Sin lugar a dudas el cuarto ascenso del Levante a Primera se consiguió en un partido memorable. El primoroso fútbol exhibido fue mejor que el de los tres anteriores. En el de 1963 se ascendió en Vallejo en un emocionante partido ante el Coruña donde destacó un segundo gol de tiralíneas entre Domínguez, Wanderlei y Vall. En el de 2004 se ascendió en Chapín con un magnífico e inolvidable segundo gol de Reggi. Y en el de 2006 se ascendió en el Camp d'Sports de Lleida ofreciendo buen oficio y consiguiendo a trompicones Riga el gol del triunfo. Pero el pasado domingo en Orriols se firmó y se rubricó el ascenso ofreciendo un juego vistoso, en el que destacaron los dos goles de bellísima ejecución marcados por Juanlu y Javi Guerra y el de antología marcado por Xisco Muñoz. Tenemos grabado el partido y los volvemos a ver para sentir de nuevo el entusiasmo que nos produjeron en la grada.

Gracias les damos a los tres goleadores. Porque sus goles quedarán guardados en un lugar muy destacado de la historia levantinista. Como asimismo quedarán las actuaciones de sus compañeros que han hecho posible el ascenso. Desde Reina, sobresaliente en los últimos partidos, hasta Rubén, santo y seña de un equipo unido, pasando por Ballesteros, el mejor defensa de Segunda esta temporada, Iborra y Pallardó, dos centrocampistas con visión de la jugada, y todos los demás que aportaron su buen hacer, los llamados Manu, Mora, Cendrós, Cerra, Robusté, Serra, Héctor Rodas, Dani Carril, Ángel, Juanfran, Gorka Larrea Samuel, Marc Mateu, Miguel Pérez, Xisco Nadal, Del Moral y Rafa Jordá.

Gracias le damos también al entrenador Luis García Plaza. Siempre ha transmitido confianza en sus futbolistas y ha dado la impresión de creer en lo que hacía. Apoyado por el trabajo del competente secretario técnico Manolo Salvador ha dispuesto de una plantilla mejor de lo que aparentaba. Sí, mejor de lo que aparentaba, porque no estamos de acuerdo con la opinión muy generalizada de que el Levante tenía un grupo de jugadores de una calidad inferior a la mayoría de los equipos de Segunda. Eso nunca fue verdad. Que algunos de ellos llegaran desmotivados de sus destinos anteriores no quiere decir que se hubieran olvidado de jugar al fútbol ni mucho menos. Integrados en un vestuario sin fisuras, deseosos de triunfos, han demostrado sus cualidades. Y en el campo se les ha visto felices, unidos cuando llegaba el éxito y unidos cuando sufrían algún puntual fracaso.

Hoy se despedirán de Segunda jugando un partido sin nervios en el Ruiz de Lopera. Pero en el que procurarán, estamos seguros, dejar una imagen de buen equipo aunque le fastidien la fiesta del ascenso a la entusiasta afición bética.