Volver a entrar en la plaza de toros de València después de un año sin toros fue una sensación extraña y diferente que tuvo el sabor de las primeras veces. Bajo la neblina de la mañana, los recuerdos de la última tarde de toros en el Cap i casal tenían olor a certeza y naftalina.

Quizá por eso, sentarse en los tendidos para iniciar la entrevista fue como agitar una bola de cristal y vislumbrar quiénes somos y seremos porque, si uno se fija, en las vivencias de una plaza está todo: la curiosidad, la alegría, el dolor, la vida, el orgullo y la muerte. Nada se escapa en este recinto circular. Ni la eternidad. Porque triunfar dentro de él es entrar directamente en la historia.

En medio de esa sensación, donde solo el tamborileo del martillo de unos electricistas rompía el silencio, surgieron los sueños intactos en los ojos, relucientes y líquidos, de los banderilleros valencianos Luis Blázquez y José Arévalo, que acudieron a la cita después de entrenar.

Blázquez, natural de Burjassot, de 49 años y padre de dos hijos, es subalterno de la cuadrilla de José María Manzanares y lleva más de un cuarto de siglo en activo. Sin embargo, Arévalo, nacido en Moncada y de 30 años, es uno de los banderilleros más jóvenes de València y torea en la cuadrilla de los novilleros valencianos Borja Collado y Miguel Polope. Son dos realidades distintas, pero con los mismos problemas: «Llevamos un año y seis meses, desde octubre de 2019, sin ingresar un euro por el cese de nuestra actividad profesional», afirmaron ambos como si esa frase les martillease cada mañana.

Por su parte, el torero de plata de Burjassot explicó que «he tenido que elegir entre ponerme a trabajar en otra profesión para pagar la educación de mis hijos o continuar entrenando para cuando se reactive la temporada y estar preparado para mi matador. Sé que la familia es lo primordial, pero si sale el toro y no estoy preparado, puedo perder mi vida».

"He tenido que elegir entre ponerme a trabajar en otra profesión para pagar la educación de mis hijos o continuar entrenando para cuando se reactive la temporada y estar preparado para mi matador. Si sale el toro y no estoy preparado, puedo perder mi vida"

Luis Blázquez

En ese sentido, el subalterno de Moncada también aclaró que él sí que ha recibido dos ayudas de 775 euros pero «como perdí el trabajo de administrativo durante la primera ola de la pandemia, me he puesto a buscar empleo». Arévalo compaginaba su vocación como banderillero con el grado de Criminología, su otra gran pasión, pero «tengo que trabajar porque estoy sin ingresos por no torear». «Además, no me he podido independizar y vivo con mis padres», explicó serio y concentrado, con el ceño fruncido, denotando malestar tras las dos mascarillas higiénicas que llevaba.

Arévalo también argumentó que no se han desanimado porque el entrenamiento diario siempre les ha motivado, pero «el coronavirus ha frenado en seco la progresión de los jóvenes, tanto los novilleros como banderilleros o picadores».

Los subalternos Blázquez y Arévalo en el callejón del coso de calle Xàtiva. Fernando Bustamante

El enfado de estos toreros va más allá de recibir o no las ayudas: «Hay algunos políticos que están aprovechando la pandemia para eliminar aquello que no les gusta como son los toros y eso es un ataque a la libertad», argumentó Luis, que viene de una familia tan torera que sus otros dos hermanos, Raúl y Víctor Manuel, también se dedican al mundo del toro. Asimismo, el banderillero de Manzanares aclaró que la situación es «crítica»: «Psicológicamente estamos muy mal porque nos han arrebatado nuestra forma de vivir y, económicamente, estamos muy tocados, casi hundidos». Por eso, el subalterno de Collado y Polope explicó que «el 90% de los profesionales taurinos de València no ha recibido las ayudas porque no solo viven del toro y son dignos trabajadores. El Real Decreto aseguraba que todo profesional taurino que hubiera sufrido el cese de su actividad, las recibiría. Pero si tu percibías una prestación de otro tipo, como la ayuda del comedor del colegio o una beca de la universidad, ya no podías obtenerlas».

"Psicológicamente estamos muy mal porque nos han arrebatado nuestra forma de vivir y, económicamente, estamos muy tocados, casi hundidos"

Luis Blázquez

Asimismo, el rehiletero de Moncada afirmó que entendían la coyuntura de la pandemia y las limitaciones sanitarias, pero «lo único que exigimos es un trato igualitario respecto a los demás sectores y tener la libertad de realizar nuestra profesión»: «Hay otros sectores como el cine o el teatro que sí que han podido reactivar su programación en València después de la primera ola y nosotros no porque las restricciones eran más duras», aclaró.

A la pregunta de qué soluciones plantean, ambos están de acuerdo en que los empresarios quieren dar toros para reactivar la temporada y que solo falta el permiso administrativo que les avale: «Los toreros, ganaderos, banderilleros y demás profesionales taurinos estamos dispuestos a bajarnos los honorarios, solo falta que la pandemia acompañe y no nos pongan muchas limitaciones», concluyeron.

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"Lo único que exigimos es un trato igualitario respecto a los demás sectores y tener la libertad de realizar nuestra profesión"

José Arévalo

La inmensidad del coso valenciano parecía querer empujar la neblina al cielo, con un tono cenizo y apagado, y, tras salir de la plaza, el sol la sustituyó como si un punzante halo de esperanza hubiera pinchado la triste realidad. El olor a churros de la buñolería de la Estación del Norte situaba el día en Fallas, pero los carteles descoloridos de la feria suspendida en 2020 devolvían a la realidad. Una nueva y espumosa nostalgia habitaba en el corazón de Blázquez y Arévalo: volver al ruedo vestidos de torero.