Por fin. Fumata blanca. El campeón español de Fórmula 1 Fernando Alonso estará en Valencia. Organizadores del Gran Premio Telefónica de Europa y aficionados pueden respirar. El Comité de Apelación de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) transformó ayer la suspensión por una carrera impuesta al equipo Renault en Hungría en una multa de 35.500 euros.

La escudería francesa optó ayer por la humildad y la estrategia funcionó. El equipo admitió ante Apelación haber infringido el reglamento en Hungría, pero precisó que el castigo impuesto -una carrera con sus dos coches en el dique seco- era excesivamente severo, por lo que solicitó reconsiderar la sanción.

Y, en efecto, tras haber escuchado a todas las partes, el Comité de Apelación resolvió ayer anular la suspensión y dejar la sanción en una multa. Fue lo único -y muy importante- que trascendió ayer. La FIA tiene previsto publicar hoy los argumentos completos de la decisión. Pero eso ya es lo de menos. Lo relevante es que Fernando Alonso y los bólidos amarillos saldrán a competir por el circuito urbano de Valencia. Ahora sólo falta que el asturiano tenga más suerte que el año pasado y no vea, ni de lejos, a Kazuki Nakajima.

El comienzo de la inquietud para Valencia se remonta a hace un mes, cuando los comisarios del Gran Premio de Hungría sancionaron a Renault por entender que había actuado contra la seguridad de los demás al permitir que Alonso saliera a pista pese a saber que una rueda no estaba bien fijada.