Román: "Soy un torero muy transparente"

El espada de Benimaclet cortó una oreja en la Feria de Fallas y viaja ahora a México, Ecuador y Perú para completar su campaña americana

Román se lía el capote de paseo en el patio de cuadrillas de la plaza de toros de València

Román se lía el capote de paseo en el patio de cuadrillas de la plaza de toros de València / EFE/Biel Aliño

Jaime Roch

Jaime Roch

Desde la rodilla al tobillo, Román no siente su pierna derecha tras la brutal cornada de "Santanero", un toro de Baltasar Ibán que tiene colgado en su nueva casa de Los Chospes (Albacete). "Cuando lo veo, recuerdo que es un ejemplar que me ha enseñado muchas cosas: me dejó al borde de la muerte, pero ahora me hace tener la libertad de disfrutar mucho más de la vida", asegura sin contemplaciones. Junto a él se encuentra otro toro de Adolfo Martín al que le cortó una oreja en Las Ventas; uno de Cebada Gago de Pamplona; el toro de su alternativa en Nimes (Francia) o un novillo de Madrid.

"Me tomé sintrom durante un año largo, pero estoy totalmente recuperado de la cogida de Madrid. La gente se cree que pincho los toros por ese percance, pero no es así: ¿Cuántos toros pinché antes de esa cornada? Muchos", señala tras recordar que perdió la puerta grande en la Feria de Fallas el pasado 12 de marzo tras mostrar su versión más madura frente al mejor lote de Montalvo. Ahora le espera Perú, México y Ecuador para torear.

¿Qué sensación le han dejado las Fallas?

De tranquilidad. Cuando llegué al hotel y me duché, tuve esa sensación. Porque analicé lo sucedido y no me dejé nada dentro. Siempre busco salir por la puerta grande, pero creo que la tarde fue muy importante para mí.

¿Por qué?

Mostré una versión más madura, un concepto más reposado. Tuve delante a dos toros muy diferentes y, con los años, creo que me sirven cada vez más animales. Aunque a veces saco el niño que llevo dentro porque soy un torero muy transparente.

¿Y eso?

Por el inicio al quinto toro y el pase cambiado por la espalda de rodillas. Nunca lo había entrenado porque creo que ese tipo de muletazos no se entrenan. Hace unos días se lo vi al torero mexicano Isaac Fonseca en Villaseca de la Sagra y pensé que gustaría a la Feria de Fallas.

¿Fue una equivocación?

Por un parte creo sí, porque ahí creo que se lastimó un toro que demostró muchas virtudes. Pero fue lo que me salió en ese momento y lo hice.

Se jugó la cornada.

Sí, pero, al final, ese acto fue una apuesta que demostró el compromiso con mi tarde y con la afición de València. Trato de que nadie se aburra viéndome, de que la gente no esté comiendo pipas en el tendido. Y todavía no he tocado techo como torero.

Así ha sido la primera corrida de toros de la Feria de Fallas

Así ha sido la primera corrida de toros de la Feria de Fallas / Fotos: Eduardo Ripoll.

¿Qué le pasó al toro?

Creo que tuvo algo parecido a una rotura de fibras porque se abrió de pechos y, después de dos o tres series explosivas, se apagó completamente.

¿Ha cambiado algo de su preparación?

Sí, he pasado de vivir en Madrid a estar en mitad del campo, en una casa de Los Chospes (Albacete), cerquita de la ganadería que lleva el mismo nombre. Allí estaré, de momento, todo el año.

¿Por qué?

Sobre todo, porque me encanta el campo y también porque quiero tener una especie de cuartel general en el que concentrarme para las fechas claves. Cada semana viene un banderillero, entrenamos de salón y vamos al campo.

Busca la tranquilidad.

Sí, esa es la clave. Y no tener ningún tipo de distracción porque no tengo ni televisión y en los ratos libres, me dedico a leer la prensa y libros, además de cazar en un coto cercano a la casa.

¿Qué libros?

De toros, por ejemplo, Antes y despues del Guerra (medio siglo de toreo) de F. Bleu. Y fuera del mundo taurino, acabo de terminar Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig.

¿Qué le ha enseñado la cornada de Madrid?

Tengo a “Santanero” en la nueva casa. Cuando lo veo, recuerdo que me ha enseñado muchas cosas: me dejó al borde de la muerte, pero ahora me hace tener la libertad de disfrutar mucho más de la vida.

¿Por qué lo tiene colgado?

No deja de ser un toro importantísimo en mi vida profesional y también personal y tuve la suerte de que mi taxidermista se lo quedó. Así que decidí adquirirlo.  

¿La ha superado?

Claro. Hay mucha gente que dice que la espada se me resiste a partir de la cornada de Madrid pero eso es una mentira como una casa. He pinchado muchos toros antes de ese percance. Por ejemplo, una tarde de Fuente Ymbro en Fallas.

¿Cómo la superó?

Reapareciendo a los 50 días. Hasta ese día tuve un proceso de mentalización muy fuerte porque el cuerpo estaba muy lesionado, pero lo superé. Fue como correr un maratón en poco tiempo y casi sin estar del todo recuperado.

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