Cuando a Andrés Roca Rey todavía le llamaban El Andi soñaba con ser El Juli, su “ídolo de siempre”, según ha confesado en más de una ocasión. De hecho, en una de sus primeras habitaciones en su casa sevillana de Gerena tenía un poster gigante de la figura de Velilla San Antonio y las fotos con él con apenas diez años en el patio de cuadrillas de la plaza limeña de Acho también ilustraban la decoración de un cuarto de doce metros cuadrados inundado de ilusiones y arropado por la familia de picadores sevillanos “Los Quinta”.

Ahora, a punto de cumplir 24 años (21 de octubre de 1996), con una finca de un millón de euros en su propiedad y después de cinco años como matador de toros, Roca Rey ha querido ser dueño de su destino. Para ello, ha elegido al torero retirado Roberto Domínguez como nuevo apoderado después de romper sorprendentemente la relación con José Antonio Campuzano, quien conoció al joven torero peruano con tan solo doce años en un festival en Bambamarca (Perú) y a los dieciséis lo amparó en España para iniciar una carrera de alto voltaje hasta tocar la cima por momentos, tal y como ocurrió cuando el propio Campuzano apoderó a Sebastián Castella.

Como ha hecho Alejandro Talavante, que a principios de año eligió al taurino Joaquín Ramos y al maestro Joselito por sus influencias josetomasistas; Roca Rey ha hecho lo propio con Roberto Domínguez tras la brillante década registrada al lado de El Juli

Tras esta decisión, todo fueron rumores vacíos, llamadas cruzadas, bulos envenenados y cuchicheos con nombres propios que fueron desde Joselito (en consonancia con Martín Arranz) -actual apoderado de Alejandro Talavante- hasta Fernando Cepeda -antiguo apoderado de Miguel Ángel Perera-. Y, finalmente, el elegido fue el veterano diestro vallisoletano, retirado de los ruedos desde los años 90 y administrador de la carrera de El Juli durante once años, desde la temporada de 2003 hasta la de 2014.

Como ha hecho Alejandro Talavante, que a principios de año eligió al taurino Joaquín Ramos -recientemente desaparecido- y al maestro Joselito por sus influencias josetomasistas; Roca Rey ha hecho lo propio con Roberto Domínguez tras la brillante década registrada al lado de El Juli, una hazaña nada fácil debido a las arenas movedizas, llenas de intereses y conflictos, que presenta el mundo del toro.

Más en concreto, Roberto Domínguez fue quien ayudó a El Juli a convertirse en la figura que es hoy en día. El espada vallisoletano aportó al torero madrileño esa confianza, experiencia, conocimiento y fuerza para luchar contra todos y contra todas las dificultades que tuvo su carrera. De hecho, la conversación que unió las carreras de Domínguez y El Juli fue sobre la faena del madrileño a un toro de Victoriano del Río, de nombre “Desván”, en la tarde de la despedida de Curro Vázquez en octubre 2002 en Vistalegre. Esa labor, como ocurrió después con “Cantapájaros” en Las Ventas y “Orgullito” en Sevilla, le abrió el camino de su actual concepto, gobernado por la profundidad y la hondura. Esos mismos acordes tiene la tauromaquia de Roca Rey y ahora, junto a Roberto Domínguez, no tiene otro objetivo que ser cada vez mejor torero bajo su orfebrería.

La conversación que unió las carreras de Roberto Domínguez y El Juli fue sobre la faena del madrileño a un toro de Victoriano del Río, de nombre “Desván”, en Vistalegre

Esas cotas de profundidad y hondura de Roca Rey en faenas como a "Maderero", de Parladé en Las Ventas; a "Jara", de Victoriano del Río, en La Maestranza; o a "Rosito", de Núñez del Cuvillo, en las Fallas de València han convertido al espada peruano en uno de los pocos toreros jóvenes que ilusionan a la afición. Pero su ambición quiere más y marca su objetivo en ser el número uno dentro de un mundo taurino que le ha echado de menos en las primeras corridas de toros programadas en tiempos de coronavirus. Hay que intentar ser figura en todos los momentos, aunque sean volátiles y conmutables.