En el protocolo de intenciones urbanísticas pactado entre Newcoval —la sociedad de nueva creación participada por Bancaja Habitat y Aedifica— y el Valencia para retomar los trabajos del nuevo estadio, el club vende el estadio de Mestalla por 225.653.000 euros a Bancaja y Banco de Valencia, a cambio de los importes de los préstamos pendientes de pago a cada uno de estas entidades bancarias.

Asimismo, el Valencia vende su actual ciudad deportiva, con la condición de que sea recalificada previamente por el ayuntamiento de Paterna, por 33.200.000 euros. Además entregará en efectivo una cantidad restante de 1.718.000 euros para completar la construcción de la nueva ciudad deportiva en Riba-roja, valorada en un total de 34.918.000 euros. El club también venderá la edificabilidad del nuevo estadio por 46.200.000 euros y obtiene financiación con un nuevo préstamo a largo plazo, con garantía hipotecaria, de 186.309.056 euros.

En total, el Valencia contará con 493.080.056 euros, con los que podrá hacer frente a todas las prestaciones de Newcoval: la subrogación del préstamo de Bancaja y del Banco de Valencia (200 millones y 23.653.000 euros, respectivamente); la terminación de las obras del nuevo estadio —calculadas en 162.774.242 euros—; la construcción de la nueva ciudad deportiva en Porxinos; el polideportivo vecinal de Benicalap —7 millones—; las deudas pendientes con la anterior UTE y con el ayuntamiento de Valencia —29.714.795 y 19.464.384 euros, respectivamente—; el pago a los acreedores del nuevo estadio —1.247.000 euros—; la resolución del contrato de dirección del nuevo estadio —2.894.000 euros—; y por último los pagos a Dursa Ribarroja y al ayuntamiento de la localidad —4.014.635 y 5.400.000 euros, respectivamente—. En total, justo los 493.080.056 euros.

Algunos accionistas consultados por Levante-EMV afirman que el acuerdo, que ni el club ni Bankia han detallado todavía públicamente, tiene un gran aspecto positivo, como es que el Valencia «por fin puede terminar las obras del nuevo estadio y además consigue una necesaria financiación a largo plazo». Por contra, son varios los puntos en los que el Valencia, según estas fuentes, saldría perdiendo. Se ve arriesgado desprenderse de activos en un contexto de crisis con la venta de la edificabilidad del nuevo Mestalla a 840 euros el metro cuadrado (la volumetría de las torres de oficinas es de 55.000 metros cuadrados).

A continuación, se contempla como excesivo equiparar el coste «de la construcción de campos de fútbol» en Porxinos con la entrega de una ciudad deportiva, como la de Paterna, que sería recalificada. Por otro lado, se ve un desfase en el coste total en los terrenos permutados al Ayuntamiento respecto al acuerdo inicial de 45 millones: la última Memoria Anual del Valencia incluye compras de terreno por valor de 33.978.824,35 euros, a los que hay que añadir el pago en efectivo de 17 millones.

También se critica la venta de Mestalla por 225.653.000 euros (a 16.750 euros el metro cuadrado), cuando «en plena crisis» se le compró al expresidente Juan Soler una parcela de 2.295,73 m2 por 90 millones (a 39.203 euros el metro cuadrado). Se cuestiona la necesidad de vender la totalidad del Inmovilizado Material del club por 305 millones (Mestalla, Paterna y la edificabilidad del nuevo estadio) cuando, según la Memoria de la temporada 2010/2011, el club «cuenta con apoyos financieros suficientes para renegociar su deuda».

Por último, se propone la necesidad de que el Valencia entre en Newcoval para «entrar en la gestión y toma de decisiones de los costes del estadio y participar del porcentaje de beneficios de Newcoval de la posterior venta del terreno edificable del nuevo estadio».