La ciudad de Valencia quedará literalmente colapsada mañana por la mañana con la disputa del Maratón Divina Pastora. Aunque la liturgia es la misma (desfile incesante de deportistas, con un intervalo de casi cuatro horas entre el primer y el último clasificado), el principal cambio reside en el hecho de que el número de participantes se duplica respecto a años anteriores. Correr un maratón no es barato, por lo que se da por hecho que el número de ausencias sobre los 7.000 inscritos será menor que en cualquier otra carrera a pie.

A esa riada humana se le unirá la de los atletas que corren la prueba de 10 kilómetros. Ambas partirán del puente de Monteolivete a las nueve de la mañana.

Varios son los retos que plantea la prueba, más allá del éxito de convocatoria, que ya se ha conseguido. Ahora faltan los otros dos: batir la mejor marca de la distancia jamás hecha en España (2 horas, 7 minutos, 30 segundos), lo que dependerá de la calidad de los corredores africanos contratados y que los atletas cuenten con el respaldo de la ciudadanía; esto es, que en el recorrido no se vean las mismas aceras desangeladas de anteriores ocasiones. Todo ello para intentar que la prueba no sea la gran desconocida del mapa de maratones que se celebran en España.

Un "bolo" para ambientar

Ayer se celebró uno de los últimos actos previos: un "bolo" que sirvió para presentar la espectacular recta de meta, por encima del estanque del Museo Príncipe Felipe. El duelo singular fue ganado por la atleta Marta Fernández de Castro, que venció al piloto Héctor Barberá y al levantinista Juanlu. También ayer se abrió Expo Deporte, la feria en la que, durante toda la jornada de hoy, habrá conciertos y actividades lúdicas, mientras los atletas se acercan a recoger el dorsal y a bolsa de corredor. Y también anoche, Divina Pastora celebró la gala de su primer circuito de carreras populares.