El Ros llegaba al inicio del último cuarto del partido ante Perfumerías Avenida 51-53. Todo, el estado del equipo, la afición entregada, el factor cancha... parecía indicar que el equipo valenciano se alzaría con su quinta Supercopa consecutiva, pero algo pasó en ese cuarto periodo que dio al traste con las esperanzas del Ros Casares. Mucho tendrá que analizar Jordi Fernández para explicarse qué pasó. El caso es que las suyas perdieron en casa, de la forma más dolorosa posible, ante el eterno rival, un Perfumerías Avenida que no se acordaba de ganar en La Fonteta pero que gestionó mucho mejor el tempo del partido y se llevó un título que llevaba cuatro años quedándose en Valencia.

Además, por si fuera poco, fue una ex del Ros, Belinda Snell, la que comandó al conjunto salmantino en ese incomprensible último cuarto. El aro de repente se empequeñeció, lo que sumado a una falta de frescura sobre todo de las directoras de juego valencianas provocó la derrota más dolorosa de los últimos años.

Y eso que hasta el momento el Ros no lo había hecho mal. Nada mal. Las ventajas habían sido muy elevadas para el conjunto que entrena Jordi Fernández -siete puntos en el segundo periodo-, pero esa renta de nada sirvió cuando el equipo salmantino, comandado por una gran Xargay, se arremangó y decidió meter la directa. Para ello, cargó el juego en las mujeres del interior, Souza y Sancho Lyttle, que se hicieron las dueñas de la zona. Al Ros le entraron entonces la ansiedad, las prisas: Marta Domínguez no estaba fina, Palau bajó sus porcentajes de acierto notablemente y a Katie Douglas, que fue la mejor de las valencianas con 15 putos, comenzaron a pitarle pasos de salida. A todo esto, Fröhlich no tuvo el día y apenas apareció en ataque.

Cierto es que queda mucha temporada, que lo de ayer pudo llegar demasiado pronto y que al equipo se le vieron aspectos muy positivos, pero la inyección de moral que puede suponer para las salmantinas arrebatarle al eterno rival el primer título en su propia casa puede decantar la balanza hacia el lado del Perfumerías si Jordi Fernández no da con la tecla y se explica, a sí mismo y a sus jugadoras, qué ocurrió en ese cuarto. La afición del Ros no está acostumbrada a perder y no quiere acostumbrarse ahora, ni siquiera tras un cambio de ciclo tan importante como el que ha vivido el equipo valenciano este último verano. Mucho trabajo queda por delante antes de comenzar la Liga Femenina.