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Los desafíos están para asumirlos. Con esa frase, no por manida menos cierta, Manuel Hussein vino a explicar ayer el reto que supone para él aterrizar en un club como el Valencia Baske. El gran canario se confesó "afortunado" ante "la gran oportunidad" de su vida tras un año sin sentarse en un banquillo. "Llego al sitio adecuado en el momento oportuno", manifestó un técnico joven - 47 años-, pero forjado en equipos acostumbrados al sufrimiento. De ahí que ayer remarcara, varias veces, que la humildad no está reñida con la ambición, que el inconformismo lleva al crecimiento y que soñar "es un motor que no dejar estar quieto". "Ser inconformista es lo que te lleva a ser ambicioso. No vamos a renunciar a seguir dando pasos hacia adelante", según un Hussein que se definió como "un entrenador de club", que asume la nueva realidad económica y los objetivos marcados. "Esta entidad sabe quién es y qué quiere seguir siendo, y eso ya es importante", desgranaba en el acto de su presentación escoltado por Vicente Solà y Paco Raga.

Acostumbrados a la parquedad de palabras de Neven Spahija, sorprendió ayer un prolijo Hussein, que puso en algún que otro aprieto a más de un periodista a la hora de tomar notas, porque el discurso del nuevo entrenador trasciende los aspectos técnicos. Poco, muy poco, habló de baloncesto. Sus reflexiones, casi todas, hacían referencia a la vida. Al afán de superación personal. Sus expresiones, sinceras, debieron convencer previamente a la directiva, que ve en Hussein al hombre idóneo para llevar el timón tras la marcha de Spahija. "Estoy muy orgulloso de estar aquí. Siempre he trabajado en equipos con otras limitaciones diferentes y otras realidades sociales", recordó, echando la vista atrás, a sus distintas épocas en el Gran Canaria, Cáceres y Murcia.

Precisamente el paso por esas plazas, más modestas, las esgrimió Hussein como un punto a su favor más que como algo en contra. También destacó como algo positivo sus últimos meses en el paro, que aprovechó para "ver más baloncesto". "Desde pequeñito me han enseñado que nunca hay que menospreciar el tiempo pasado en las trincheras", lanzaba, sabedor de que las quinielas habían apuntado hacia Velimir Perasovic como sustituto de Spahija. "Nada se consigue sin esfuerzo y sin colaboración", insistía ayer Hussein, que tuvo palabras de elogio hacia su antecesor, Spahija, y del que espera "ser un digno sucesor". "Agradezco al Power Electronics que haya depositado su confianza en mí para que en este momento importante del devenir del club, que viene de hacer una gran temporada, y sobre todo que confíe en mí para hacer de palanca y seguir mejorando", aseguraba.

Serenidad y exigencia máxima

Eso sí, dejó muy claro, que el reto de dirigir al Power lo afronta con serenidad, tranquilidad y exigencia máxima. Y regaló otras perlas, como una reflexión en voz alta sobre los nombres propios, o el no ser alguien mediático. "Una cosa es la presencia y otra la esencia, y una cosa el personaje y otra la persona", vino a decir. "Respeto todas las opiniones y es la esclavitud de la persona pública. Hay que aceptar lo que la gente piense de ti, si no, no te puedes dedicar a este negocio, pero hay que conocerme. Ahora con mi trabajo me toca revertir esa situación", apuntó.

Respecto a la presión de estar en un club grande, con plaza en Euroliga, y las dudas sobre si está capacitado para controlar un buque de esas dimensiones, Hussein esbozó una sonrisa, para soltar: "Si la presión es por ganar, bendita presión. He tenido mucha más presión en un equipo que trabaja por la supervivencia, y he tenido que jugar hasta el último segundo del último partido, literalmente para no bajar. He tenido mucha más presión en ambientes enrarecidos por no cobrar, pero llevo la presión con naturalidad. Mi objetivo es que no haya desánimo y que haya credibilidad entre la gente que me rodea", analizaba con una gran seguridad.