J. M. Bort

valencia

El Levante UD dio ayer un salto kilométrico hacia la zona tranquila de la clasificación a costa de la Real Sociedad, un rival directo que quedó minimizado en su visita a Orriols. Más allá del resultado, democrático con lo sucedido en el campo, las buenas noticias llegaron desde aspectos más profundos. Desde la energía que transmite el grupo de Luis García Plaza, por ejemplo. Hoy es un conjunto valiente y aguerrido, poco que ver con el carácter de bonachón de las primeras jornadas. Salvo en los últimos minutos, en los que tácticamente jugó condicionado por las lesiones, superó a la Real en todas las facetas del juego. En las formas y en el fondo.

El Levante UD disipó cualquier duda sobre su progresión en la primera parte. Fue mucho mejor equipo que la Real. Ordenado en defensa y dinámico en la creación del juego, transmitió rápidamente excelentes sensaciones. El comienzo recordó al partido jugado hace un año en el mismo escenario, cuando ambos militaban en la Liga Adelante. Como entonces, se esperaba en Orriols un rival más temible, por nombre y por su mayor peso en la élite. Esta vez también se emitió un juicio erróneo. El de Martín Lasarte fue un equipo menor, desbordado por todos los lados. Un buen síntoma, sin duda, de que la adaptación "granota" a la Liga BBVA es una realidad.

Desde la victoria en Almería, el Levante UD no ha parado de crecer. Ahora asalta los partidos con mucha confianza, seguro de sus posibilidades. Supone un extra incalculable para un conjunto de su perfil, que tiene en el factor psicológico la llave de sus éxitos o fracasos. Superado el complejo de inferioridad, el Levante UD carbura mejor y a un ritmo muy superior. Ante la Real, en el primer tiempo, sólo le faltó el gol para corroborar su evolución. Lanzó dos veces al palo y merodeó el área de Bravo con frecuencia.

El partido ofreció, también, grandes noticias en el terreno individual. No hay un solo futbolista que no haya dado un paso adelante. Algunos se han reencontrado a sí mismos. Es el caso de Del Horno, que vuelve a sentirse útil como futbolista. El vasco firmó una actuación sobresaliente hasta que se retiró, lesionado, en la segunda parte. Anuló a Xabi Prieto y subió todas las veces que pudo a doblar a Juanlu y a buscar el remate. A los veinte minutos, se presentó en el área y chutó al poste. En el córner siguiente cabeceó al larguero.

Definida la pareja Xavi Torres-Sergio en el centro del campo, el Levante UD creció ayer un poco más unos metros más adelante, donde Rubén, Juanlu y Xisco Muñoz, un comodín muy valioso, movieron la pelota con mucha sentido y velocidad. Un trío perfecto para aprovechar la velocidad de Caicedo, al que le faltó movilidad para "cazar "más la pelota. El ecuatoriano sólo se marchó una vez de los defensas y terminó en el suelo, reclamando un aparente penalti que no fue.

Al dominio del Levante UD le faltaba el gol. Y Sergio estuvo a punto de conseguirlo en uno de sus zapatazos. El imponente derechazo desde fuera del área llevó la pelota al interior del palo. Era evidente que el equipo de Luis García atacaba con más recursos ofensivos que la Real, que apenas daba muestras de presencia en el área contraria. Tan sólo un disparo lejano y un acercamiento inquietaron a Reina, con mucho menos trabajo del habitual.

El partido se dirigió al segundo tiempo con cuentas pendientes para el Levante UD, merecedor del triunfo. Si iba a ser capaz o no de mantener el ritmo quedó claro rápidamente. Orriols respiró profundamente cuando Del Horno obtuvo premio a su constancia. El lateral se elevó sobre todas las cabezas para rematar, marcando los tiempos, desde el segundo palo un lanzamiento de córner. Celebró el gol como un loco junto a la abarrotada Grada Central, que premió su innegable entrega.

Todo estaba bajo control. La Real, muy "blandita" hasta entonces, dio un pasito adelante en el campo, pero no llegó a intimidar al Levante UD en los siguientes minutos. Tamudo terminó desesperado ante Ballesteros y Nano, otra pareja que merece el reconocimiento general.

Situado anímicamente varios escalones por encima de su rival, el Levante UD le dio la puntilla al encuentro en un arranque de genio de Juanlu. Le arrebató la pelota de los pies a Xavi Prieto, avanzó unos metros, levantó la cabeza y envió un pase perfecto a Caicedo, que se abrió el pasillo entre dos defensas.

El delantero demostró sus dotes de "asesino" ante el portero. Con mucha calma, quizá excesiva, esperó hasta el límite y cruzó suavemente el balón al segundo palo.

El 2-0 provocó el lógico estado de relajación en el Levante UD, que se encontró con las lesiones como peor enemigo. Xisco Muñoz tuvo que pedir el cambio y el mismo camino siguieron Del Horno y Caicedo. Sin fondo de armario, Luis García no pudo reforzar como pretendía el centro del campo.

La Real aprovechó el bajón del rival para meterse en el partido. El gol reflejó que la intensidad en la retaguardia local no era la misma. Sarpong, un bajito atacante con mucho peligro, aprovechó un balón suelo en el segundo palo. Luis García, preocupado, pidió más intensidad a sus jugadores.

Los últimos minutos pasaron lentos hasta que Orriols celebró enloquecido la victoria.

Tres desplazamientos seguidos con la Copa

El Levante UD inicia el próximo domingo, en el estadio Cornellà-El Prat, una larga travesía como equipo visitante. Tras el partido ante el Espanyol, el conjunto de Luis García Plaza se desplazará hasta el sur para enfrentarse al Xerez en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Días después, tocará jugar en Mallorca, uno de los supuestos rivales directos en la lucha por la permanencia. Los últimos resultados permiten al Levante UD viajar con cierta tranquilidad tanto a Barcelona como a Palma, puesto que ha conseguido un colchón de puntos muy tranquilizador. En la Copa, si las lesiones lo permiten, Luis García deberá hacer rotaciones para evitar sobrecargar a sus futbolistas.