1086 días que han sido un desierto infinito y gris como una prisión de silencio. Exactamente, dos años, once meses y diecinueve días es el tiempo transcurrido entre la última tarde que José Tomás se vistió de luces y este domingo, fecha elegida para su reaparición en la plaza de toros de Jaén delante de 10.800 aficionados y frente a las ganaderías de Victoriano del Río, Juan Pedro Domecq y Álvaro Núñez. En el horizonte, otra tarde más con el mismo formato en Alicante el próximo 7 de agosto.

Las vísperas de estas dos tardes se esperan con ilusión y con la lógica angustia provocada por la presión y las expectativas propias y ajenas. La última vez que se vistió de torero cortó seis orejas y un rabo en la Monumental de Frascuelo de Granada, la plaza que vio su primer paseíllo en España como matador de toros tras su alternativa en La México en 1995.

Ahora, 6.000, 4.000 o 3.500 euros son algunos de los precios desorbitados en la reventa por dos entradas para verlo en Jaén. En Alicante, las localidades en reventa superan ya los 1.500 euros.

Tres millones de euros

En el ámbito económico, su reparación va a suponer para Jaén un impacto de tres millones de euros y se espera la presencia de unas 20.000 personas, algunas de ellas venidas de países como Francia, Portugal, México, Ecuador, Perú, Colombia y Estados Unidos.

Ocho toros descansan en los corrales de la plaza de toros de Jaén, pero solo serán lidiados la mitad: cuatro. Álvaro Núñez Benjumea, que debutó como ganadero el mes pasado en Córdoba, ha llevado dos animales y Victoriano del Río y Juan Pedro Domecq tres cada uno.

Todos los nervios y la imaginación están en el asador el día antes de esta gran cita: "Quiero que llegue ya el momento", asegura el empresario de Tauroemoción, Alberto García, horas antes de una de las corridas de la temporada. Aclara que el festejo de cuatro toros "es un formato innovador que se debe explorar". "Espero que todo salga bien, tenemos mucha ilusión, y creo que será una corrida histórica", concluye.

Uno de los ganaderos de la tarde, Álvaro Núñez Benjumea, asegura que se "juega muchísimo" porque ha lidiado solamente una corrida de toros. José Tomás realizó el primer tentadero de su nueva ganadería e inauguró su nueva plaza de tientas. "Que escoja mi ganadería es una elección casi romántica porque estoy empezando y todavía tengo que cogerle el pulso a los toros y al pienso, pero para mi es un verdadero orgullo".

La pureza: un callejón sin salida

"Su tauromaquia supone un rito", declara Núñez Benjumea antes de exponer lo que para él son las claves del toreo de José Tomás: "Pepe Luis Vázquez decía sobre Manolete que se había metido en un callejón sin salida porque toreaba todos los toros igual todas las tardes. A José Tomás le pasa lo mismo. Traslada su pureza al bueno, al regular y al malo. Él no pretende ningún heroísmo, él quiere torear con el embroque muy reunido, por eso tiene tantas opciones de ser cogido". De esta forma, podríamos decir que el torero madrileño ha dado una vuelta de tuerca a su tauromaquia y pretende situarla más allá de la colaboración de los toros.

Sobre la pasión que despierta su concepto, afirma que "su forma es muy sutil, el toque para engancharlo es muy suave. Por eso, el olé es muy ronco", concluye un ganadero que no olvida la primera vez que lo vio: un 9 d'Octubre en València con un toro de Núñez del Cuvillo, el número 77: "Me quedé impactado, fascinado".

Sin duda, la figura de Galapagar, a sus 46 años, mueve una expectación única en el mundo taurino que, como un rayo fulminante, de pronto nos traslada a la época dorada del toreo, a la altura de los Rolling Stones en el mundo del rock. Es una figura que mueve una pasión desatada en los tendidos, un magnetismo arcádico.

Es un torero últimamente sin competencia en el cartel pero con el siempre fresco, novedoso y sorprendente atractivo. "El concepto que he trasmitido es que amando mucho la vida, la desprecie, si hace falta, ante el toro", decía hace unos años Antonio Corbacho, su gran descubridor. José Tomás es capaz de olvidarse del cuerpo, como decía Juan Belmonte, para torear bien. Y no hay nada más grande que eso.