El peor de los presagios, la noticia que nunca un aficionado del CD Castellón hubiera querido leer, se produjo en el día de ayer. Después de estar más de quince días en ascuas, aferrados a los plazos infinitos fijados por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y a expensas de ver si Castellnou 2005 SL vendía o si alguien pagaba la deuda mantenida con la AFE, se confirmaba que el Castellón militará la próxima temporada en Tercera al consumarse su descenso administrativo.

El futuro de la entidad pasa por esa categoría, a la que se regresa 32 años después, pero es incierto. El director general del club, Miguel Ángel Ludeña, recibía ayer por la tarde la notificación correspondiente por parte de la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana (FFCV) y se inscribía en la misma -el plazo acababa hoy a las 13 horas-, sin tener noticia alguna ni de Antonio Blasco ni de José Manuel García Osuna. Al cumplir con ese requisito, aunque sin tener el consentimiento oficial de los actuales propietarios, el Castellón evitaba descender a Regional Preferente.

Pero ahora la situación que se les presenta a los todavía gestores del club es bastante complicada y lo peor de todo es que afecta directamente al porvenir de la entidad. Sin ayuda institucional, sin el apoyo de la afición, sin estadio y quizás sin Ciudad Deportiva, Castellnou podría plantearse la posibilidad de disolver la sociedad y el Castellón desaparecería el mismo año en que cumple 89 de historia.

La desesperante y nefasta gestión realizada por el grupo de Blasco y Osuna, sobre todo en las dos últimas temporadas, ha propiciado que el Castellón pasara de ser uno de los clubes más saneados de Segunda a descender por la deuda mantenida con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) por impago a sus jugadores. En todo este tiempo, Castellnou no ha podido cumplir con sus responsabilidades económicas respecto a ellos -ni tampoco con los trabajadores del club-, pero sí ha tenido en sus manos la posibilidad de por lo menos evitar el descenso a Tercera.

La Federación, gracias a las gestiones realizadas por la Valenciana desde el primer día, les ha dado mil y una facilidades a los actuales propietarios para mantenerse en Segunda B, pero éstos han ido dejando pasar el tiempo, no han cumplido los plazos establecidos y han demostrado que lo único en lo que estaban pensando era y es en recuperar el dinero invertido, dejando en un segundo plano la situación deportiva.

Así, y pese a que se había comentado que no había ningún equipo interesado en comprar una plaza en el grupo II de Segunda B, finalmente el Torrellano-Huracán y el Mallorca B sí lo negociaron en el plazo fijado, adjudicándose dos de las vacantes del grupo II (la tercera es del Lleida y todo apunta a que hoy le será notificado). Eso sí, el conjunto balear ha acordado con la RFEF pagar los 395.000 euros que costaba la vacante en plazos ya que está en Ley Concursal.

Ese es otro de los aspectos que afectan al futuro del Castellón y que no se pueden pasar por alto porque el club albinegro está en pre-concurso y dispone de entre tres y cuatro meses para negociar la deuda con los acreedores y proveedores. Si en ese tiempo no se llega a un acuerdo, entrará en concurso de acreedores.