Alberto Soldado

valencia

El pueblo se ha llenado de carteles. Se anuncia la semifinal del Trofeo El Corte Inglés. El bando del Ayuntamiento se ha encargado de recordar la partida más importante del año. Placas de prohibido aparcar garantizarán que la calle esté libre de un invasor llegado con los años sesenta. Todo lo demás, se mantiene igual que hace cien, doscientos, quizás quinientos años. Y como entonces, como siempre, a la hora de siempre, alguien colocará la cuerda de la "galotxa". Otro se encargará de coger la escalera para descolgar las pelotas de balcones y tejados. Y un viejo aficionado cantará los "quinzes" y juegos, acompañado de un rudimentario marcador artesanal, todo un progreso. El timbre de voz parece más potente cuando gana el equipo del pueblo. La Tia Isabel no quiere perderse un detalle y sentada tras la puerta asoma la cabeza para animar a los chavales del pueblo.Llegada la hora de la misa, en el momento cumbre de la partida, quien sabe si este "quinze" llevará a los de Quart a la final, la partida se interrumpe. La Tia Isabela cruza la calle, en dirección a la iglesia. Es la misa de siete. Para la Tia Isabel la misa es más sagrada que la partida.

Sigue el juego. Cruza la pelota por encima de los tejados. Quizás ha quedado colgada en alguno de ellos. Los pelotaris miran al cielo, ansiosos porque caiga. Hay que jugarla al aire, como hace el Xato, que entusiasma en cada volea. Los aficionados empujan cada golpe, acompañan en el escorzo al jugador que ha de cambiar de derecha a izquierda para salvar el tanto. No hay dos puntos iguales en toda la partida. Cada golpe es una escena apasionada,arrebatadora, por novedosa. No puede haber aburrimiento. El resto consigue devolver una pelota imposible pero aquel balcón la devuelve. El "galotxer" alza el brazo para salvar que la pelota entre en la "reixa", la famosa "reixa" de la que abominaba el Xiquet de Llanera, que anduvo en guerra por estos lares...Pascual vibra con su pueblo. Ayer vio una partida en Vila-real pero lo de su pueblo, " es incomparable; es auténtico. Aquí jugamos todos, y soñamos todos", dice sin perder detalle.

Habrá que esperar a la partida de vuelta en Alfarp. "No es igual,- dice- allí no jugamos en la calle".