La Copa Generalitat tiene el atractivo de lo poético. Y de la novedad. Interesante es la presencia de Bicorp en esta competición. Vale la pena acercarse hasta este pueblo, que presume de pinturas rupestres, patrimonio que son de la Humanidad, y hacerlo desde Valencia en dirección a Buñol y Dos Aguas para atravesar el Júcar, hacia Millares, en sinuosos pero hermosísimos desfiladeros y macizos que cautivan la vista del viajero. A veces entretienen el viaje familias de cervatillos. Millares se queda atrás, con la historia de los hermanos Saez Merino, como recuerdo de un tiempo de efervescencia económica. La competencia china ha acabado con todo el tejido industrial de los telares valencianos. No hay nada de lo que vivir en estos pueblos y el descenso de su población es imparable. Atraviesas la meseta de la sierra de Cortes y desciendes vertiginosamente hacia la capital pelotística de la Canal.

Bicorp presume de un gran equipo de "raspall" y de profesionales de postín, además de un precioso trinquete cubierto que nos enseña, todo orgulloso, el alcalde que lo hizo posible, Pascual Gandía. Hemos asistido al debut de Bicorp, con sus jugadores más mediáticos: Armando, Mario y Vicente Juan frente a un poderoso equipo que llega desde Vilamarxant y que ha conquistado el torneo de "escala i corda", capitaneado por Boni. Sólo los viejos recuerdan el juego de "galotxa" cuando ni siquiera existía la cuerda y se jugaba a "ratlles". Oimos embelesados las historias del Tio Servando, una enciclopedia viviente, que recuerda las partidas del Xiquet de Llanera en esta misma calle, junto a Jerónimo de Navarrés, o el Simatero de Llaurí. Habla de la legendaria formación de Chella, de tiempos de la guerra, que destacaba en todas las modalidades: Blayet, Ricardo, El Tejero, y El Roget. El Tio Servando lamenta que esta tarde nadie haga uso de la izquierda para jugar en lo que él denomina "perxa".

La afición ha llenado las aceras y aplaude con entusiasmo las pocas jugadas en las que el equipo local, tras intenso peloteo, consigue el "quinze". Todos comentan que "los chavales del pueblo nunca han jugado a galocha y notan la inexperiencia". Reconocen que los jóvenes de Vilamarxant, "tienen mucho brazo y son muy técnicos". El propio Mario, el joven con más proyección de la nueva generación de pelotaris de "raspall" afirma sentirse satisfecho: "Hacerles cinco juegos creo que tiene mérito".

En Bicorp, la Copa Generalitat ha ofrecido el incomparable sabor de la pelota jugada en plena calle, preciosa, con hombres y mujeres empujando a sus paisano y ha recuperado una modalidad que también forma parte de su historia.