Roca Rey, el torero que traspasa la pantalla

El torero peruano regresa a València hoy y mañana con dos llenos. El desprecio de lo físico ante miles de personas adquiere unos códigos expresivos únicos que le han llevado a traspasar la pantalla del cine con la película 'Tardes de soledad'

Andrés Roca Rey, antes de hacer el paseíllo en la plaza de toros de Valencia durante las Fallas del 2025.

Andrés Roca Rey, antes de hacer el paseíllo en la plaza de toros de Valencia durante las Fallas del 2025. / Biel Aliño/EFE

Jaime Roch

Jaime Roch

València

Roca Rey se ha recluido estos días previos a torear en la Feria de Fallas en el campo ganadero. Ha querido hablar poco y se ha refugiado con su gente, en su cuadrilla al completo. Empezó la semana en Garcigrande, en Salamanca, y la ha acabado estos últimos toreando en Sevilla, desde donde viajó directamente a València para torear hoy y mañana con dos «No hay billetes» un año más de manera consecutiva. 

Sus triunfos

Está en capilla y encara la Feria de Fallas más crucial: aquí arranca su décima temporada como matador de toros y desde València se embarcará en el mapa taurino mundial. Porque, además, ha sido el claro triunfador de las últimas pasadas ediciones de la feria, y no tanto por el número de trofeos sino por el deslumbrante toreo que fue capaz de desarrollar en todas sus actuaciones. Desde que tiene en su haber el título de matador de toros (2015) ha salido todos los años por la puerta grande de la plaza de toros de València. El torero peruano tuvo un triunfo descomunal en la pasada Feria de Fallas y fue llevado al hotel entre vivas y tracas tras salir por la puerta grande y desorejar a un gran toro de Jandilla de nombre ‘Leguleyo’ premiado con la vuelta al ruedo. Roca Rey es, en València y por Fallas, la figura de mayor interés. Roca Rey parece decir con su actitud que sólo quiere hablar en la plaza y delante del toro. Que no es poco. 

A pesar de saberse consagrado entre los gustos de los aficionados más exigentes, su corazón y su cabeza deben ser como una olla exprés de presión, una vez acabado el papel en las taquillas del coso de la calle Xàtiva. Él es el único capaz de conseguirlo en los últimos tiempos —salvo Ponce el día de su despedida el 9 d’Octubre el año pasado— y a él se ampara la empresa y la ciudad para reactivarse taurinamente. 

No es jugar a adivino decir que Roca Rey va a salir cada tarde a jugarse el pellejo en València con absoluta sangre fría. Ese desprecio belmontino por el físico que define su concepto torero hace prometer emociones muy fuertes cada vez que se coloque ante cada uno de los cuatro toros que le aguardan en la Feria de Fallas, que comienza hoy para él con la corrida de Victoriano del Río y mañana con la de Jandilla

Roca Rey pasea las dos orejas de "Leguleyo", un toro de Jandilla extraordinario

Roca Rey pasea las dos orejas de "Leguleyo", un toro de Jandilla extraordinario / EFE/Biel Aliño

Ese mensaje que traslada el torero peruano con tan solo 28 años resulta de una ejemplar armonía: jugarse la vida. No solamente se trata de una lujosa ornamentación verbal, sino que él desde luego lo pone de manifiesto con una deliberada actitud en el ruedo. 

Y ese desprecio de lo físico ante miles de personas adquiere unos códigos expresivos únicos que le han llevado a traspasar la pantalla del cine con la película Tardes de soledad, Concha de Oro en el último Festival de San Sebastián

El director Albert Serra no es un taurino confeso, aunque de niño sí que fue a ver toros a Girona, a Sant Feliu de Guixols, a Lloret, e incluso a Olot y alguna vez también a Barcelona. Así que como le ocurrió a Manuel Chaves Nogales con Juan Belmonte y su biografía universal, el cineasta ha descubierto con el toreo un nuevo mundo de muy ignoradas categorías culturales con un cúmulo de valores desconocidos como es traspasar los límites humanos, ir más allá de la vida en definitiva para crear emoción delante de un toro

Tardes de soledad

Una dinámica desbordante que ha condensado en la pantalla. Una especie de ética adosada al dramatismo poético, surgido de lo que podríamos llamar rito: «Esto es un ritual sacrificial, eso es algo que está claro para todo el mundo. Y ello implica ciertas cosas: la muerte del toro, el riesgo de muerte del torero y momentos de violencia y sangre, y todo eso es lo que da gravedad, sentido y trascendencia a lo que sucede, desde el punto de vista de la tradición. Sin todo eso, los toros serían como el Cirque de Soleil, que es algo que puede estar muy bien, no lo sé, pero que no tiene nada que ver», señala el mismo director de Banyoles en una entrevista con El Periódico. 

Y eso es ya mucho decir. Porque el poder de fascinación que produce un torero como Roca Rey perdura de modo invariable durante toda la película. Vaya a verla. Aunque en el toreo todo lo que ocurre es verdad. Sin ella, como dice Serra, serían un circo.

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