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Cine

La leyenda de la abuela: «Un día vendrá ‘la Pastora’ y te llevará con ella»

El cineasta Marc Ortiz Prades lleva a la gran pantalla su ópera prima ‘Els mals noms’, la historia de Florencio Pla Meseguer ‘La pastora’, una persona intersexual y uno de los últimos maquis valencianos

Un fotograma de la película.

Un fotograma de la película. / L-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

València

Florencio Pla Meseguer nació en 1917, en Vallibona (Castelló). Sin embargo, fue bautizado como Teresa por una variación genital. En la zona donde nació y se crio, Els Ports, fue más conocido como ‘La pastora’, un apodo por su trabajo infantil como tal y la ridiculización por parte de sus vecinos por sus marcados rasgos masculinos. Fue también uno de los últimos maquis valencianos. Ahora, el cineasta Marc Ortiz Prades lleva su historia a la gran pantalla con ‘Els mals noms’. La cinta se estrenará el próximo mes de noviembre en el Festival de Sevilla y llegará a València el próximo año.

Conversaciones con su abuela

‘Els mals noms’, relata su director, «nace de una conversación con mi abuela, quien trabajó como modista de Florencio cuando este todavía conservaba su nombre de nacimiento: Teresa. Durante ese diálogo me describe un personaje que nada tiene que ver con la leyenda negra inventada por la propaganda franquista y que todavía hoy perdura en el imaginario colectivo», dice. Incluso recuerda que su abuela le decía cuando llegaba tarde a casa: «un día de estos vendrá ‘la Pastora’ y te llevará con ella».

Adrià Nebot da vida a Florencio cuando era niño, aún Teresa.

Adrià Nebot da vida a Florencio cuando era niño, aún Teresa. / L-EMV

Este largometraje, continúa, «quiere ser una desmitificación del personaje de la Pastora y una reivindicación de la diferencia. Un retrato fílmico extremadamente respetuoso y humano de la figura de Florencio que aborda distintos momentos de su extraordinaria, convulsa y silenciada vida. Por eso he creído que el enfoque del proyecto debía buscar esa misma línea reivindicativa, atrevida y diferencial que late en el alma de la historia del personaje», señala.

‘Els mals noms’ es -según su creador- «la crónica de una transformación, una metamorfosis que queda claramente especificada en la propia estructura del metraje. De ahí que el relato adquiera esta apariencia episódica, donde la paulatina adquisición del nombre deseado refleja el propio proceso por el que Florencio transita hasta poder mostrarse finalmente tal y como se siente: un hombre», cuenta Ortiz Prades sobre su ópera prima.

'Els mals noms' desmitifica la leyenda de la Pastora

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La cinta pivota sobre la figura de Florencio, que vivió más de 30 años como mujer hasta que ingresó en la guerrilla para huir de la Guardia Civil. «Un hecho que la propaganda franquista utilizó para convertirle en el chivo expiatorio perfecto a quien acusar de todos los crímenes sin resolver de la zona», señala el director.

Vínculo personal

Ortiz Prades explica que «el vínculo personal que tengo con esta historia es tal, que resulta imposible romperlo: me crie por las mismas calles por las que corría la Pastora [el director se crio en La Pobla de Benifassà, localidad de su abuela], jugaba en los bosques donde se escondía y mi abuela es quien me lega su historia», comparte su también guionista.

Álex Bausá da vida a Florencio de joven.

Álex Bausá da vida a Florencio de joven. / L-EMV

La propuesta constituye un ejercicio de recopilación de memoria oral de varios años a cargo de Ortiz Prades, a partir de los relatos de numerosas personas que conocieron directa o indirectamente a Florencio. Además, ‘Els mals noms’ se ha construido como una «desmitificación» del personaje y una «reivindicación» de la diferencia. En palabras de su autor, «es una crónica de transformación y de libertad personal en una época en que lo distinto era condenado».

Rodaje en Castelló

Rodada en las comarcas de Els Ports y Baix Maestrat de Castelló y en las de Montsià, Terra Alta y Baix Ebre de Tarragona, localizaciones naturales donde vivió Florencio, ‘Els mals noms’ «mantiene la identidad lingüística y paisajística del territorio, donde los personajes se expresan en el valenciano y catalán local y transitan los mismos parajes de olivos, algarrobos y piedra seca por donde La Pastora pastoreó, se escondió y luchó», explica el director.

Ortiz Prades concibe esta decisión «como una forma de devolver al territorio su propia voz». «La decisión del idioma es equiparable a la decisión de rodar en la zona que Florencio habitó durante parte de su vida. Forma parte de su identidad y haberlo hecho de otro modo no lo hubiera representado», matiza.

Tres capítulos, tres actores

Los intérpretes Adrià Nebot, Álex Bausá y Pablo Molinero encarnan al personaje en diferentes momentos de su vida. El filme adopta una estructura capitular, donde cada uno corresponde a una etapa vital y a un nombre distinto por el que se conoció al protagonista. «Por un lado, esta decisión responde a la naturaleza fragmentada de los relatos orales que he ido recogiendo y que son la materia prima desde la que se escribió el guion. Por otro, sirve para contextualizar los distintos nombres que le impusieron o eligió», explica el cineasta.

Pablo Molinero como Florencio adulto.

Pablo Molinero como Florencio adulto. / L-EMV

Completan el reparto Isak Férriz, Nacho Fresneda, María Maroto, Raquel Ferri y Patricia Bargalló.

Visualmente, ‘Els mals noms’ utiliza un formato de imagen que va mutando a lo largo del metraje, «que intensifica la cercanía y priva al espectador del horizonte durante buena parte del metraje», señala el cineasta. «Al inicio, Teresa vive atrapada en una tierra de la que no puede desvincularse y que le impide expresarse», explica el director. «Pero a medida que avanza la trama, el horizonte aparece y se amplía, acompañando simbólicamente su metamorfosis en Florencio», matiza.

El propio Ortiz Prades describe su película como un «‘biopic’ histórico intencionadamente fragmentado», una obra donde el público «completa el sentido de la historia a través de los silencios y los vacíos. Nos encontramos ante una película atípica de posguerra». «‘Els mals noms’ es una experiencia de búsqueda, donde el espectador debe investigar y elucubrar. La satisfacción está en ir resolviendo los interrogantes», afirma.

Desmontar mentiras

Para el cineasta, Florencio «simboliza la diferencia y la resistencia frente a la norma impuesta». «La Guardia Civil encontró en su diversidad la cualidad perfecta para construir un relato donde lo diferente era automáticamente asimilado como lo ilegal, lo perverso, lo incorrecto, lo enfermo… todo lo malo en definitiva. Mi película busca desmontar esa mentira y reivindicar la humanidad de Florencio», dice el director de la cinta.

Un fotograma de la película.

Un fotograma de la película. / L-EMV

Para Ortiz Prades, ‘Els mals noms’ es, en definitiva, «una película que invita a mirar de nuevo lo que creíamos conocer, un retrato sensible de un personaje que se negó a vivir bajo los nombres impuestos». «Esta historia me fue legada por mi abuela, pero es también la historia de muchos otros que como Florencio fueron silenciados por su origen, naturaleza o género. Y, sobre todo, es la historia de alguien que solo quería ser reconocido tal y como se sentía: un hombre», concluye Ortiz Prades.

Condenado a 30 años de presidio, Florencio Pla pasó 17 años en la cárcel hasta su indulto en 1977. Acogido por la familia de un funcionario de prisiones, falleció en Olocau a los 86 años.

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