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La hermosa fiesta de una final de clubes de "raspall", con el llenazo de siempre, las ilusiones de siempre y los sentimientos y pasión acostumbrados, no pudo redondearse por culpa de una superficie de juego inapropiada. Los jugadores se deslizaban sobre un piso reluciente pero resbaladizo que no pudo soportar la condensación de la humedad ambiental, aumentada por la gran cantidad de aficionados congregados.

Los pelotaris de Alzira y de Rafelbunyol lo intentaron, aguantaron caídas, resbalones y tropezones durante varios juegos, hasta que, conveniaron igualar a 15 y dar por finalizada una partida imposible de jugar. El Trinquet Blau acusó además un montón de goteras que agravaron el estado de la cancha. No había manera de secarlas a pesar del voluntarismo de técnicos federativos, jueces y de los propios jugadores que se prestaban a la tarea.

La pareja de Rafelbunyol comenzó con aplomo y decisión y consiguió dos juegos de ventaja. César se mostraba con un poderoso saque y potente pegada en el resto. Lluïsset y Roberto tardaron en reaccionar pero comenzaron a leer mejor las condiciones de la cancha. Roberto cedió protagonismo a Lluïsset, que parecía sufrir menos en las esquinas de la superficie. Remontaron hasta el 10-15 pero continuar en aquel estado era arriesgar la integridad física de los jugadores pues con los minutos se agravaba el escenario. Pelotaris y jueces decidieron suspender entre el aplauso general.

La final se jugará

en otro trinquete

Habrá de repetirse la final pero será en otro trinquete. Así lo decidieron los clubes de Rafelbunyol y de Alzira, junto a los jueces, en el momento de la suspensión. Los pelotaris que habían entrenado durante la semana habían advertido de las dificultades de esta superficie para la práctica del "raspall". Todo se agravó cuando minutos antes del comienzo, con todo preparado para la transmisión en directo por Punt 2, con la lluvia comenzaron a surgir goteras por diversos puntos de la cubierta. Agua y humedad que provocaron la suspensión.