Entrevista
La Maria y Al Tall: "Cantar en valenciano, aunque no reivindiques nada, es un acto reivindicativo"
Con cincuenta años entre medias, Maria Bertomeu Soria (Oliva, 1998) y Vicent Torrent (Torrent, 1945), se sientan en una mesa para hablar sobre la 'música en valenciano', si es que existe como tal o, sencillamente, es música en general, cantada en una lengua, la propia, asfixiada en distintas etapas y defendida por personas como ellos sobre los escenarios. Con sus alter ego -La Maria y Al Tall- participan en las jornadas 'El valencià en llibertat', organizadas el pasado miércoles por el Gobierno de España dentro del ciclo 'España en libertad. 50 años', que ha recorrido el país a lo largo de todo el año. A las puertas del 9 d'Octubre, ambos músicos reflexionan sobre lo que supone cantar en valenciano, un acto que siempre lleva implícita la protesta, pero también su puesta en valor. Sobre todo, es un acto reflejo y de identidad: "Cantamos en valenciano no por nada, sino porque es nuestra lengua materna. Si a alguien le molesta, no es mi problema; yo seguiré haciéndolo", dice La Maria.

Francisco Calabuig

Dijo Vicent Torrent en una entrevista a este diario en 2021 que Al Tall supuso "un cambio en la autopercepción de los valencianos: pasamos del auto odio a reivindicar lo nuestro". ¿Diría que hoy, en el contexto político y social, la música en valenciano sigue haciéndolo?
Vicent Torrent (VT): Bueno, en primer lugar, yo creo que es un poquito pretencioso esa respuesta que di, porque los valencianos pasamos del auto-odio a desfender la lengua y toda nuestra cultura desde ya hace bastante más tiempo antes de Al Tall. En los años 60 comenzó lo que podríamos llamar la revolución cultural del 68. Y ahí hubo una tormenta tremenda en toda Europa, en todo Occidente. Los valencianos entramos en esta modernidad de revertir todos los valores antiguos, a base de rescatar nuestra tradición, ¿no? Es una paradoja. Pero bueno, nosotros, que tuvimos en aquel momento —del 75 al 85— una incidencia bastante interesante, éramos fruto de esa revolución cultural, de esa recuperación de la tradición y de esa entrada en la modernidad, rompiendo valores del mundo antiguo y todo eso. O sea, que de alguna manera sí contribuimos a superar el auto-odio, sí.
Y desde su punto de vista, Maria, como artista emergente que irrumpe en este panorama, ¿cree que usted reivindica ese valor de 'lo nuestro'?
La Maria (M): No sé si lo reivindico o no, eso toca decirlo principalmente a quien le moleste o a quien le guste. Yo simplemente lo hago porque siento que lo tengo que hacer y porque es mi trabajo como música, de hacer música, de hacerlo en un idioma. Y he tenido la suerte de hacerlo en valenciano. Nuestra herencia, los ejemplos que tenemos de música en valenciano, es Al Tall, y después disfruté viendo y escuchando a Obrint Pas y La Gossa Sorda. Para mí fueron dos grupos referentes.
Aunque efectivamente usted forma parte de una nueva generación y otro momento histórico diferente al de Al Tall, interpreta canciones con carga política como 'Gall roig, gall negre', de Chicho Sánchez Ferlosio, sobre la lucha antifranquista.
(M): La hicimos cuando empecé a trabajar en la música. Pensaba que las cosas iban hacia buen puerto, pero ha cambiado bastante. Actualmente estamos sufriendo bastantes agresiones, sobre todo a la lengua, y eso hizo que nos propusiéramos grabarla. La llevamos en la gira y veíamos que la gente la cantaba y la disfrutaba, desde el recuerdo y desde la parte más combativa.
Esta entrevista se produce instantes previos a una charla donde abordaréis la censura de la música en valenciano. Al Tall peleó contra ella pero, ¿sigue existiendo?
VT: Bueno, con el régimen este que ha entrado hace ya demasiado tiempo, que están en la Generalitat y el Ayuntamiento de València, la gente que trabaja en la cultura se pone en modo cuidado y alerta. Hay mucha autocensura, es inevitable. Nosotros desarrollamos en su momento unos géneros literarios para decir las cosas sin decirlas, para que no nos pillaran, para que pudieran entender los que tenían que entender. La Inquisición está otra vez ahí, con las mismas manías de siempre para cargarse la lengua, con eso de que todos somos españoles... pero parece que no lo somos, porque atacan la lengua. La autocensura está ahí y creo que aún no hemos tocado fondo en esta bajada al infierno en la que estamos.
¿Y en su caso, Maria?
M: Yo, por suerte, creo que no me han tumbado ningún concierto, no he sufrido la misma censura ni odio que sufrió Al Tall. Pero creo que Vicent tiene mucha razón y aún no hemos tocado fondo. Lo peor aún está por venir, pero también cada uno decide cómo quiere ser recordado en este momento histórico, en muchos ámbitos del mundo. Yo intentaré siempre dormir lo más tranquila posible.

Vincent Torrent (Al Tall ) y La Maria en el Palau del Temple, el miércoles. / Francisco Calabuig
"No se puede hacer política con el valenciano, la lengua no mata a nadie. Las políticas mal hechas si que matan a gente y a la cultura"
Vicent también ha explicado en otras ocasiones que Al Tall gozó de popularidad hasta que se aprobó el Estatut d'Autonomia. Con Joan Lerma, dijo usted que ya no interesaba tanta reivindicación, sino la celebración. Cualquiera diría que a la música en valenciano le puede ir mejor con la derecha.
VT: (Ríe). No diría tanto, pero sí, desde luego la reivindicación te alimenta. Los cómicos que viven de burlarse de Rita Barberá o de personajes concretos de la derecha, cuando desaparecen esos personajes se quedan en calzoncillos. Es una exageración lo que digo, pero de alguna manera, sí. Hay gente que hemos nacido con el virus de la reivindicación, aunque sepamos hacer otras cosas.
En su generación artística, Maria, ¿la lengua y la política siguen teniendo el mismo peso?
M: Creo que menos e incluso te diría que hay grupos o artistas para los que no tiene ningún peso. Es legítimo y cada uno puede hacer lo que quiera. Tengo varias maneras de entenderlo y necesito esperar, observar, leer más y preguntar más a personas como Vicent Torrent para que me den esta respuesta. Siempre hemos dicho que el valenciano lo cantamos y lo hablamos no por nada, sino porque es nuestra lengua materna. Si a alguien le molesta, no es mi problema, yo seguiré cantándolo. Y al final no se puede hacer política con eso, porque una lengua no mata a nadie. Las políticas mal hechas sí que matan a gente y a la cultura. Entonces está bien que haya artistas que quieran cantar en valenciano y que no tengan un posicionamiento, no digo que esté de acuerdo, pero sí es lícito.
VT: Yo creo que es un acto reivindicativo. Hoy en día es político, es un acto de reunión política. Cantar en valenciano, aunque no reivindiques nada, es un acto reivindicativo. Usar el valenciano, que es el catalán -hablemos ya con un poco más de propiedad-, para fines culturales todavía es un acto reivindicativo.
"Aunque piense en la música desde el lenguaje atávico de nuestros mayores, es estupendo que se desarrolle. Hay que bajarla del estante de los trastos viejos y darle registros nuevos a la manera tradicional de hacer música y cantar"
Esta semana hemos conocido que La Fúmiga deja los escenarios. Junto a la despedida de Zoo o Smoking Souls, parece que se cierra un ciclo, ¿no?
M: Creo que vendrán otros. Ojalá todos pudieran continuar siempre, es una pena. Me encantaría no tener que dejar nunca la música, pero es algo que no podemos saber.
VT: Lo de los ciclos en la nueva canción en valenciano es recurrente. Cantar en clave contemporánea en esta lengua es un poco inexplicable, porque el mercado cultural es limitado. Han ido naciendo generaciones de cantantes y grupos que han estado ahí, unos han durado más, otros menos, pero se han socarrado. Y han venido otras generaciones y se han vuelto a socarrar. Es admirable este constante renacimiento, como un ave fénix: todo son ciclos, gente que se quema y cómo vuelven a nacer grupos y cantantes con esta misma obsesión de cantar de forma contemporánea en valenciano.
Lo que sí parece evidente es que el relevo lo toman las mujeres: Jazz Woman, Naina, Marala, Sandra Monfort, Abril, Malifeta… ¿Es su momento ahora?
M: Era cuestión de tiempo que se nos empezara a escuchar. Siempre hemos cantado y, más importante aún, siempre hemos tocado instrumentos, porque la dualidad de una mujer con un micro está muy vista, pero una instrumentalista es otra cosa muy diferente. Me alegro de ver a músicas sobre el escenario y que se les empiece a contratar, que no siempre sean las suplentes. Aunque duela celebrarlo, lo tenemos que celebrar.
Aunque históricamente la música en valenciano siempre ha estado ligada a la política, en esta nueva generación de artistas vemos que se abre a nuevos géneros y, de alguna manera, se ha normalizado cantar en nuestra lengua sin hacer protesta. ¿Es un paso adelante?
M: Aún hay mucha gente que le cuesta no pensar en la 'música en valenciano' como un género. Piensan que es así y yo a veces tengo que justificarlo, con esa infravalorización. Cuando me preguntan '¿A qué te dedicas?', digo que soy música y cantante, y una voz maligna, que no es mía, es inculcada, añade: 'Hago música en valenciano'. Es como una justificación, como si estuviéramos en una categoría inferior, y yo no lo pienso, pero me ha pasado, que te contestan con un 'Ah, pero...'. ¿Qué significa eso?
VT: A mí me encanta. Normalizar la lengua es abrirse a registros lingüísticos nuevos, a campos e historias que no se habían explorado aún. Jazz, rock, melódica, folk... Continuar es el camino de la normalización. Y no es algo terapéutico ni traumático; en todos los lenguajes artísticos, conquistar registros nuevos y hacer nuevos usos es lo que hace avanzar en el arte.

Vincent Torrent (Al Tall ) y La Maria en el Palau del Temple, el miércoles. / Francisco Calabuig
Usted formó parte del movimiento que permitió esa apertura.
VT: Me encanta que puedas escuchar en valenciano un blues o tantos otros géneros. Antes tantas otras etiquetas de músicas diferentes, lenguajes diferentes. Ahora nuestra cabeza sabe descifrar códigos artísticos distintos; antes era mucho más estrecha. Es estupendo que, aunque piense que en la música desde el lenguaje atávico de nuestros mayores, hay que desarrollarla, igual que la lengua hablada, no abandonar esas sutilezas. Hay que bajarlas del estante de los trastos viejos y darles registros nuevos y expresivos a la manera tradicional de hacer música y cantar.
En esa evolución de la música en valenciano, llama la atención que esté sobre la mesa, e nivel nacional, la recuperación del folclore más tradicional, su nueva puesta en valor de la mano de las Tanxugueiras en Galiai o Rodrigo Cuevas en Asturias. ¿Cómo viven este fenómeno de los que ambos forman parte?
M: En mi caso, el folclore no me venía de manera natural en casa. Fue por curiosidad, quise explorar otros géneros porque no encontraba mi lugar. Me gustaban todos, pero no me sentía totalmente dentro o no se reflejaba mi manera de cantar.
¿Qué le hizo sentirse cómoda?
M: Hice una canción y un muy buen amigo me dio un consejo que acabó abriendo la puerta a algo maravilloso. Me dijo que hacía demasiadas notas 'caracoles', que me complicaba demasiado, que debía simplificar. Lo simplifiqué y no me gustaba, y fue cuando descubrí el tono en el folclore, donde podía hacer todo eso y no pasaba nada.
¿Cómo percibe Vicent Torrent esa vuelta a las esencias?
VT: Fantástico. En Al Tall teníamos esa filosofía y me parece estupendo que se continúen abriendo registros dentro de la manera tradicional de hacer música, que haya creatividad. Que no sea simplemente imitación, repetición. Como dice Maria, hay nuevos elementos. Esa idea de purismo, la palabra 'folclore' ya tira un poco para atrás, como algo carca, encerrado. Estas últimas hornadas de artistas y cantantes son muy creativas. Para nosotros, claro, la música en valenciano es un órgano, son parte fundamental de nuestra mente y cultura: es la boca, son los dientes, los labios, las orejas...Otros géneros son recursos estupendos, pero son como prendas de ropa que te pones encima, preciosas también, pero no orgánicas. Lo mismo en la lengua, en la manera de cantar, en la manera de hacer muchas cosas en la vida.

La María y Vicent Torrent, de Al Tall, el miércoles en el Palau del Temple. / Francisco Calabuig
Por último, ¿Falta apoyo institucional a la música en valenciano?
M: Nunca va a ser suficiente. Solo con programar, fomentar, hablarlo, que haya radio, televisión… A veces hay un sentimiento de querer evitarnos: que no salgamos en ciertos medios, que no salgamos allá. Es como intentar tapar y negar la cultura y decir 'no, yo no lo conozco'. Es mentira. Sabes perfectamente quién es Vicent Torrent, Botifarra, Titana, por ejemplo, y aún así intentas convencer a la gente de que no es importante, y son instituciones.
VT: Especialmente ahora, sí, aunque siempre ha faltado. En el régimen inmediatamente anterior, del Botánico, hubo un meneo especial que nunca había existido. Fue en parte gracias a la directora adjunta de Música y Cultura Popular del Institut Valencià de Cultura, Marga Landete, que hizo cosas que nunca hubiéramos podido soñar, fantásticas, no solo en presupuesto, sino también en esfuerzo personal, montajes, promoción, etc.
M: Y los Premios Carlos Santos a la música.
VT: Eso es. Siempre notamos que faltan recursos, pero es que ahora no es que falten, es que además esperamos recortes. Los que mandan no quieren oir cantar en valenciano, ni hablarlo, ni estudiarlo ni nada. Ya han recortado, podado el árbol, bien podado, pero la poda siempre lleva a un nuevo crecimiento más fuerte.
Suscríbete para seguir leyendo
- Compromís denuncia que los maceteros verdes de la plaza del Ayuntamiento de València están abandonados en un solar
- El ayuntamiento adquiere un edificio en Patraix que ya tenía los 39 pisos reservados
- Le piden 465 euros por recuperar el título de máster que perdió en la dana
- Todos los destinos a los que volar desde el aeropuerto de Valencia este invierno
- Lo que el Ventorro se llevó
- El alquiler precario se extiende al área metropolitana de València
- El núcleo duro de Mazón habló con Pradas nueve minutos en momentos clave del 29-O
- La ‘herencia’ de Mazón a las rentas altas: perdona 65 millones entre Patrimonio y Sucesiones en 2026