Álex Serrano

Valencia

El Power Electronics Valencia firmó ayer un gran partido, aunque el esfuerzo no les sirvió de nada a los de Manuel Hussein, que vieron cómo el Regal FC Barcelona se llevaba la victoria de La Fonteta. Los de Xavi Pascual no hicieron el mejor partido de sus vidas, pero les bastó y les sobró para llevarse con relativa comodidad -el parcial del primer tiempo indica que no fue un camino de rosas para los blaugranas- el choque de Valencia.

Cumpliendo con las expectativas creadas, el partido fue muy intenso desde el primer momento. No es un cliché o un tópico. Fue realmente así. El Power, espoleado por una Fonteta entregada, puso la directa desde el primer momento. Lishchuk se hacía enorme bajo aros y Xavi Pascual no veía manera de parar a la sorprendente maquinaria valenciana. Pero entonces el Barça empezó a carburar y cuando eso pasa, se convierte en un equipo perfectamente engranado que ve el aro como una piscina. Las defensas desaparecieron en los primeros diez minutos, y al final del primer periodo el marcador reflejaba un sorprendente, por elevado, 28-25.

El comienzo del segundo cuarto dejó claro que tanto Hussein como Pascual querían que sus equipos defendieran. Los partidos a muchos puntos son bonitos para el público, pero muy complicados para los técnicos. Por eso, ambos entrenadores dieron una consigna clara: "que no metan más". Y el Barça lo consiguió mejor que el Power. El equipo valenciano anotó únicamente ocho puntos en este periodo, por 14 de los de la Ciudad Condal, con lo que se fueron tres puntos por delante al descanso. Claver y Savanovic lo jugaron prácticamente todo. La lesión de Richardson favoreció al alero valenciano, que sumó muchos minutos en pista. Pero el mejor del conjunto local era Serhiy Lishchuk, al que no sabían cómo parar debajo de la canasta. Pero de nuevo, las faltas, su particular caballo de batalla, le mandaron al banquillo antes de hora, y la pintura valenciana, con Javtokas y Savanovic en pista, perdió potencia en ataque para ganar intensidad defensiva.

En el particular vaivén en que se convirtió el partido, con el Barça siempre por delante pero sin acabar de romperlo, el tercer cuarto volvió a adolecer de falta de concentración atrás por parte de ambos conjuntos. El Barça era superior, pero el Power seguía rindiendo a gran nivel, siempre muy cerca del equipo catalán. Cook y Simeón se turnaron en la dirección de juego. El montenegrino hizo su mejor partido desde que está en el Power Electronics pero no fue suficiente para frenar los ataques que comandaba Ricky Rubio y, sobre todo, Juan Carlos Navarro, una vez más casi infalible desde la línea de tres.

A por todas en el cuarto período

Al último cuarto se llegó con las espadas en todo lo alto. Pese a que el Barça seguía por delante, el Power dio la cara hasta el último momento, con el triple de Rafa Martínez en la memoria. La distancia, sin embargo, nunca fue menor de cinco puntos, en parte porque las bajas del Power, como más tarde confirmaría Manuel Hussein en rueda de prensa, lastraron la rotación sobre todo exterior del conjunto valenciano. Sin Augustine, Richardson y De Colo, el Power Electronics llegó con las fuerzas muy justas al último cuarto, y ahí el Barça se limitó a administrar la ventaja y dejar claro, conforme se acercaba el final del partido, que no habría lugar para un nuevo milagro como el conseguido por Rafa Martínez la pasada temporada.

Lishchuk brilló con luz propia en esos últimos instantes, llevando la voz cantante en la hipotética remontada, pero no se pudo hacer nada contra el Barça. Ni siquiera la aportación de Rafa Martínez, que tiró de garra con un par de penetraciones para intentar acercarse al conjunto catalán. El próximo jueves, sin solución de continuidad, llega a La Fonteta el Panathinaikos griego, y la derrota ante el campeón de Europa no parece la mejor manera posible de afrontar un partido como el debut en la tan ansiada máxima competición europea.