El amplio y mullido colchón con el que cuenta el Levante respecto a su inicial objetivo de la permanencia hace que el equipo de Juan Ignacio Martínez de la sensación de haber limitado sus esfuerzos a sacar puntos en su estadio, donde tan sólo le ha ganado el Valencia y le ha empatado el Mallorca. Ayer, sin ir más lejos, el equipo empezó bien, pero se empezó a desdibujar con el primer gol del rival y se vio totalmente alejado de cualquier opción a partir del segundo obra de un Llorente especialista en marcarle a este club. Cinco derrotas consecutivas lejos de su estadio son un registro muy discreto y más aún teniendo en cuenta que la próxima visita será a El Bernabéu. Eso sí, para entonces ya habrán jugado tres partidos más en casa porque al aplazado de la primera jornada ante el Zaragoza que será el próximo 22 de enero hay que añadir los que se disputarán frente al Getafe y el Racing.

Entre medias, una apasionante eliminatoria copera ante el Valencia en la que están puestas muchas miradas, y por la que tal vez se pueda explicar parte del apagón general que sufrió el equipo en el día de ayer. Casi como le había pasado al Valencia un día antes en su soporífero encuentro ante otro equipo vasco, la Real Sociedad ante el que perdieron por cero a uno.

El Levante UD se plantó en la Catedral como lo ha de hacer un equipo que va cuarto y que llega con la intención de sacar un buen resultado. Con la defensa adelantada, con todas las líneas apoyándose entre sí, y con movimientos rápidos y verticales. Aún así, y pese a disponer de dos disparos de Koné en los primeros siete minutos, era el Athletic quien se adelantaba, cómo no, de córner, con un tanto de Amorebieta en el minuto diez que remató de cabeza totalmente solo, pues Nano y Xavi Torres se fueron arrastrados por otros jugadores bilbaínos.

El partido era trepidante. El balón iba de un área al otra, pero faltaba, casi siempre y sobre todo en el lado levantinista, ese último pase. Ese detalle que marca la diferencia entre una simple aproximación y una jugada de auténtico peligro. A todo eso, Munúa se estiraba para despejar un fuerte disparo de Llorente desde la frontal. Y poco después blocaba otro remate de cabeza del punta vasco en otro centro horizontal desde la banda. Este era el recurso que más problemas acarreaba a la zaga levantinista, especialmente por la derecha donde Venta se veía desbordado por los apoyos entre Muniaín y Aurtanetxe debido, en gran medida, a lo poco que se prodigaba El Zhar en ayudarle.

En la zaga estaba, por cierto, la pareja formada por Ballesteros y Nano que tanto rendimiento ha dado y que puede vivir sus últimos momentos debido a la probable marcha de Nano al fútbol chino.

En la izquierda, la novedad era ver a un hombre especialmente motivado ayer como Del Horno. Juanfran actuaba de interior, lo que le otorgaba al ex futbolista del Athletic de Bilbao la oportunidad de regresar a su puesto natural.

En el medio campo, otro vasco, Barkero, se reivindicaba como uno de los mejores del Levante UD después de varios partidos sin rendir a su nivel habitual. Sus centros y aperturas de juego llevaron peligro desde el primer minuto e hicieron que pronto sufriera un marcaje especial con no pocas faltas. En el lanzamiento de una de ellas, el propio Barkero estuvo a punto de marcar con un tiro que se marchó rozando el palo.

En el área de Munúa, los sustos se sucedían con escaso intervalo de tiempo. En un rebote entre Nano y Venta el balón le caía a Muniaín que, totalmente sólo, disparaba desviado. Poco después, y en una contra en la que tan sólo subieron dos hombres por cuatro defensores azulgranas, De Marcos se hizo un auto pase ante Nano y Del Horno y centró para que Llorente rematara a placer de cabeza en el segundo palo. Como si nadie hubiera aprendido la lección, la misma jugada se repetía cuatro minutos después con un desenlace, afortunadamente, diferente.

Acostumbrarse a jugar sin Nano

Con cero a dos había que buscar soluciones y Juan Ignacio Martínez optó por una que, además de confirmar que Juanfran no acababa de cuajar como interior, dejaba entrever que el técnico quiere acostumbrar a su equipo a jugar sin Nano. Él era el que se marchaba del campo al descanso haciendo que Valdo jugara en el interior derecho, El Zhar en el izquierdo, Juanfran se retrasara a la banda izquierda y Del Horno pasara a formar de central.

El equipo, ahora sí, se parecía mucho al que, presumiblemente, será el once titular en la segunda vuelta, pues Juanlu, en principio, no regresará hasta los últimos partidos de liga. Era una buena oportunidad de analizar su posible rendimiento, aunque el estar con dos a cero y en un escenario tan complicado como San Mamés les lastraba en gran medida. A todo eso, Koné se quedaba totalmente sólo a pase de Valdo y lograba marcar, aunque el linier levantó la bandera, de forma equivocada, y el árbitro señaló fuera de juego imposibilitando así que los valencianos acortaran distancias. Koné, muy activo pero sin acierto, se encontró con un balón en el área pequeña que desvío Iraizoz en el último momento a córner. Ahí se acabaron las balas de un Levante que entre China y Valencia se perdió camino de Bilbao. Y, para redondear la empanada general, otro cabezazo, ahora de Iturraspe, acabó en el tercero.