Atención. De la Morena anda inquieto por la imagen del Barça. Peligro. A él, lo que debería alarmarle es la significativa pérdida de simpatías que sufre el Madrid, desde que el ególatra de Cristiano Ronaldo desafió al resto de la humanidad menos guapa, menos rica y menos dotada técnicamente para el fútbol. Pero no. Le preocupa que el pronunciamiento de Pep Guardiola en favor de la independencia de Cataluña, pueda despertar antipatías por esos campos de Paña, allí donde, desde hace tiempo, a los catalanes les llaman polacos, sin que el oráculo nocturno del deporte haya mostrado la más mínima inquietud. Si Guardiola se hubiera posicionado al revés, en contra del independentismo, ¿le afligiría a De la Morena la probable antipatía que habría despertado entre los catalanes? Hay maneras muy sutiles de impartir consignas, fijar objetivos y dirigir abucheos. Haciendo foco día tras noche, como quien no quiere la cosa, es una de ellas.

Curiosamente, en este trance, los que se intranquilizan por el futuro del Barça en un hipotético Estado catalán, no muestran ningún desasosiego por el devenir del Espanyol en idénticas circunstancias, como muy oportunamente hacía notar ayer en estas páginas el perspicaz Julián García Candau.

Hasta que le entró esa fijación por la simbología blaugrana, De la Morena estaba ocupado en denunciar a Josu Urrutia, presidente del Athletic, como filtrador a la prensa de las peripecias nocturnas de Javi Martínez, el internacional español. Como si ningún otro presidente contara chismes a los periodistas ¿A De la Morena nunca le ha pasado Florentino una exclusiva? Entonces, ¿a qué venía ese afán delator con Urrutia? Una pista: el nuevo presidente del Athletic es hombre próximo al nacionalismo vasco.

El exfutbolista Alfonso también ha mostrado su decepción por el posicionamiento independentista de Guardiola. «Si Pep se siente tan catalán, no se por qué jugó con España. ¿Se alegra Guardiola de los éxitos de la Selección?», se pregunta el madrileño. Habiéndose criado en el cantera del Real Madrid, en cuyo primer equipo militó, Alfonso fichó luego por el Barça. ¿Por qué? ¿Se alegraba entonces con los éxitos culés?.

En fin... Sólo la estupidez es equiparable, a veces, a la mala intención.