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Arte

Asalto histórico en el Louvre: los robos en los museos valencianos

El Museo de Bellas Artes o el Centre del Carme ha sufrido robos a lo largo de su historia reciente. Una mujer robó por despecho un Sorolla de la Casa Museo Benlliure en 2018

El cuadro 'El santero de la cofradía' de Sorolla, robado en 2010 en la Casa Museo Benlliure.

El cuadro 'El santero de la cofradía' de Sorolla, robado en 2010 en la Casa Museo Benlliure. / L-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

València

El robo de varias joyas de valor incalculable en el museo más visitado del mundo, el Louvre -por parte de cuatro encapuchados y a plena luz del día- ha puesto en el foco la seguridad de estas instituciones culturales.

"El riesgo cero no existe", ha dicho al respecto este lunes -y en no pocas ocasiones- Pablo González Tornel, director del Museo de Bellas Artes de València. La pinacoteca valenciana tampoco ha estado exenta de ciertos episodios dignos del 'caballero ladrón' de guante blanco Arsène Lupin.

De hecho, solo hay que echar mano de la hemeroteca para recordar que en agosto de 2015, el museo de la calle San Pío V amaneció saqueado. Alrededor de las 10.30 horas de la mañana del 18 de agosto llegaba a la Policía el aviso de que habían desaparecido varias piezas del interior del museo.

Al parecer, los ladrones entraron por la noche en el edificio y, una vez dentro, sustrajeron varias piezas de uno de los pabellones anexos al recinto con escasa vigilancia, relataba entonces este diario.

En total, se sustrajeron 45 piezas de "escaso valor" -dijeron entonces las autoridades-: tres esculturas de madera del siglo XVIII, tres rosarios de madera, un arma de fuego de principios del siglo XX, un cincuentín de plata de Juan Carlos I y 37 medallas de latón conmemorativas.

Dibujo de Vergara, sustraido de San Miguel de los Reyes.

Dibujo de Vergara, sustraido de San Miguel de los Reyes. / Levante-EMV

Pero no ha sido el único susto en el museo. Hay que retrotraerse a los años 70 y 80, cuando desapareció un dibujo del pintor José Vergara. La desaparición se descubrió en 1984 cuando la conservadora Adela Espinós, miembro de la Real Academia de San Carlos, editó el 'Catálogo de Dibujos II' y se percató de que la obra, que sí figuraba en la catalogación de fondos realizada en los años 70, ya no se encontraba en las instalaciones de la pinacoteca.

Se trataba de una imagen que representaba la Adoración de los Reyes a la Virgen con el Niño y que tuvo que esperar 40 años para volver al museo. Fue en 2021 cuando la Generalitat anunció la feliz recuperación del dibujo del pintor valenciano más destacado de la segunda mitad del siglo XVIII.

Una historia similar fue la sufrida por un San Dimas robado de San Miguel de los Reyes en 1979 y recuperado hace poco más de dos años. El cuadro, paradójicamente sobre San Dimas, conocido como 'el buen ladrón', fue robado mediante un butrón de San Miguel de los Reyes a finales de los años 70. El Ayuntamiento logró recuperarlo tras un largo litigio con un ciudadano italiano que aseguraba que era de su propiedad.

Sorolla y Blasco, amigos y saqueados

El mismo monasterio, San Miguel de los Reyes, sede de la Biblioteca Valenciana, fue el escenario en el que desapareció el manuscrito original del guion cinematográfico de la novela 'Flor de mayo' de Vicente Blasco Ibáñez.

La obra que fue depositada en 2001, pero la desaparición -por pérdida o robo- no se supo hasta 2023 cuando el periodista e investigador Carlos Aimeur pidió consultar el guion para su tesis doctoral sobre aquella película que nunca se rodó. En su lugar se encontró un pósit avisando de que ahí no estaba lo que tenía que estar.

Otro de los casos más sonados fue el robo de un pequeño cuadro de Sorolla en abril 2010 en la Casa Museo Benlliure. La pieza sustraída, 'El santero de la cofradía', era un óleo sobre tabla de reducidas dimensiones que el pintor valenciano realizó en 1913 y que se encontraba en un ángulo muerto no cubierto por las cámaras de vigilancia del museo de titularidad municipal.

La sustracción pasó inicialmente desapercibida y de ella sólo se percataron dos funcionarios a última hora del día. La policía recuperó la pieza un año después y su responsable, condenada a siete meses de prisión. Según contó este diario, la mujer -una escritora que robó el cuadro por despecho al sentirse estafada en el rastro- accedió a la sala donde se encontraba la obra, la retiró del marco y salió con el lienzo del museo.

El Centre del Carme también ha sufrido algún que otro asalto. Fue en 2018 cuando la Policía Nacional investigó el robo de un dibujo de Antonio Machado realizado por Ramón Gaya que estaba expuesto en el antiguo convento como parte de la muestra 'Por la defensa de la cultura'. El dibujo estaba valorado en unos 3.000 euros y pertenecía la colección Ricardo Blasco.

Semana negra: Picasso y Louvre

El robo de las joyas del Louvre coincide también en la semana en la que una obra de Picasso ha desaparecido en su camino de Madrid a Granada, donde tenía que formar parte de la exposición 'Bodegón. La eternidad de lo inerte' organizada por el Centro Cultural Caja Granada. El Picasso 'Naturaleza muerta con guitarra' está valorado en 600.000 euros y pertenece a un particular.

Detalle del Picasso perdido.

Detalle del Picasso perdido. / L-EMV

González Tornel explica a este diario que cuando los museos se prestan obras "todos aseguramos y cumplimos con los estándares de seguridad", dice sin revelar por motivos obvios las medidas que emplea el Bellas Artes valenciano en proteger sus obras maestras. Sin embargo, señala, "el riesgo cero no existe", señala en alusión al caso parisino.

El máximo responsable del Museo de Bellas Artes lamenta que "las penas que se imponen a quienes cometen estos delitos [así como a quienes atentan contra el patrimonio cultural en acciones reivindicativas] no respondan a la gravedad de los hechos".

Saqueo histórico en siete minutos

El domingo, pasadas las nueve de la mañana y a plena luz del día, un grupo de hombres completamente enmascarados y haciéndose pasar por trabajadores de las tareas de remodelación del Louvre, accedieron por una ventana del edificio situada en un lateral del lado del río Sena, ayudándose de una amoladora angular y un montacargas. 

Una vez dentro, los ladrones sabían muy bien a donde dirigirse: directamente a la Galería Apolo, donde se encontraba una importante colección de joyas napoleónicas. Solo necesitaron siete minutos para hacerse con el botín.

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