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"Los artistas aún no estamos preparados para abordar otra dana"

La exposición “La huella de la DANA en la práctica artística” reúne los testimonios de 43 creadores afectados por la riada y se convierte en una reflexión colectiva sobre el arte, el territorio y la resiliencia.

Artistas y técnicos participantes en "La huella de la dana en la práctica artística".

Artistas y técnicos participantes en "La huella de la dana en la práctica artística". / L-EMV

Voro Contreras

Voro Contreras

València

Hugo Martínez-Tormo perdió su taller cuando la barrancada del 29 de octubre de 2024 arrasó Paiporta. Aun así, no ha parado su actividad: “He ido pidiendo favores a amigos y conocidos o buscando apoyos en entornos profesionales para poder disponer de algún espacio donde trabajar hasta que vuelva a tener mi propio taller”.

El de Martínez-Tormo es uno de los 43 testimonios que conforman “La huella de la DANA en la práctica artística” una reflexión colectiva impulsada por el programa Cultura Resident del Consorci de Museus (CMCV) sobre el duelo y el aprendizaje que la catástrofe ha provocado en los artistas visuales.

Redes humanas

El resultado es un compendio de visiones y estados de ánimo diferentes, pero una conclusión más o menos común que podríamos resumir con el testimonio de la pintora Rebeca Plana: “Ha sido un momento difícil pero también una oportunidad para tejer redes más humanas y solidarias. Esa sensación de comunidad, aunque surgida del caos, ha sido profundamente valiosa y transformadora”.

Hay sensación de comunidad, pero el golpe ha sido duro. “Aún no estamos preparados para abordar este tipo de situaciones —advierte la coordinadora del proyecto, Roser Colomar—. Faltan registros, asesoramiento y conciencia de que solo en una muestra parcial de 25 artistas se han contabilizado pérdidas superiores a 800.000 euros, además de un valor incalculable en horas de trabajo, catálogos y libros”.

José Campos, Nicolás Bugeda y Roser Colomar.

José Campos, Nicolás Bugeda y Roser Colomar. / L-EMV

Más de 200 obras rescatadas

“La huella de la DANA en la práctica artística”, inaugurada este viernes en el Espai D del Centre del Carme (CCCC), se presenta como una instalación audiovisual y un programa público que visibiliza cómo la catástrofe transformó las prácticas, los espacios y la identidad de la comunidad artística del territorio.

El primer gesto fue la recogida y estabilización de más de 200 obras de arte en el Centre del Carme. A partir de ahí, el Consorci elaboró un “mapa” de los artistas y empresas artísticas damnificadas —77 en total— que ha permitido activar redes de apoyo mutuo y colaboración.

“La exposición nace de esa escucha activa mantenida durante un año —ha explicado la coordinadora del proyecto, Roser Colomar—. Se trata de un proyecto coral que recoge experiencias y emociones muy distintas, organizadas en tres bloques: el territorio, la práctica artística y la comunidad”. En ese recorrido, el visitante descubre la precariedad e invisibilidad del trabajo artístico y cómo la dana sacó a la luz tanto la fragilidad de las infraestructuras como la fortaleza de los vínculos personales.

La radiografía del sector

El director-gerente del Consorci de Museus, Nicolás Bugeda, ha destacado que el proyecto “constituye una radiografía del sector de las artes visuales valencianas y una acción de acompañamiento que nos permite detectar carencias, aprendizajes y estrategias de futuro”. “La muestra -ha subrayado Bugeda- sirve para dar apoyo a los artistas, recoger sus testimonios y ofrecer un espacio de visibilidad y reflexión”.

La dana de 2024 ha dejado en evidencia la falta de registros, de protocolos y de espacios de trabajo seguros. En este sentido, el proyecto ha permitido identificar la necesidad de crear bases de datos de artistas y talleres, algo de lo que antes no disponían ni las asociaciones ni las instituciones públicas. “Nos ha servido para aprender de los errores y fortalecer la cultura de la prevención”, ha señalado Bugeda.

Uno de los datos que revela el informe, por ejemplo, es que tan solo el 13 por ciento de los artistas afectados por la dana que se han registrado contaban con un seguro el 29 de octubre, pero la mayoría no tenían aseguradas las obras sino la casa o el taller. El 75 por ciento de estos artistas estaban dados de alta -o lo habían estado- durante 2024. Por lo tanto, alrededor del 25 por ciento eran profesionales no formalizados.

Por su parte, el técnico responsable del Departamento de Educación y Mediación del CMCV, José Campos, ha explicado que durante los primeros días “todo se volvió patas arriba y el Consorci se convirtió en un centro de atención para el sector afectado”. A partir de esa experiencia, ha añadido, surgió la pregunta central del proyecto: ¿cómo puede una institución cultural responder ante una emergencia? “Nos preguntamos qué pasaba con los artistas que vivían y trabajaban en la zona afectada. Mapeamos 77 casos y mantuvimos una escucha activa durante meses. Esta exposición no muestra obras, sino una reflexión sobre cómo una catástrofe atraviesa la prácica artística y la identidad de quienes la ejercen”.

Exposición "La huella de la DANA en la práctica artística".

Exposición "La huella de la DANA en la práctica artística". / L-EMV

Un 12 % aún sin talleres

El estudio elaborado por el Consorci revela que el 63 % de los creadores permanecen aún en sus talleres, mientras que un 21 % se ha reubicado y un 12 % sigue sin espacio de trabajo. Los testimonios evidencian la dificultad de reemprender la actividad tras las pérdidas materiales, pero también la aparición de nuevas formas de solidaridad. La emergencia, concluye el informe, ha reforzado la conciencia colectiva del sector y su sentido de pertenencia al territorio.

Esa conciencia se refleja en las palabras de artistas como Gemma Alpuente, para quien el proceso “nos ha hecho salir del estudio y ponernos caras. Estábamos perdiendo la conexión física y este trabajo nos ha servido para sentirnos parte de algo”, señalaba este viernes en el Centre del Carme. O en las de Ángeles Císcar, que reivindica la continuidad de lo aprendido: “De todo esto hay un aprendizaje: la importancia de la red. Estaría bien que esta idea de buscar vías de cohesión no se pierda, que desde aquí se accione”.

Otros, como María Martín, sitúan la reflexión en la relación con el entorno físico: “Llevo quince años viviendo en la huerta. La dana me ha hecho más consciente de que habitamos un territorio que no nos pertenece del todo. Hemos invadido un espacio natural y deberíamos tenerlo en cuenta”.

"Ahora somos red"

La exposición se articula a través de tres audiovisuales donde los artistas se presentan ante el espectador y relatan en primera persona cómo la riada transformó su vida y su manera de crear. En paralelo, el Consorci ha organizado un programa público con mesas redondas, visitas a talleres (Open Studios), encuentros profesionales y una pieza escénica.

Estas actividades, coordinadas por el Consorci con la colaboración de la Fundación Daniel y Nina Carasso y AVVAC, buscan abrir nuevas vías de reactivación y fortalecer las alianzas que la catástrofe ayudó a tejer.

Para algunos, como Rebeca Plana, la experiencia ha dejado una huella irreversible pero también un punto de inflexión: “Esto lo que ha hecho es unirnos y tirar hacia delante. En el mapa aparecen 77 artistas, pero somos muchos más. Ahora somos red, la dana ya es pasado”.

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