Hay distintas perspectivas para seguir en directo el GP de Europa y a precios muy diferentes. Y las terrazas de la calle J.J. Dómine, frente al Puerto, aparecen como una opción muy interesante para los que buscan algo más que ver pasar los bólidos a toda velocidad, en cualquier recta o curva del trazado, en cuestión de segundos. Desde los áticos, a diez pisos de altura, la oferta es mucho más completa. Hay un ángulo de visión más amplio y el paquete incluye un ambiente selecto y de privacidad nada comparable al de las gradas. Lógicamente, resulta más caro. "El servicio es para empresas, pero por persona sale a un precio aproximado de entre 1.5000 y 2.000 euros para los tres días", aseguran desde una de las cuatro empresas que se dedican a la gestión de alquiler de azoteas para el GP.

Finalmente, el Ayuntamiento de Valencia ha hecho la vista gorda con este negocio. Un bando municipal prohibía el alquiler de terrazas y balcones, al no estar preparados en casos de emergencia. El consistorio dejó finalmente el asunto al albur de las comunidades de propietarios, que no quieren dejar escapar la oportunidad de sacar golosos beneficios. La situación en los áticos, eso sí, se ha regularizado parcialmente. Las empresas que los alquilan han limitado el número de plazas y no celebran fiestas, principal petición del ayuntamiento. "Tenemos tres configuraciones de terrazas: para grupos de 30, 50 y 90 personas", explican. "Lo tenemos todo legalizado, como en los años anteriores, y no hemos tenido ningún problema. No tenemos nada que esconder", aseguran las mismas fuentes de una empresa que se anuncia en los portales de J.J. Dómine.En los balcones es otra cosa. Hay menos movimiento.

De todos los tamaños

La presencia de agentes de seguridad privada en los patios de J.J. Dómine delatan el ambiente más glamuroso que se respira, estos días, en las alturas de la calle más ruidosa de Valencia este fin de semana. "Por nuestro ático pagan unos 20.000 euros, pero es muy pequeño", asegura un vecino mientras pasea a su perro, Niky, aquejado de estreñimiento, cuenta el dueño, por el sonido de los bólidos. Generalmente, las terrazas están destinadas a grupos de empresas. Hay para todos los gustos y tamaños. Y no falta el "catering". El alquiler de balcones es otra historia. Varias empresas gestionan también este negocio, pero en otros casos el contacto es directo con los vecinos o los propietarios de las oficinas. Aquí sí que se nota la crisis. O el miedo al ayuntamiento, que no permite este tipo de operaciones.

Las fincas, de los años 60 la mayoría, no están preparadas. "El año pasado nos ofrecían 6.000 euros por disponer del balcón durante los tres días, pero este año nadie nos ha llamado. He oido que está prohibido, igual es por eso", explica la inquilina de un piso a mitad calle, desde donde se ve con detalle el trasiego de barcos que transitan por el Puerto y, por supuesto, toda la parte oeste del trazado de velocidad. Propietarios de los edificios aseguran que hay menos balcones particulares completos que el año anterior.

Entre hoy y mañana, 100 barcos

En cuanto a los yates, en la dársena interior del puerto de Valencia todavía hay muchos amarres libres. A parte del imponente barco "Indian Empress", y de unos cuantos veleros preciosos, todavía se echan de menos numerosos yates que en anteriores ediciones le han dado color a la prueba. Entre hoy y mañana se espera superar la cifra de cien.