Confiesa que se siente en una nube y que no quiere bajar de ella. Algo tímido, confiesa que se le hace «muy raro» tener que hacer entrevistas, y contar «cosas mías» a alguien que no conoce, pero sonriente anuncia: «Seré sincero». La sinceridad de un chaval de 22 años que toda su carrera ha discurrido en Las Palmas y, en una semana, ha pasado de jugar en Segunda a Primera y de soñar con el ascenso a tener que luchar por acabar en puestos de Liga de Campeones.

El director deportivo dice que usted «intenta cosas que otros ni imaginarían». ¿Qué inventa?

Estoy acostumbrado a jugar en la calle con mis amigos y ahí se hacen y aprenden cosas que en el campo costarían un poco más. A veces trato de hacer esas cositas en el campo y, a veces me salen, y otras no.

Dicen que es poco disciplinado, deportivamente hablando.

Me gusta ganar, pero también jugar bonito.

¿Cree que aquí lo va a poder hacer?

El fútbol es igual en cualquier parte del mundo y cada jugador tiene una personalidad y una manera de jugar que, aunque se pueda corregir un poco porque así lo pida el mister, es única. Yo vengo a hacer lo que he hecho siempre, divertirme jugando al fútbol, divertir a la gente y ganar muchos títulos que es, al fin y al cabo, lo que queda en la retina de todos.

¿Y cómo es Viera?

A principio soy bastante tímido pero, cuando me suelto, soy bastante alegre. Me gusta reírme mucho. En el campo me gusta divertirme porque para eso juego. Soy muy familiar. Me gusta jugar al padel, ir al gimnasio... las mismas cosas que a cualquier persona.

¿Se toma su profesión como una diversión?

Me divierto trabajando.

¿Podría definirse como jugador?

Eso me cuesta, pero a ver... me gusta mucho atacar y de medio campo hacia adelante soy muy generoso con mis compañeros. Te diría que casi me gusta más dar asistencias que marcar goles y ya, que me da vergüenza.

Para un jugador de Segunda, que lo fiche un equipo «Champions», ¿es cómo si le tocara la lotería?

Que un equipo como el Valencia se fije en ti cuando sólo llevas dos años jugando en Segunda es muy fuerte. Éste es un reto muy importante para mi porque el Valencia es un equipazo. Espero estar a la altura.

Parece que, en su vida, todo muy rápido.

Quizás sí. Hace tres años estaba en el filial de Las Palmas y no sabía qué podía pasar. Me ha cambiado la vida muy rápido y lo tengo que asimilar de la mejor manera posible para mantenerme aquí muchos años.

¿No siente un pelín de vértigo?

Un poco sí. Cuando estoy solo en casa y me pongo a pensar lo que me está pasando me entra un hormigueo por la barriga que es increíble, pero quiero tener los pies en el suelo. Sé que el tren va muy rápido, que no espera a nadie y me tengo que subir a él y no bajarme porque las oportunidades sólo se presentan una vez.

¿Ya se ha elegido dorsal?

Había pocos números a elegir y seguramente me quedaré con el quince (el año pasado era el número de Dealbert).

¿Un futbolista juega donde quiere?

Bueno, si te lo propones, puedes llegar a jugar casi donde quieras pero también debes tener un poquito de suerte y que te respeten mucho las lesiones.

¿Cómo se sintió al ver que Las Palmas cerraba en diciembre un acuerdo con el Granada y no contaba con usted?

Uff. Hasta ese momento estaba haciendo una temporada muy buena y, con todo ese lío, me empezaron a ir mal las cosas y mi rendimiento bajó. Era una buena oportunidad para el club, pero yo decidí que no era el momento de salir. Y no me equivoqué.

¿Este episodio anuncia que, cuando tenga problemas, su juego se verá afectado?

Para estar bien necesito que todo esté muy tranquilo a mi alrededor, tener una estabilidad y estar muy cómodo. Necesito ser feliz para jugar bien y que mi rendimiento sea alto.

Me cuentan que es del Barça.

(Rie) Me gusta su estilo. Yo soy muy de toque, de juego. Mi equipo es el Valencia que es al que me debo, el que se ha fijado en mi y me ha dado la oportunidad de jugar en Primera. Al Valencia se lo debo todo.

¿Por qué le llaman Roma?

De chiquitito me llamaban Romário y luego lo acortaron y me quedé con Roma. Desde que subí al primer equipo, cada vez son menos los que me llaman Romário y más los que se dirigen a mi por mi apellido. Pero es verdad que mis amigos del barrio me llaman Roma.

¿Mantiene a los amigos de siempre?

Sí, en cuanto pueda volveré unos días. Echo de menos a mis amigos y, cuando vuelva de Holanda, vendrán algunos aquí.

¿Qué significa para usted su madre?

Todo. No estudié y ésta era la única manera de salir adelante. Mi madre siempre ha trabajado muy duro porque somos una familia muy humilde. Cuando llegué al primer equipo le dije que quería que dejara de trabajar, que ya estaba bien de sufrir y que ahora me tocaba a mi tratarla como se merecía. Creo que hice lo que haría cualquier hijo por su madre.

¿Qué hizo o en qué invirtió su primer sueldo?

Compré una casa para mi madre, bueno para la familia.

Si al cobrar en Las Palmas le compró a su madre una casa, ¿ahora qué le va a regalar?

Lo que ella quiera. Le he dicho que le compro otra casa pero dice que le gusta la que tiene porque está en una zona muy tranquila en Las Palmas. Ella se merece eso y mucho más.

¿Qué le ha impresionado de estos primeros días en el Valencia?

El ambiente del vestuario. Cuando lo ves por la tele piensas que son otra cosa y, cuando llegas aquí y ves que es gente igual que tu, buena gente, te sorprende. Es que, yo con seis o siete años, ya veía a Albelda por la tele y verlo ahora a mi lado, me da una alegría muy grande.

¿Lo mira de igual a igual o le tiene un poco de respeto?

Cuesta un poco asimilar que compartimos equipo, pero es lo que hay.

¿Hay algún compañero que le haya impresionado en los entrenamientos?

Casi todos porque, desde el primer momento, se ve la calidad y los movimientos de los jugadores. Roberto, por ejemplo, es increíble, cuando tengo la pelota me da muchas facilidades para que se la entregue, los movimientos que hace, los huecos que abre. Me gusta mucho, es un jugador diferente.

¿Con quién se relaciona más?

Me están intentado ayudar todos. Con Canales, con Víctor Ruiz, Parejo, es la gente de mi edad y de mi rollo. Creo que me llevaré muy bien con todos porque soy simpático. ¡Ya verás cuando me adapte!.

¿Qué tal el trato con Mauricio Pellegrino?

Bien. El mister ha sido muy claro conmigo. Me ha dado muchos consejos porque sabe que es difícil llegar a una ciudad nueva en la que no conoces a nadie. Me ha trasmitido mucha tranquilidad. Dice que entrene y haga lo que sé. Me gusta que la gente sea clara conmigo y me diga las cosas a la cara, y él lo está haciendo. También quiero que me diga lo que no le gusta de mi y lo que hago mal. Como futbolista, Pellegrino, tenía un carácter competitivo y ganador y eso me gustaba.

Su nombre se relaciona mucho con Silva, ¿es una presión?, ¿le cansa la comparación?

Como soy canario y juego en su misma posición, la comparación es inevitable, pero él es un pedazo jugador y ha hecho muchas cosas. Sólo tengo 22 años y me queda un mundo por recorrer para lograr lo que él ha conseguido.

¿Ha hablado con él?

Cuando salió el fichaje, hablé con él y se puso a mi disposición para lo que me hiciera falta en Valencia. Me dijo que lo llamara siempre que me hiciera falta. Se lo agradezco mucho.

Si Silva es para usted un espejo, ¿el Valencia es un trampolín para llegar a otro equipo?

Ahora estoy feliz, porque el Valencia es un equipo grande. Mi reto era jugar en Primera y ya lo tengo, ahora me planteo consolidarme y ganarme un hueco y, si puede ser, ser un jugador importante en el Valencia.

A nivel colectivo, ¿cómo va de ambición?

A tope. Sé que no va a ser igual que en Las Palmas y el tiempo dirá qué ocurre. Quiero ganar títulos.

En el brazo le veo un tatuaje muy vistoso. ¿Lleva muchos?

Algunos. El del brazo es de un dibujo que me gustó su significado y, en la espalda, llevo una cruz con las iniciales de mi madre y mi hermano en el centro.

¿Se tatuaría el nombre del Valencia?

Es que eso ya son cosas muy arriesgadas. Me tatuo cosas familiares.

¿Defiéndase de la leyenda de que sale mucho?

Lo que me pasó, ya es historia (estando concentrado con Las Palmas salió de fiesta y regresó a las ocho de la mañana) . Me equivoqué y no volverá a ocurrir. De las cosas malas hay que aprender y tirar hacia adelante.

¿Seguirá jugando al fútbol sala?

Me encanta dar unos toques cuando estoy con mis amigos. Antes jugaba más y ahora tengo más cuidado.

¿Todo en su vida gira entorno a un balón?

Soy un enfermo del fútbol. Hasta mi novia me dice que soy un poco cansino porque me paso el día jugando o viendo futbol en la tele. Creo que, jugar o mirar, es la única vía para mejorar y seguir creciendo. Pienso que, cuanto más practicas una cosa, más fácil es que te salga.

Ahora que habla de su novia, ¿qué le parecería si apareciera semidesnuda en Interviú como ha salido la ex de Jordi Alba?

Jo! Me han dicho que ya no es la novia y él ya no ha podido decirle nada. Bajo mi punto de vista, mi novia creo que no lo haría.

¿Siente que hay gente que quiere aprovecharse de ustedes?

Hay que tener mucho cuidado porque se manejan muchas cosas y hay muchos intereses por medio. Por eso yo soy muy selectivo con mis amigos.