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Luka Bojovic: El "tigre de Arkan" que se refugió en València

El edificio Politaria fue el escondrijo donde se ocultó durante más de un año Luka Bojovic , jefe del clan mafioso que diseñó y ejecutó el magnicidio del primer ministro serbio Zoran Djindjic

Luka Bojovic, el jefe de los Tigres de Arkan, tras ser detenido en València Ferran Montenegro

Luka Bojovic comía, como tantas otras veces, en la exquisita Taberna de la Paz con sus secuaces. Eran habituales y, salvo por el buen vino y las generosas propinas, no destacaban sobre el resto de la clientela. En la mesa de al lado, camuflados como unos comensales más, agentes de paisano del grupo central de Atracos de la Policía Nacional. Llevaban más de un año tras la huella del ‘tigre de Arkan’ y acababan de confirmar que, ese día sí, iban a esposar al escurridizo hombre cuya organización había matado, exactamente nueve años antes, al primer ministro serbio Zoran Djindjic, el primer mandatario no comunista del país en medio siglo, por su cruzada contra los expolicías y miembros del servicio secreto yugoslavo erigidos primero en exterminadores de croatas, bosnios y kosovares y después en criminales metidos a mafiosos de la droga, las armas, la prostitución y cuantas especialidades delictivas diesen dinero.

Era el 10 de marzo de 2012. Y solo esos dos policías conocían la verdadera identidad de los serbios que departían amigablemente en la sala del local: Luka Bojovic, máximo líder del clan Zemum, el más sanguinario y poderoso de los grupos mafiosos en los que se disgregaron los ‘tigres de Arkan, el ejercito de 10.000 paramilitares que sembró de terror y muerte la Yugoslavia a las órdenes del genocida Slobodan Milosevic. Por una carambola del ansia exterminadora entre aquellas bandas rivales, Luka, cuarto en el escalafón del clan, acabó heredando la jefatura del clan Zemum y amplió su ‘negocio’ criminal del tráfico de cocaína a gran escala —y posiblemente de armas— a Holanda, primero, y a España, después.

La Policía siempre sospechó que Bojovic, apadrinado en la adolescencia por Zeljko Raznatovic, alias Arkan, después de que su padre, director del zoológico de Belgrado, le regalase el cachorro de tigre que acabaría dando nombre al grupo criminal, llevaba oculto en la Marina Baixa desde 2007. Lo delataban la presencia den Benidorm de su mujer y sus hijos.

Ese 10 de marzo de hace nueve años, Bojovic y tres de sus secuaces, uno de ellos directamente implicado en el magnicidio de Djindjic como conductor del coche que llevó al francotirador hasta el edificio desde donde lo abatió, fueron apresados en la Taberna de la Paz de València y conducidos directamente ante la Audiencia Nacional. En el piso en el que vivía el cachorro de Arkan, la Policía encontró más de medio millón de euros en efectivo y un arsenal de armas cortas y largas que incluía tres subfusiles de asalto. Además, estaban acusados de haber matado unos años antes a un rival en Madrid, triturar su cadáver en un robot de cocina, comer parte de su carne y arrojar los restos al Manzanares.

En 2014, la Audiencia Nacional condenó a Luka —y a sus secuaces— a 18 años de prisión por encubrimiento, depósito de armas, falsedad e integración en organización criminal, pero no por el asesinato. Un año después, el Tribunal Supremo confirmó esa sentencia. El otrora todopoderoso ‘tigre de Arkan’ continúa hoy cumpliendo esa pena en una cárcel española.

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