Ponce alcanza la gloria por quinta vez en su despedida de Madrid
El torero de Chiva sale por la puerta grande de Las Ventas bajo los compases del pasodoble 'Valencia' tras cortar dos orejas a ‘Requiebro’, de Juan Pedro Domecq
El joven de Ayora, Samuel Navalón, paseó una oreja de peso en el sexto

Enrique Ponce alcanza la gloria por quinta vez en su despedida de Madrid / Levante-EMV

El eco, el recuerdo o una serie de coincidencias melancólicas de lo que fue su histórica trayectoria empujaron a Enrique Ponce a cortarle las dos orejas a su segundo toro del festejo celebrado en Las Ventas este sábado, con lo que se aseguró la primera salida a hombros por la puerta grande de la Feria de Otoño de Madrid. Un reconocimiento final de una plaza –la más importante del mundo- en la que Ponce se presentó como novillero hace treinta y seis años.
El maestro de Chiva protagonizó una faena compacta a un toro boyante de la ganadería de Juan Pedro Domecq, de nombre ‘Requiebro’ y al que cuajó de principio a fin con un toreo de inspiración, virtuosismo y ese parsimonioso magisterio que tanto lleva a gala cada tarde. Lo cuajó a media altura, con remates primorosos, cambios de mano de cartel de toros. Por la mano izquierda también logró dejar, de uno en uno, buenos naturales.
Finalizó su labor con sus clásicas poncinas que terminaron de poner el público en pie. Una gran estocada, perfecta de ejecución y efecto, puso el broche de oro y paseó las dos orejas en medio del clamor de la plaza más exigente del mundo.

Samuel Navalón confirma la alternativa de manos de Ponce / Levante-EMV
Navalón, oreja de ley
El cartel del primer festejo de la Feria de Otoño lo completaron David Galván, que saludó tras aviso en su primero y silenciado en su segunda, y Samuel Navalón, el torero valenciano al que Ponce confirmó la alternativa que tomó hace solo catorce días en la Feria de la Virgen de los Llanos de Albacete y cortó una oreja de peso en el sexto.
El joven torero de Ayora estuvo toda la tarde muy centrado y sin concesiones. Dejó una faena de buen estilo, valor en el toro de la ceremonia, pero falló con la espada. Al sexto le arrancó una oreja de ley tras una faena inteligente, a base de cogerle perfectamente la distancia y la altura de los embroques de cada muletazo. También hubo quietud, temple, hondura y ligazón por los dos pitones. Y dejó un gran espadazo. En ese toro, astifinísimo y serio, fue volteado sin consecuencias.
El maestro de Chiva se marchó por la puerta grande de la plaza de toros de Las Ventas bajo los compases del pasodoble 'Valencia' de Padilla y Samuel Navalón con el crédito intacto y una puerta abierta para volver en San Isidro. Que no es poco.
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