Cid de María convence en Algemesí

La plaza de toros de Algemesí os ganará nada más correr vuestra vista sobre su arquitectura única, hecha a base de maderas, cuerdas y ese estilo sencillo y brillante que también ofrece el pueblo, sin retóricas, sin ampulosidades. Algemesí habría que invéntalo si no existiera. Los niños juegan al toro, hablan de toros y se emocionan con esa sensación única que produce el toro antes, durante y después de las novilladas de la 'Setmana de Bous'.

Cristian 'Cid de María', joven criado en la Escuela de Guadalajara, convenció en la segunda novillada picada del abono y conquistó la primera puerta grande de la 'Setmana de Bous'. El novillero destacó por sus buenos planteamientos ante dos animales de Cebada Gago que no le ayudaron apenas. Se mostró decidido y con buenas formas, especialmente en el último de la tarde, donde brilló al natural.

Ese cuarto transmitió ya de entrada en banderillas, poniendo en apuros con sus buenas arrancadas a los banderilleros, quienes anduvieron eficaces. Recibió dos puyazos, en los que también empujó.

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Los naturales

El joven alcarreño dibujó buenos naturales frente a un animal que acabó desarrollando genio y complicaciones. Más bravucón que bravo, que dirían los modernos. El trazo del natural era bueno, el ajuste también y la largura que desarrolló tanda tras tanda elevaron el tono de la labor. Así que Cid de María volvió a convencer a la plaza de toros de Algemesí con un animal nada fácil. Otra tanda de buenos naturales dejó como broche de oro. Una buena estocada, perfecta de ejecución y efecto, dio paso a la fuerte petición de doble trofeo. El presidente solo concedió una.

El segundo de la tarde fue un animal fue poco picado porque se mostró justísimo de fuerzas desde el saludo capotero. Ahí Cid de María enjaretó tres largas cambiadas de rodillas y un par de chicuelinas. De presencia, ese Cebada Gago era precioso: bajo, fino y cerrado de pitones arriba. El joven de natural de Alcalá de Henares, aunque afincado en Yunquera de Henares (Guadalajara), aprovechó inteligentemente lo poco que tuvo el animal. Sencillamente, medio empuje en medio muletazo. Y ahí citó Cid de María, desde la cadera para intentar llevarlo largo hasta el final de trayecto. Lo templadísimo que anduvo el joven novillero fue clave para dar confianza al Cebada y que no claudicara más de manos por su endeble condición, prácticamente al filo de la invalidez.

En los últimos compases de faena dejó una tanda reunida a derechas que bien valió el trofeo que paseó. Cada uno de los pases de pecho que dio también tuvieron buena expresión, otra de las virtudes de su buen concepto. La estocada desprendida con derrame al segundo intento dio paso a la oreja. Brindó esa faena a los numerosos niños que había en la plaza, encima del burladero 4.

Un gran "Vendedor"

Sin embargo, Pedro Gallego no convenció sorprendentemente. Y él sí que tuvo buen material. Sobre todo en el tercero de la tarde, de nombre “Vendedor”, número 6. De extraordinaria clase en su embestida. Persiguió las telas de Pedro Gallego con empuje, largo recorrido y duración por los dos pitones. En definitiva, un utrero bravo si se tiene en cuenta las tres entradas al caballo, con un primer puyazo muy largo. Un animal para bordar el toreo por la entrega que tuvo. Pero el novillero jiennense natural de Torreperogil no estuvo a la altura. A pesar de ello, anduvo voluntarioso y le cortó una oreja. En el primero no acabó de gobernar la embestida en ningún momento tras una labor larga e insistente.

La matinal

En el IV Certamen Federación Taurina Valenciana celebrado esta mañana en la plaza de toros de Algemesí, Luis Pizarro, Íker Rodríguez y Juan de Rocío salieron por la puerta grande tras una buena novillada de López Gibaja.

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