Conoce usted a algún competidor de bádminton? Se lo pondré más fácil: ¿Tiene noticia de alguien que se relacione con algún mortal que haya visto jugar a este deporte? O, mejor aún, ¿sabe de algún semejante que lo haya practicado? De ser así, enhorabuena y felicidades. Acuda de inmediato a alguno de esos concursos televisivos que ponen el corazón en un puño y le darán un premio seguro. Vaya de mi parte.

Y sin embargo, durante dos sofocantes días de agosto, medio mundo (chinos, surcoreanos e indonesios, que son gente), estuvieron pendientes del fallo emitido por la Federación Internacional de la especialidad, que acabó descalificando a seis de estos esforzados deportistas por dejarse perder sus partidas para evitar a rivales potentes en los cruces.

Más aún. La pasada semana, TVE programó un España-EE UU de waterpolo femenino en prime time. Todo un alarde de osadía: O sus directivos confiaban mucho en la pasión waterpolista del español de a pie, o directamente quieren hundir la audiencia de la cadena. Pero al día siguiente, mucha gente hablaba de los fallos de la jugadora-boya, cuando, a todo lo más que habían llegado hasta esa noche, era a creer que la bolla era el femenino del bollo. Durante 16 días, el personal se ha olvidado a ratos de riesgo, de su prima y de las penas que ambos nos infringen, para participar del rito colectivo del deporte de alta competición en sus más extrañas modalidades. Acabado el aquelarre, despertamos del sueño olímpico y volvemos a la dura realidad. Ya lo reveló Ernest Riveras, el comentarista de TVE en la gala de clausura de los JJ OO,: "Vuelve el fútbol", anunció con tono de resignación, como si fuera un castigo y los millones de fanáticos que aguardan ansiosos el reinicio de la Liga fueran gente de segundo rango. Lo siento, pero la vida es así de dura con los exquisitos amantes de los deportes minoritarios.

Aunque para vuelta a las andadas, la de los locutores de la SER en la ceremonia de clausura. Su facilidad para caer en la vulgaridad, y el machismo soez, es proverbial en la redacción de deportes de esa casa. La bochornosa transmisión de la final de la Super Bowl que protagonizó el anterior equipo con Pepe, Paquito, Manolito y Poli a la cabeza, se repitió la otra noche desde Londres. Tuvo que mediar la jefa, Laura Martínez, para contener la chabacanería de sus colegas. En cuanto toman carrerilla, se les desborda la testosterona, se les desata la lengua y se les va la mano. Zafios.