Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Perfil de un torero único

Carlos Marzal: "Rafael de Paula era un gran seductor, completamente mágico"

Escritores, artistas e intelectuales convivieron con el genio de Jerez y le dedicaron libros como el escrito por el poeta valenciano y Felipe Benítez Reyes tras enamorarse de su estilo único

Bergamín le dedicó la 'La música callada del toreo' en 1981 tras su histórica faena en Vista Alegre, tan inclasificable como de difícil interpretación

La portada del libro reeditado sobre Rafael de Paula escrito por los poetas Felipe Benítez Reyes y Carlos Marzal

La portada del libro reeditado sobre Rafael de Paula escrito por los poetas Felipe Benítez Reyes y Carlos Marzal / Levante-EMV

Jaime Roch

Jaime Roch

València

Son muchos los escritores, artistas e intelectuales que han pensado sobre la tauromaquia inclasificable del maestro Rafael de Paula, fallecido el pasado domingo a los 85 años. Si es difícil saber ver la corrida, más difícil es saber contar el toreo de un artista genial como él.

Como decíamos, tan inclasificable como de difícil interpretación por aquello de "lo visto y no visto", como escribía José Bergamín, poeta del 27 y colega de Alberti y Lorca; sobre cómo perdemos su permanencia en nuestros ojos y solo nos queda el recuerdo de lo vivido al evocar el toreo.

La vieja táctica de descifrar el carácter de los personajes por sus modales expresivos, encontró en el autor de 'La música callada del toreo' (1981) de Bergamín un ejemplo de lucidez tras ver la histórica faena del artista jerezano a 'Barbudo' de Fermín Bohórquez en la Vista Alegre de Carabanchel.

El estilo del artista del toreo

"En el toreo, como en el baile y en el cante, saben más que nadie los gitanos. Supo Rafael El Gallo y sabe ahora Rafael de Paula. De los cuatro grandes Rafaeles (Lagartijo, El Guerra, El Gallo y Paula), sólo vi a los dos gitanos. Vi y oí en su toreo toda la música callada y soledad sonora, que es la esencia y sustancia viva y verdadera del arte de torear: su estilo", dijo el propio Bergamín.

Por lo tanto, lo que hace grande, en este caso, al artista del toreo, es el estilo, como también le contó Belmonte a Chaves Nogales en su biografía: "Lo más importante en la lidia […] es el acento personal que en ella pone el lidiador. Es decir, el estilo. El estilo es también el torero […]. Se torea como se es".

El matador de toros Rafael de Paula, en el centro, junto a Morante (izda) y Joselito.

El matador de toros Rafael de Paula, en el centro, junto a Morante (izda) y Joselito. / EFE/ BERNARDO RODRIGUEZ

Pocos narradores han gozado de tan buena sensibilidad como los también poetas Felipe Benítez Reyes y Carlos Marzal para hablar de Rafael de Paula y calificarlo a través de los específicos aparejos de la literatura. Ambos participan en un libro editado por primera vez en 1987 por la Diputación de València que nació de una convivencia con él en la Feria de Jerez del 85: "Fue una consecución de casualidades después de una noche juntos, nadie se atrevía a acercarse para echarnos del bar", señala el poeta valenciano el mismo día que Jerez de la Frontera lo ha despedido con palmas por bulerías en su funeral.

El poeta también rememora que el hijo de Bergamín, Fernando, les prestó un poema inédito de su padre que abre el libro y que dice así: "Rafael de Paula torea/ con la izquierda al natural/ lo mismo que Manuel Torre/ cantaba la soleá./ Y cuando la da la gana/ perfila con el capote/ la seguiriya gitana"

Marzal, que participa en ese libro titulado ‘Rafael de Paula’ a secas, apunta en el prólogo de la obra que ahora ha recuperado Ediciones Ulises de la Editorial Renacimiento que "posee la certeza de que una de las emociones más intensas que a alguien puede acontecerle es el toreo de Rafael de Paula". Benítez Reyes escribe que es "un torero que más parece ensoñación teórica que realización y sin embargo es real". Esta obra es un acercamiento esencial a la figura del genio jerezano, "un homenaje a su persona y a su toreo", en palabras de Marzal.

"Era completamente mágico"

Las fabulosas virtudes de este intérprete gitano impregnaron con unos matices únicos su toreo, por eso "era completamente mágico. Creo que es un caso insólito en la historia del toreo porque estaba bastante impedido de las piernas y, cuando surgía, era de una emoción absoluta", destaca.

Marzal no olvida su "deslumbramiento verbal y sus silencios absolutos" en numerosas cenas en València y en su Jerez natal: "Rafael era un gran seductor, vivía dentro de un personaje todo el tiempo".

El Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nacional de Poesía no olvida los detalles de Rafael de Paula: "Lo cuidaba todo. Vestía muy bien, tenía los vuelos del capote distinto a los demás toreros y llevaba una coleta natural. Recuerdo una Feria de San Isidro que no encontraba ningún peluquero para hacérsela y revolucionó toda Madrid porque estaba desquiciado".

Imagen de la portada del libro sobre Rafael de Paula editado por la Diputación de València

Imagen de la portada del libro sobre Rafael de Paula editado por la Diputación de València / Levante-EMV

La cerámica de València

"En su época de máxima boyantía económica, compró una finca en Jerez y quiso que los letreros de la entrada se los hicieran con cerámica de València. Fuimos juntos a una fábrica que estaba en Benicalap porque le encantaban los diseños en dorado que allí se hacían", recuerda.

El poeta valenciano también ha expuesto su pasión 'paulista' en 'Sentimiento del toreo' (Tusquets), una colección de textos sobre la tauromaquia aparecidos en la revista Quites, codirigida en los años 80 con el galerista Tomás March, Salvador Domínguez y Antoni Doménech y que cuenta con firmas de la talla de Mario Vargas Llosa, Joaquín Sabina, Francisco Brines, Caballero Bonald, José Bergamín, Luis Francisco Esplá o Antonio Bienvenida.

De hecho, Francisco Brines fue fiel seguidor de la tauromaquia de Rafael de Paula, un torero que hacía el toreo tan universal como cualquier otro arte.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents