«En la actualidad, y tras el rearme misógino que vivimos en la sociedad, consumir relatos de mujeres asesinas reafirman esos estereotipos largamente sostenidos y alimenta que ciertos sectores puedan justificar la idea de que las mujeres son tan asesinas o violentas como los hombres»

De momento, María Jesús M. C. no es culpable de nada. Y serán los nueve jurados que salgan de la selección final que se realizará en el primer día del juicio, a partir de las diez de la mañana de este miércoles, 14 de octubre, quienes decidan, única y exclusivamente con aquello que escuchen, vean y perciban dentro de las cuatro paredes de la sala de vistas, si merece ese adjetivo, el de culpable, o si, por el contrario, la juzgan inocente de haber conspirado para decidir, planificar y ejecutar el asesinato de su marido cuando aún no habían cumplido el año de casados .

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Crimen Patraix: las fotos de Maje

Pero, ¿qué es lo que ha convertido este caso en distinto? ¿Por qué ejerce la atracción mediática que ejerce? ¿Qué tiene de distinto esta historia, que solo debería haber sido tratada como un suceso más, para que haya suscitado, y suscite, el interés de todos los programas televisivos de prime time y haya hecho correr ríos de titulares?

La primera pista es, cómo no, la etiqueta con la que se conoce al Tribunal de Jurado 02/2020: caso Maje. Con el nombre de ella, exclusivamente. Como si no hubiese otros dos protagonistas: la víctima, que apenas atrae el interés informativo, y el asesino confeso, que, pese a haber contado desde el primer día hasta el último detalle de cómo ejecutó un crimen cruel y oportunista —seis cuchilladas, una de ellas con tres trayectorias internas, esto es, sin extraer el mango, tras esperar a su víctima en la oscuridad del garaje y sin darle tiempo a reaccionar—, no genera ni el mismo rechazo social que la coacusada, ni capta el mismo interés de los medios.

Así fue la detención de los acusados por el crimen del ingeniero en Patraix

Así fue la detención de los acusados por el crimen del ingeniero en Patraix

La doctora en Filosofía y Catedrática de Comunicación Audiovisual en la Universidad Jaume I (UJI) de Castelló María José Gámez no tiene dudas de que detrás de todo ese morbo lo que hay es el reflejo de un estereotipo de género. «Hay varias razones que explican el interés mediático. La primera, que los relatos sobre mujeres que ejercen violencia atraen la atención de las audiencias porque en ellos se representa a mujeres que desafían el mandato patriarcal de no ejercer la violencia; solo los hombres pueden ejercerla». Como mucho, existe permiso para el asesinato protagonizado por mujeres si lo hacen defendiendo a sus hijos o, en sociedades más avanzadas, si a quien matan es a su maltratador. En ambos casos siguen cumpliendo con el rol asignado en esa construcción cultural que es el género.

Otro factor nada despreciable es, a juicio de la profesora de Comunicación en Igualdad, que «en la prensa, los casos de mujeres asesinas que sufren castigo reproducen el guión establecido culturalmente, y ampliamente difundido por el cine clásico, de que las mujeres que se salen del marco establecido han de ser y son castigadas; además, en el relato de sus acciones se reafirman los estereotipos del imaginario cultural de la mujer fatal o Mata Hari».

Podría parecer algo superado, pero no. «Sucede especialmente en la actualidad, y tras el rearme misógino que vivimos en la sociedad. Consumir relatos de mujeres asesinas reafirma esos estereotipos largamente sostenidos y alimenta que ciertos sectores puedan justificar la idea de que las mujeres son tan asesinas o violentas como los hombres, por lo que eso de la violencia de género es una exageración o una fantasía de lo que ellos llaman ‘feminazis’», sostiene la profesora Gámez.

La imagen proyectada de Maje a través de los medios ejerce una auténtica fascinación, incluso una evidente atracción sexual por parte de un determinado sector de la población masculina heterosexual, que hunde sus raíces «en la construcción cultural heteropatriarcal» y en esa necesidad de «castigar a la mujer que se sale del guión».

¿Es, por tanto, la coacusada del asesinato de su marido una mujer rupturista con esa tradición cultural machista? ¿Una feminista? No lo parece. O no, al menos, de una manera intencionada. De su forma de hablar en las cartas de amor que se cruzó con Salva (el asesino confeso), de cómo se expresa con los interlocutores masculinos —especialmente con sus amantes— en las conversaciones registradas por la Policía o cómo se muestra, por ejemplo, ante el psiquiatra que le realizó la exploración forense, se percibe que cumple con todos los cánones que esa cultura patriarcal impone a la mujer para cumplir con su rol de género.

Así, Maje asume un papel de mujer frágil, desvalida, vulnerable. De familia católica declarada, estudió en un colegio de monjas y eligió una profesión, la de enfermera —dedicada por tanto a los cuidados— considerada como eminentemente ‘femenina’ en ese imaginario al que hace referencia la doctora en filosofía de la UJI. Más tarde, se hace novia de un hombre, Antonio Navarro, 10 años mayor que ella, ingeniero de profesión y de futuro económico prometedor. Se casan en una boda como manda la tradición —por la iglesia y con luna de miel en el Caribe— y ella es quien se traslada para vivir con él, en este caso, en València. Hasta compran un piso. Toda su vida parece regirse por ese eterno deseo de cumplir con el papel preasignado.

¿Es, por tanto, la coacusada del asesinato de su marido una mujer rupturista con esa tradición cultural machista? ¿Una feminista? No lo parece. O no, al menos, de una manera intencionada

Sin embargo, en las conversaciones con su madre o con su mejor amiga, Maje se muestra como la mujer que quiere ser: sexualmente activa —otro pecado mortal para la hegemónica visión patriarcal— y con ganas de lo que ella describe como «salir de fiesta». Esa otra Maje es la que, a tenor de lo investigado, le permite a sí misma, por ejemplo, buscar su satisfacción personal con distintos hombres, algunos de ellos simultáneos en el tiempo —«¿Acaso es noticia que un hombre tenga varias amantes?, se pregunta María José Gámez—.

Y esa Maje es la que, si la Fiscalía y la acusación particular tienen razón y el asesino confeso ha contado la verdad, pergeñó el asesinato de su marido cuando este empezó a convertirse en un estorbo para sus ansias de vivir la vida de un modo distinto al que por nacer mujer le asignaba el corsé social. «Deseo de liberación y recompensa económica» son los móviles que la habrían guiado, en opinión de los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, primero, y del juez y la Fiscalía, después, para presuntamente acabar con la vida del ingeniero de Novelda.

«Claramente, el mero hecho de que el sujeto que está acusado de matar sea una mujer ya provoca interés por lo anteriormente dicho, pero si, además, la violencia tiene un sustrato económico, bebe sobre la tradición cultural de que las mujeres (fatales) son unas aprovechadas y utilizan todas sus armas (sibilinas, de mujer) para conseguir sus fines», argumenta la catedrática de la UJI

«Y lo que ya pone la guinda al pastel», continúa, «es que trascienda que es muy activa sexualmente, ya que eso configura un sujeto femenino que tiene control sobre su propio deseo más allá del lugar que supuestamente ha de ocupar como mujer en toda relación romántica heteronormativa (de perfecto complemento del hombre) y no cree en la foto fija del amor romántico idealizado», aunque la imagen que parece proyectar sea precisamente la contraria, la de una mujer tozudamente entregada a la búsqueda del príncipe azul y presa del eterno mito del amor romántico.

De ella se dice también en el sumario que empezará a juzgarse en apenas tres días en la Ciudad de la Justicia de València que es una mujer con una gran capacidad para la mentira y la manipulación —sus distintas versiones en declaraciones a la Policía o las conversaciones mantenidas con distintos amantes reflejan ese rasgo—. Otro sumando para alimentar el interés mediático. Gámez lo ve claro: «¡Pero, por supuesto! Toda información que refuerce o avale la idea de que una mujer ‘violenta’ es caprichosa y manipuladora da más sentido a que sea castigada y ‘calma’ de algún modo la amenaza que tal figura (que ejerce violencia y poder, y se salta el guión heteronormativo) puede suponer para el imaginario patriarcal».

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Y una última falta imperdonable: la juventud. Tenía 26 años cuando, según la acusación que la mantiene en prisión, planeó la aniquilación de su marido. «Sin duda. Si además es guapa y joven se convertirá en película o serie próximamente». ¿Alguien lo duda?

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Última actualización 20:44

🔴 ÚLTIMA HORA: Maje y Salva, culpables de asesinato

Culpable del asesinato de su marido. El jurado popular ha dictado su veredicto y ha considerado probado que María Jesús M. C., más conocida como Maje, planeó junto a su amante, Salvador R. L., acabar con la vida de Antonio Navarro, asesinado de ocho cuchilladas el 16 de agosto de 2017 tras ser sorprendido a traición en un sótano del garaje de la calle Calamocha de València donde habitualmente guardaba ella el coche. Los miembros del jurado, compuesto por cinco mujeres y cuatro hombres, han resuelto como hecho probado que Maje facilitó la llave de acceso al citado garaje para que Salva, autor confeso del asesinato, consumara el crimen.

Maje

Consulte la información completa de Teresa Domínguez, Ignacio Cabanes y Marina Falcó aquí.

ÚLTIMA HORA: El jurado declara culpables a Maje y Salva. Hay unanimidad en que planificaron el asesinato. No hay indultos para ninguno de los dos ni remisión de penas por unanimidad.

Hoy se va a saber el veredicto de un crimen que tuvo dos relatos: El de ella, exculpatorio para sí misma, y el de él, inculpatorio para ambos. La capacidad comunicativa tanto de Salva y Maje ha sido fundamental y, en principio, ha beneficiado a quien diga la verdad, ya que es más fácil caer en contradicciones cuando se miente.

El juicio llega a su final: los dos inculpados están enfrentados desde noviembre de 2018, diez meses después de que ambos fueran encarcelados como coautores del brutal crimen al marido de ella por ocho puñaladas

Hay que recordar que los nueve miembros del jurado no han juzgado la forma de ser de Salva o Maje. Es decir, si él es buen padre o ella una buena profesional. No hay ni una referencia en el objeto del veredicto. Solo interesan los hechos que se enjuician: el asesinato de Antonio -el marido de ella- y de qué forma colaboraron o no los acusados

Los nueve miembros del jurado popular han tardado alrededor de seis horas en decidir la culpabilidad o inocencia de Maje y Salva.

Los nueve miembros del jurado que han tomado la decisión se ha reunido en la sala Tirant lo Blanch de la Ciudad de la Justicia de València, donde se han desarrollado las once sesiones del juicio.

Los nueve miembros del jurado del caso Maje están a punto de anunciar el veredicto: ¿Serán María Jesús M. C. y de Salvador R. L. culpables del asesinato del marido de ella, el ingeniero noveldense Antonio Navarro Cerdán, muerto tras recibir ocho cuchilladas en el garaje de su casa? En unos minutos lo sabremos.

Aquí les dejamos más información sobre cómo debe proceder el jurado popular, cuáles son las unanimidades y el protocolo de actuación.

Estaremos atentos y les informaremos como siempre desde Levante-EMV si hubiese un veredicto a lo largo de esta tarde, aunque si a las 19.00 horas, el jurado no alcanzase un acuerdo de culpabilidad o inocencia, quedarían aislados en un hotel hasta que lo lograsen.

Muchas gracias por seguirnos.

deben aplicar la experiencia, la lógica y las máximas del sentido común. Como magistrado que preside he intentado ser imparcial y les deseo mucha suerte en este trabajo, si tienen dudas pueden recurrir al LAJ o a mí mismo.

Las reglas de votación hay mayoría dependiendo de si es culpable o no culpable. Es muy importante cuando hagan el acta que nos digan por qué cada una de las respuestas. Cuando digan que sí deben justificar que hay alguna prueba que lo justifique, o si creen que no, que den una motivación mínima, porque no ha quedado demostrado.

Podría haber nulidad si no se justifica cada una de las actas.

Quiere agradecer el exquisito trato y hacer de cada una de las partes. No era un juicio fácil para nadie.

El juez indica al jurado que ya puede retirarse a deliberar.

Deberán analizar de forma objetiva cada una de las pruebas. Hay pruebas indiciarias, que son como decía una de las defensas, las piezas del puzle, que pueden encajarse para tener una visión completa.

Aquí teníamos la mitad del paisaje completo al tener la confesión de uno de los acusados.

Al hilo de las particularidades de este procedimiento: no hay perfiles de víctimas ni de culpables. Cualquier persona puede en un momento determinado cometer un delito a sufrir una agresión.

No van a juzgar la forma de ser de Salva o Maje: si él es buen padre o ella excelente profesional. No hay ni una referencia en el objeto del veredicto.

Solo nos interesan los hechos que se enjuician: el asesinato de Antonio y de qué forma colaboraron o no los acusados. Los hechos penalmente relevantes son los que aparecen en el objeto del veredicto.

"Cuando entraron a formar parte del jurado se les exigió que actuaran sin prejuicios, de forma imparcial: enfrentarse a las pruebas de forma objetivo. Superando emociones que provoquen los hechos que vamos a enjuiciar"

También les pedí que se abstrajeran de cualquier noticia e información de los medios que no saliese en esta sala.

Principio acusatorio, no hay nada en el objeto del veredicto diferente a lo sugerido por las partes del juicio

Tienen una gran responsabilidad pero quiero tranquilizarles porque ustedes están capacitados para hacerlo. deben aplicar el sentido común y trasladar la decisión que hayan tomado como cada decisión que toman en su vida ordinaria.

Debe n tener en cuenta varios principios Constitucionales que deben tenerse en cuenta:

Principio de inocencia. Cuando una persona llega a un juicio es inocente y solo sale culpable si hay una prueba de cargo que lo demuestre, la que destruye la inocencia de una persona y demuestra que los hechos se produjeron como dicen las acusaciones. deben ponderar las pruebas de cargo y de descargo.

Las pruebas de cargo que se han practicado en este juicio: valorar las declaraciones de los acusados. aquí se da una situación curiosa, hay dos acusados que mantiene una tesis incriminatoria para el otro. Esa declaraciones puede ser apta para destruir la presunción de inocencia, pero deben tener cautela a la hora de valorarlas porque puede haber resentimiento en uno de ellos. deben poner en una balanza cuál le resulta más creíble.

Principio de in dubio pro reo: Cuando hay prueba de cargo pero no están convencidos, deben inclinarse a favor del acusado. La duda se resuelve a favor del reo.

Con respecto a la cuestión nuclear: recordarán que les expliqué en el inicio de cada sesión qué se iba a tratar. Toda la prueba que se ha realizado en este juicio debe servirles para llegara un veredicto de culpabilidad o inculpabilidad. Deben valorar en conjunto toda la prueba que se ha practicado

En estos momentos, el magistrado, José María Gómez hace entrega de estos cuestionarios a los jurados y les explica cómo debe procederse.

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