El exjugador y exvicepresidente del Valencia, Fernando Gómez Colomer, negó categóricamente las insinuaciones que el presidente del club, Manuel Llorente, lanzó el pasado viernes sobre su persona en la rueda de prensa para informar de los detalles del archivo de la causa por presunto delito fiscal. En aquella comparecencia, el máximo mandatario blanquinegro se preguntó si Fernando y el expresidente Juan Soler "tenían algo que ver" en la interposición de la denuncia anónima cuya autoría tratará de averiguar a partir de ahora la Fiscalía.

Fernando, contactado por este periódico, afirmó que no quiere de momento entrar en más valoraciones para no institucionalizar un tema que considera personal y que la imagen del club no se vea afectada. A medio/largo plazo podrían cambiar las cosas. Fernando nunca ha descartado en privado que en un futuro pueda presentarse como alternativa a la presidencia. Y así lo ha trasladado incluso a las instituciones políticas. Fernando mantiene una opinión crítica de la gestión de Llorente en todas sus áreas, tanto económica como social y deportiva. Su experiencia directiva, en el Castellón y en el Valencia, y sobre todo su figura histórica en el valencianismo como centrocampista durante más de una década entre los años 80 y 90, le colocarían como una posible figura de consenso.

La relación entre Fernando y Llorente se deterioró el breve período en el que ambos coincidieron en el club, en la campaña 2009/10. Llorente había sido elevado a la presidencia por Bancaja, principal acreedor del club, y aceptó la presencia de Fernando en la directiva como parte de la herencia dejada por el presidente depuesto, Vicente Soriano. La austeridad que Llorente aplicó a la confección de la plantilla aumentaron su distancia con Fernando. Como vicepresidente deportivo, Fernando incorporó esa campaña con la carta de libertad a los defensas Ángel Dealbert y Jérémy Mathieu, en apuestas personales, y aprobó los fichajes del lateral Bruno Sáltor y el portero Miguel Ángel Moyà, peticiones expresas de Emery. A bajo coste planificó la plantilla de la 2010/11, con el añadido de la venta de Villa al Barcelona. Tanto el central Ricardo Costa como el mediapunta argelino Soso Feghouli llegaron gratis, mientras que su último fichaje, Mehmet Topal, costó cuatro millones.

En su día, Llorente expuso motivos exclusivamente "económicos" para justificar el despido de Fernando, que cobraba 420.000 euros y le propuso al presidente una reducción de sueldo.