Proceden de las entrañas de las provincias más pobres de Colombia. Han llegado a Franeker salvando mil dificultades. Muestran orgullosos su humilde condición, en el uniforme deportivo... Duermen hacinados en habitaciones de ocho con un sólo baño. Pasaron la noche en el aeropuerto de Amsterdam porque la organización holandesa no se hacía cargo de ellos hasta la misma semana del Mundial. Hubieron de tomar el tren hasta Franeker y pedir, por favor, alojamiento a cargo de algún mecenas valenciano... Uno de sus jugadores había vendido su vaca para sufragar parte del billete, otros vendieron boletos de rifas en los supermercados. En esas condiciones llegó la selección colombiana a este Mundial.

Se hablaba de un joven saque que lanzaba las pelotas a 90 metros. Alguien bromeaba sobre la medida del metro colombiano... Apenas elevaron la voz para reclamar que la organización los enviaba al grupo más difícil para ser derrotados por Bélgica, sin más opciones. Y llegó la cita de ese pueblecito, Winsum, para cumplir con el protocolario trámite de jugar una fase clasificatoria y permitir que Holanda llegara a la final sin apenas rivales y dejar que Bélgica y España se eliminasen entre sí. Y allí en Winsum, nombre que pasará a la historia de la CIJB, dos chavales indígenas del Putumayo (Villagarzón) y Nariño (La Unión) elevaron a los cielos su dignidad de pelotaris de leyenda, de su vieja chaza, para decir bien alto: aquí está nuestro pueblo, mil veces humillado y vejado que hoy , entre vientos, fríos y lluvia saca el orgullo de la raza y doblega en el espacio de la lucha noble, deportiva, a los campeones del mundo, a los que aparecían como imbatibles.

Lo han hecho varios chavales, cada uno de los cuales calza una zapatilla diferente. Lloraban de alegría al tiempo que todos los europeos se preguntaban si era verdad que los metros colombianos eran como los europeos. Colombia ha conseguido el éxito más grande de la historia de su chaza, que se eleva a los altares de la dignidad de los viejos pobladores del Putumayo, de las veredas de Nariño. Honor a estos chavales que han venido desponjándose de los más necesario para reivindicar un puesto en la Historia.

No sabemos lo que pasará en la semifinal que les enfrentará a los valencianos. Asistiremos hoy a un duelo de titanes en los saques. Será una lucha fraticida, noble y hermosa. Holanda se enfrentará a Ecuador, segundo del grupo liderado por España que no tuvo problemas para meterse en las semifinales tras derrotar a Italia, a Ecuador y Argentina.En este grupo otra victoria llamativa es la de Ecuador sobre Italia (6.3)

Podría cambiar la historia, claro que sí. Los saques colombianos, seguidores del estilo Mena, obligarán a modificar las reglas del juego. Han sido capaces de destrozar la longitud alargada en Italia y que diez años después se ha quedado inservible. Ya no valen las canchas de 72 metros. Habrá que alargarlas o restringir los saques, lo que sería contrario a la esencia de la especialidad.