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Exposición

El MuVIM recopila la identidad y legado de Matilde Salvador

La compositora y pintora nacida en Castelló abrió camino a la mujer en el mundo de la música, donde compuso decenas de piezas musicales y fue la primera autora en estrenar una ópera en el Teatre del Liceu de Barcelona. La muestra recopila su vida y obra con objetos personales pero también partituras, litografías y hasta la marioneta original de 'La filla del rei Barbut'

Amparo Soria

Amparo Soria

València

'Matilde Salvador. Extraordinària i a contracorrent' es el nombre de la exposición que acoge, desde esta misma tarde, el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM). Los adjetivos usados para abarcar la extensa vida y obra de esta compositora de Castelló (1918-2007) no pueden ser más acertados. Fue una mujer en un mundo, el de la música, dominado por los hombres, pero se erigió como la primera mujer en estrenar una ópera en Barcelona. Fue a contracorriente porque apostó por la lengua y la identidad valencianas en un entorno político que asfixiaba cualquier elemento cultural propio.

Entre esas dos cualidades, la exposición repasa la carrera de una de las creadoras más singulares, valientes y esenciales de la cultura valenciana contemporánea que dedicó su vida a la música, pero también a la pintura.

La exposición ofrece ese recorrido integral desde sus primeros trabajos hasta sus obras más reconocidas, reflejando la fuerza de una mujer que supo unir música, pintura y compromiso social en un mismo lenguaje artístico. Impulsada por la Diputación de València y comisariada por la periodista Amparo Barbeta, la muestra presenta un valioso conjunto de piezas personales como joyas, pinceles, su caja de pinturas firmada por artistas como Joaquín Michavila, además de cuadros, litografías, partituras originales, folletos de programas y una marioneta de 'La filla del Rei Barbut', la ópera bufa que compuso en 1941.

Esta pieza, que cuarenta años después se convertiría en la Marxa de la Ciutat de Castelló, en 1987, fue prohibida durante el franquismo por estar escrita en valenciano y no en castellano. Se estrenó en el Teatre Principal de Castelló y para su representación se usaron marionetas, una de las cuales se expone ahora en el MuVIM. Solo pudo representarse una vez, en 1943.

Sin embargo, fue treinta años después, en 1974, cuando compuso 'Vinatea', convirtiéndose en la primera mujer en estrenar una ópera en el Teatre del Liceu de Barcelona, también escrita e interpretada en valenciano pese a que su uso seguía perseguido.

Usó el arte para desafiar las normas impuestas por el franquismo y reivindicar su identidad y la del pueblo valenciano, en una conexión inseparable entre su vida y su obra.

De Castelló a València: una vocación irrenunciable

Hija de violinista y pintora, y criada por su tía Joaquina Segarra, pianista, Matilde Salvador creció rodeada de música. A los 18 años obtuvo el título en el Conservatorio de Castelló, donde estudió Armonía, Composición y Orquestación con Vicente Asencio, con quien se casó en 1943. En una época en la que la mujer solía ocupar un papel secundario, ella se convirtió en compositora de referencia y en una figura respetada en los círculos musicales valencianos.

Su primera obra, 'Cuentan que la Rosa' (1936), escrita apenas un mes antes del estallido de la Guerra Civil, marcó el inicio de una carrera prolífica en la que la palabra y la música dialogan con intensidad emocional y sentido dramático.

Matilde Salvador al piano, en una de las últimas imagenes que se le tomaron sobre el escenario.

Matilde Salvador al piano, en una de las últimas imagenes que se le tomaron sobre el escenario. / L-EMV

“Mis primeras composiciones fueron sobre poemas. Lo que me gusta es musicar textos”, decía la artista. Para Matilde Salvador, la voz humana era el medio más poderoso para expresar emociones; para ella, no eran melodías acompañadas, sino "situaciones dramáticas", dejando clara su inclinación hacia el teatro y la poesía, que impregnó su producción musical.

Referente en todos los géneros

Su catálogo abarca dos óperas, cuatro ballets, cantatas, piezas de música incidental, obras para coro y orquesta y una extensa colección de canciones para voz y piano.

Lo cierto es que fue una pianista de mérito aunque discreta en los escenarios, y solía acompañar a los intérpretes de sus obras en recitales y grabaciones. Ejerció la docencia donde estudió, en el Conservatorio Superior de Música de València y colaboró como crítica musical en diversas publicaciones especializadas.

En este sentido, fue galardonada con los premios Joaquín Rodrigo y Joan Senent de composición coral, y recibió encargos de prestigiosos concursos internacionales, como el José Iturbi de piano o el de guitarra de la Ville de Carpentras.

Un universo pictórico naif

Su creatividad la llevó también al mundo de la pintura naif, disciplina en la que exploró un universo luminoso y simbólico. En 1976, mientras estrenaba su cantata sinfónica 'Les hores' sobre texto de Salvador Espriu, comenzó a pintar sobre vidrio iconografías de santos y santas, combinando delicadeza y espiritualidad popular.

Matilde Salvador, ilustre compositora castellonense.

Matilde Salvador, ilustre compositora castellonense. / L-EMV

Reconocida como Hija Predilecta de Castelló, Hija Adoptiva de València, y condecorada con la Distinción al Mérito Cultural de la Generalitat Valenciana y la Creu de Sant Jordi de la Generalitat Catalana, entre otros muchos reconocimientos, su nombre da hoy identidad a auditorios, bibliotecas, calles e instituciones de todo el territorio valenciano.

Matilde Salvador fue una mujer que soñó en grande, trabajó con pasión y abrió caminos para todas las que vendrían después. Su obra respira amor por la tierra, por la lengua valenciana, por la poesía y por la belleza de lo cotidiano. Hoy, su música y su pintura vuelven a sonar y a brillar, recordándonos que ser extraordinaria e ir a contracorriente no es solo una forma de crear, sino también una forma de vivir.

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