Son ciegos de nacimiento y han hecho historia. Josep es profesor de francés en un colegio, Héctor es el primer ciego en aprobar la oposición a fiscal y Sergio trabajará como funcionario en la Administración de Justicia. Quieren eliminar el «dis» que acompaña al colectivo porque son muy capaces. Tanto como cualquier otro.

Son ciegos de nacimiento y sin embargo no es eso lo que les inquieta. Les preocupa la ceguera social de quien piensa que un invidente no puede hacer lo mismo que quien alardea de tener vista de águila. Odian la palabra «discapacitado» y pelean por eliminar ese «dis» porque ellos son bien capaces de conseguir los objetivos que quieran. A otro ritmo, de otra manera, por otro camino, con otras herramientas... pero capaces. De hecho, lo han conseguido. Estos son los triunfos de tres personas ciegas que serán referentes de los que ellos carecen hoy en día. El pasado 3 de diciembre se celebró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y Josep Murgui Usach, Sergio Gay Laudes y Hécor Melero Martí explican en Levante-EMV el camino recorrido hasta conseguir la meta. No ha sido fácil pero no hay lamentos en este reportaje. Han hecho historia y están muy orgullosos de unos logros conseguidos con esfuerzo y que supondrán, de nuevo, un avance para las personas con discapacidad. Porque querer es poder y ellos de esto saben bastante.

Héctor Melero tiene 26 años y es el primer ciego total de España en aprobar la oposición a jueces y fiscales. Será fiscal y creará escuela. El president de la Generalitat, Ximo Puig, la vicepresidenta Mónica Oltra y la consellera de Justicia, Gabriela Bravo le llamaron personalmente para felicitarle. No es para menos y, sin embargo, él se muestra discreto y asegura que las dificultades que ha encontrado por el camino «son las mismas que las de cualquier otro compañero, siempre he tenido que esforzarme y tras tres intentos en cinco años lo he conseguido». Destaca el apoyo de su familia «porque sin ellos seguro que no lo habría conseguido», agradece la enorme tarea que realiza la ONCE y asegura que la discapacidad «nunca ha sido un freno para mí», por lo que insta a la sociedad a desprenderse de esa ceguera mental que no les reconoce como a iguales y solo les marca una salida laboral: la venta de cupones.

El empleo o la falta del mismo es un problema. Para cualquiera. Sin trabajo no hay dinero y sin dinero no hay nada. La educación y los convenios de la Administración con la ONCE garantizan a los ciegos y a las personas con problemas visuales una buena educación en centros específicos o en aulas ordinarias. En la facultad no existe ese acompañamiento pero también cuentan con apoyos. No hay quejas del sistema educativo. No hay malas experiencias ni con profesores ni con compañeros.

Me preocupa la accesibilidad en los juzgados porque no hay referentes, desconozco los programas y la Justicia aún tiene mucho papel

Sergio Gay - Funcionario de gestión procesal en la Administración de Justicia

En la Comunitat Valencia hay en la actualidad más de 730 niños y niñas que cuentan con la ayuda indispensable de 35 profesores que se encargan, principalmente «de que puedan acceder a los mismos contenidos que el resto de compañeros y dependiendo de la funcionalidad visual hay unos apoyos u otros. Hay criaturas que con ayudas ópticas no necesitan más y otros que necesitan otras herramientas. Nosotros encontramos un gran aliado en las nuevas tecnologías», explica Mari Luz Menéndez, una de las responsables del programa educativo de la ONCE, quien también destaca la labor de «coordinación con el profesorado» y la de hacer accesible el material con las transcripciones a braille.

Josep Murgui da clases de franés en el colegio Esclavas de María de València F. Bustamante

El empleo, sin embargo, es bien diferente porque el desconocimiento de la discapacidad es una realidad. Y lo que se desconoce se teme, y lo que se teme se rechaza. Así que las alternativas laborales para las personas ciegas se reducen a la venta de cupones y el colectivo se revuelve. «Yo opté por intentar sacar una oposición porque en la empresa privada es casi imposible encontrar un empleo». Es la voz de Sergio Gay, uno de los primeros ciegos de España en conseguir una plaza de funcionario de gestión procesal para la Administración de Justicia y que también vende cupones. Sabe que su logro acarreará cambios en uno de los sectores más inaccesibles para las personas con discapacidad: los juzgados. «Me preocupa la accesibilidad porque como no hay referentes no sé qué programas hay que utilizar, ni las adaptaciones al puesto de trabajo que habrá que hacer por no decir la cantidad de papel que hay en los juzgados», explica. Aún no le ha tocado «elegir» plaza y lamenta desconocer cuál sería el mejor juzgado para él. «La Adminsitración está obligada a que todo sea accesible pero, al igual que ocurre en el sector privado, muchas veces no se actúa hasta que no se encuentran en una situación como la mía. La ONCE y la Conselleria de Justicia están elaborando un informe para saber qué adaptaciones debería hacer, si hay algún juzgado que debería descartar de entrada o si es mejor elegir un juzgado específico o no excesivamente concurrido», asegura.

"Hay que romper estereotipos y entender nuestras capacidades. En el ámbito laboral hace mucha falta"

Josep Murgui - Profesor de francés en el colegio Esclavas de María

La empresa privada es reticente a contratar personas con discapacidad y así lo marcan las estadísticas, a pesar de las bonificaciones previstas para ello. Sin embargo, Josep Murgui es la excepción que confirma la regla. Este año estrena su vida laboral dando clases en el colegio Esclavas de María de València, que no dudó en contratarle para dar francés a todos los cursos de la ESO y Bachillerato y permitirle el acceso con Lili, su perro guía. El joven -intrépido aventurero que hizo el Erasmus en la Sorbona de París y decidió coger solo el metro por primera vez siendo adolescente un concurrido día de Fallas- no tiene más que palabras de agradecimiento ante una oportunidad laboral que le permite ejercer la docencia y tener autonomía. «Hay que romper estereotipos y entender nuestras capacidades. En el ámbito laboral hace mucha falta. Faltan más empresas que se atrevan a dar una primera oportunidad. Hay que normalizar la discapacidad y necesitamos referentes», explica. Héctor, Sergio y Josep ya lo son. Referentes y pioneros.