Bromera, 40 años de éxito y liderazgo en valenciano
La editorial valenciana, que se ha expandido sin dejar de tener su corazón en la Ribera, celebra cuatro décadas con un catálogo de más de 7.000 títulos y que responde a los intereses de todo tipo de público

Bernat Bataller y Sandra Capsir, director y subdirectora, en uno de los almacenes de Bromera.
Hubo debate interno sobre si era adecuado este año, con una dana que les afectó a ellos y a mucha gente querida del sector. La industria editorial quedó tocada, así como las librerías, eslabón clave de la cadena para que los libros lleguen a los lectores, al público que se alimenta de las letras. Precisamente por eso, por ser un momento ciertamente complicado, decidieron tirar adelante.
Así lo cuentan Bernat Bataller y Sandra Capsir, respectivamente director y subdirectora de Edicions Bromera, cuando la editorial cumple 40 años. «Tuvimos dudas de si era el momento de celebrar y después de reflexionar, pensamos que sí. Es una manera de hacer visible todo el trabajo que hacemos, no solo en Bromera, sino todo el tejido editorial valenciano, es un éxito colectivo y la intención es poderlo celebrar con todos», asegura Capsir.
Como recuerda Bataller, Edicions Bromera surgió «fruto de la voluntad y del deseo de Josep Gregori, un maestro de Alzira». Lo que empezó con la motivación de que el alumnado y profesorado tuvieran material en valenciano; ahora destaca por su amplio catálogo, «con todos los géneros y para todas las edades, desde infantil a adultos, de narrativa a teatro», dice Capsir.
«Queremos garantizar que el lector en valenciano de cualquier género literario pueda leer con la normalidad con la que lo haría en castellano y también con traducciones importantes. Que encuentren en el sello de Bromera todo lo que necesiten: novela histórica, negra, estudios sobre la lengua, no ficción, ficción, divulgación...», explican. «Una de nuestras misiones es que el catálogo tenga de todo y el lector encuentre todos los géneros, desde los más masivos hasta los menos, en el mayor abanico posible y con todas nuestras colecciones», añade Bataller.
«Una de las cosas que trae la profesionalización es estar atentos a tendencias y ver cómo evolucionan los lectores y lectoras», indica. Por eso, los últimos años han renovado el diseño y las colecciones clásicas —como el Micalet Galàctic—, han aparecido nuevas —como las recientes Trànsit, L’Eclèctica, La Tira o La Singular— la nómina de autores no ha dejado de crecer y tampoco se ha dejado de innovar en diseño, temáticas o a través de nuevas voces literarias.
Algunas de las cifras que resumen esta carrera de fondo de cuatro décadas es que hay más de 7.000 títulos publicados; se han contabilizado 820 colecciones y 600 autores; se han vendido derechos internacionales de obras traducidas a más de 20 idiomas; y los sellos en castellano han exportado a los principales mercados de Sudamérica y Estados Unidos. Asimismo, Bromera también tiene presencia en importantes ferias del sector, como las de Frankfurt o Boloña.
Y es que, a nivel empresarial, hay que recordar que el grupo está formado, además de Bromera, por los sellos Algar, Tàndem, Diálogo, Tilde, Animallibres y MésLlibres. Según Bernat Bataller, que se fueron adquiriendo como forma «de crecimiento y de respuesta a las necesidades y objetivos de la empresa», para favorecer el «enriquecimiento y diversificación» de títulos.
A nivel empresarial, también hay que destacar que, en 2023, el Grupo Planeta compró el 60 % de las acciones al propietario y fundador de Bromera, Josep Gregori, por su jubilación y para facilitar la modernización de la firma, además de la internacionalización. Ese mismo año, también empezó lo que llamaron el «proceso de renovación de Bromera», con la especialización de las áreas literarias y el ‘fichaje’ de los editores actuales: Marc Senabre (juvenil y adultos), y Paula Soriano (infantil).
Pese a todos los cambios, la editorial siempre mantiene la sede en Alzira, con más de 50 trabajadores en nómina y facturando unos 7 millones de euros al año.
'Bestsellers' y 'longsellers'
Entre las últimas novedades, están reediciones como la de "Un dinar un dia qualsevol" de Ferrant Torrent o "Les cendres del cavaller" de Silvestre Vilaplana, además de nuevos títulos como "A fer la mà, passatemps valencians" de Vicent Marco y Raúl Salazar. Este año, "Quina animalada d’història, Minimoni!" de Rocío Bonilla triunfó en Sant Jordi y es un bestseller, como el también infantil "Les princeses també es tiren pets", de Ilan Brenman. En juvenil destacan "Joan, el Cendrós" de Carles Alberola y Roberto García; "La plaça del diamant" de Mercè Rodoreda; o "Júlia" de Isabel-Clara Simó, que serían longsellers, ya que nunca pasan de moda.
Josep Gregori, docente y uno de los fundadores del grupo —y que mantiene el 40 % de las acciones—, asegura que está «muy orgulloso de haber iniciado una empresa que ha tenido relevancia en el desarrollo cultural valenciano». «Reconforta mucho ver cómo un anhelo inicial se convirtió en una realidad», reconoce, 40 años después.
Sobre esa época, ahora recuerda «la ilusión de un grupo de gente y la suerte de hacerlo en el momento propicio, con la llegada de la Llei d’Ús i Ensenyament del Valencià (LUEV, 1983) que nos ayudó a que hubiera un mercado». Y es que, como especifica, y con razón, «los libros escolares son una pata importante en toda la actividad de Bromera», dice.
Vivir de los libros
Gregori destaca que, con el paso del tiempo, se han convertido «en una empresa que se ha profesionalizado y ha adquirido unos estándares de normalidad en relación a la cuestión empresarial y cultural». También, dice, que es una empresa «con muchos trabajadores que viven de la cultura y la difusión del libro, y esa es una cuestión que me da alegría, que la gente se gane la vida gracias al mundo de los libros», insiste.
«Siempre me he creído un activista que ha acabado siendo un empresario; no tenía intención de montar una estructura empresarial tal y como la entendemos hoy en día; el proceso en Bromera ha sido un poco a la inversa: fue una cosa muy voluntarista que ha llegado a ser una empresa muy profesionalizada», reconoce.
Para el futuro, Gregori considera «básico que aumente la masa lectora en valenciano, que la gente deje de pensar que leer en valenciano es más complicado o requiere más esfuerzo». Por eso, más que un deseo para el porvenir de Bromera, lo hace «para la sociedad: que las autoridades, sean del signo que sean, tengan más afecto hacia la lengua, la cultura, los libros... porque estamos pasando unos momentos críticos».
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