La tropa de la Fórmula 1 empieza a manifestarse en el angosto pasillo de entrada que pretende ser el hall de un hotel. En realidad, motel, Adan y Eva para más señas, uno de los hogares que la agencia de viajes de Bernie Ecclestone encontró para los miles de actores de su teatro ambulante. Eso es en Mokpo, a tiro de piedra del circuito y la ciudad más cercana, porque junto al lago Yeongam, solo está la pista, o lo que pretende ser un escenario de carreras, rematado a brocha y martillo para salir del paso este fin de semana

Luces de neón como si no costaran y autopistas desiertas a las nueve la noche en una ciudad que hasta fue escenario de una película. Bernie Ecclestone se ha llevado la Fórmula 1 al fin del mundo. Corea del Sur ya tuvo Juegos Olímpicos y Mundial.

Cuatrocientos kilómetros al sur de Seúl, la Corea industrial trata de adaptarse a esto de la Fórmula 1. Mokpo es el puerto elegido mientras se construye Yeongam. Curioso. El circuito será semiurbano. Será, porque hoy todavía no hay nada junto a la pista. Las simulaciones futuristas dibujan para dentro de unos años un escenario muy distinto. Contra lo habitual, la ciudad crecerá después que la pista. Rascacielos, un puerto deportivo, y espectaculares vistas al mar Amarillo. Un Mónaco asiático. Entre tanto, grúas y obras a medio terminar.

Fernando Alonso adelantó a ayer el clásico reconocimiento de los jueves. Fue en bicicleta, con el ojo en el asfalto y los datos del simulador en la cabeza. "Es muy similar a lo que pensábamos y tiene cosas de muchas pistas", explicaba.