otra ciudad a ver un bolo grande, luego te vas a los garitos. Si alguien viene a València para ver un concierto, puede acabar en nuestras salas esa misma noche”. De momento, sin embargo, considera que la programación prevista es “muy conservadora”: “Pero supongo que es el principio. Y hay gente trabajando ahí con ganas, buen criterio y que apuestan fuerte. Es una incógnita, pero se están moviendo”.
“Tiene que ir más allá”
Antes de su inauguración, el Roig Arena ya ha programado hasta septiembre del próximo año 42 conciertos y espectáculos musicales. Para el periodista Carlos Pérez de Ziriza, el hecho de que la mayoría de los artistas anunciados hasta ahora ya hayan actuado en València o lo pudieran hacer en cualquier otro recinto que no sea uno con las condiciones del Roig Arena ha generado cierta decepción.
“Está claro que Sabina, Fito o Camilo habrían venido igual a la Plaza de Toros o al campo del Levante. El Roig Arena tiene que ir más allá de eso. Necesitamos que artistas como los Foo Fighters, que estuvieron a punto de venir antes de la pandemia, vuelvan a mirar a València”, asegura Pérez de Ziriza. Pero, como Rueda, él tampoco pierde la esperanza. “El día que venga una superestrella, se llene el pabellón y todo funcione bien, será la prueba de fuego. A partir de ahí, otros artistas y promotores empezarán a confiar en València”.
Aunque evita centrarse en sus gustos personales, sí lanza una lista de nombres que cree que deberían estar en el radar del nuevo espacio: “He visto a Billie Eilish llenando dos noches el Palau Sant Jordi. Robbie Williams toca en el estadio del Espanyol. ¿Por qué no aquí? Gente como Jennifer López, Shawn Mendes, Katy Perry, Lady Gaga, incluso Lionel Richie o Kendrick Lamar. Algunos me gustan más, otros menos, pero son shows que el público está deseando ver”.
Ante ello, lanza un mensaje de mesurada confianza: “Estoy convencido de que el equipo que está trabajando en el Roig Arena está intentando atraer a ese tipo de artistas. Pero es un proceso. Si ese primer gran concierto sale bien, la dinámica puede cambiar. Lo importante es que el contenido esté a la altura del continente”.
En este sentido, Ziriza reconoce que, al menos hasta ahora, el público valenciano tampoco se lo suele poner fácil a los promotores de conciertos para que acometan apuestas ambiciosas. “Es una ciudad complicada. Hay artistas que funcionan siempre, pero otros con resultados muy inciertos. No es solo cuestión de traer nombres, también hay que crear una cultura de asistencia que ahora mismo no está garantizada”, advierte.
La gran pregunta es si el Roig Arena conseguirá que Valencia entre definitivamente en el circuito de giras internacionales, hoy monopolizado por Madrid y Barcelona. “Ese es el gran reto. Porque el recinto está hecho para eso. Tiene condiciones técnicas de primer nivel, probablemente de lo mejor de Europa, pero tiene que llenarse”, subraya. “Sin artistas internacionales de primer orden, no atraerás público de fuera”.
Profeta en su tierra
María López, cantante y bajista de Atlàntic, la banda valenciana que abrirá para The Waterboys en el Roig Arena el 18 de noviembre con todo el papel vendido, también espera que las propuestas foráneas no tarden demasiado. “Creo que en el imaginario de todo el mundo está que sea parada de grupos como Death Cab for Cutie, Weezer, Foo Fighters, Wilco o Tame Impala, que suelen ser cabezas de cartel de grandes festivales, pero que cuesta mucho ver en shows propios”, señala López, que incluso sube la apuesta a “bombazos” como Paul McCartney, Bruce Springsteen o los Rolling Stones. “Hasta ahora siempre hemos tenido que ir a Madrid, Barcelona o alguna capital europea para verlos, y ya es hora de que tengan parada en València. Pero es una cuestión que depende de los promotores, no del público potencial”, reconoce.
Pero, ¿qué pasa con los artista valencianos? ¿También será para ellos una oportunidad el Roig Arena? “Sinceramente, no creo que el Roig Arena vaya a tener un impacto importante en la escena local valenciana -apunta-. De los dos espacios con los que cuenta este mega recinto, el grande es inalcanzable por aforo para pequeñas y medianas bandas. Si no eres capaz de mover a 10.000 personas, nunca vas a acceder a ese espacio. Y bandas valencianas con capacidad de hacer eso se cuentan con los dedos de una mano, y tal vez te sobrarían dedos”.
En cuanto a la Sala Multi, López reconoce que sí puede suponer una buena oportunidad para las bandas locales “siempre que la promoción no se olvide de ellas -vuelve a advertir-. De poco sirve ser el grupo de apoyo de otra banda mayor si no te ‘muestran’. No es la primera vez que vas a un show de un grupo importante y te encuentras con un telonero que ni siquiera han anunciado. Para otras bandas consolidadas y con proyección nacional, el Multi sí que podría una parada habitual en sus giras. Ojalá el Roig Arena sea profeta en su tierra y no se convierta en un espacio inaccesible”.
Por otra parte, Atlàntic será el primer grupo que usa el valenciano que actúa en el Roig Arena, “y ojalá esto no se quede en la anécdota, sino en un espacio más para visibilizar la música que se hace en lengua propia”, pide López. “Aprovecho- finaliza la cantante de Atlàntic- para pedir que el Roig Arena tenga en cuenta que hay que visibilizar también el talento femenino, que después de pequeños brotes verdes, volvemos a ser las grandes olvidadas de los escenarios”.
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