El partido de ayer era muy especial para Vicente Iborra y para toda su familia. El jugador del Levante había visto como su hija recién nacida, Alma, perdía la vida el jueves tras estar varios días en la incubadora. La noticia, que hasta ayer no se hizo pública, afectó a todo el levantinismo desde sus compañeros, hasta el técnico, pasando por la junta directiva y los aficionados. Ayer, más que nunca, era momento para estar unidos y demostrar que este club sabe recuperarse de todos los golpes, vengan de donde vengan. Y, sencillamente, así lo hicieron.

El propio Iborra le dijo al entrenador que podía contar con él y, aunque en principio estuvo en el banquillo, entró en la segunda parte en medio de una gran ovación. Y cumplió como el que más. Al final, la victoria y el abrazo de todos sus jugadores sirvieron, si es que es posible, para consolarle.

Al finalizar, en otra prueba de su profesionalidad, atendió a los medios: «Ha sido un partido muy emotivo, al final importaba que el equipo ganara y que la gente se llevara una alegría. Así ha sido y en ese aspecto estoy muy contento». El mediocentro de Moncada se mostraba orgulloso del levantinismo: «Cuando salgo de casa salgo de una familia y me voy a juntarme con mi otra familia, la del Levante. Cada día me siento más orgulloso de formar parte de ella y hoy me han demostrado que cuando los necesite estarán ahí.

«Vicente me dijo que podía contar con él»

Juan Ignacio Martínez, entrenador del Levante, comentó que ni en el mejor de los sueños nadie se hubiese imaginado que el Levante estuviera en la zona de Liga de Campeones en la clasificación a pocos días de llegar a Navidad. El técnico levantinista hizo una mención especial a la situación que vivió en el partido Vicente Iborra: «Llevamos unos días tocaos en el aspecto sentimental. Ha sido muy complicado para la familia Iborra y para todos. Cuando le llamé (a Iborra) me dijo: mister es cosa de Dios y si quieres puedes contar conmigo -para el partido-», comentó el entrenador del Levante.