Mauricio Pellegrino debutará como técnico en la Liga de Campeones frente al Bayern de Múnich. Toda una ironía del destino. Y es que, como futbolista, el argentino ( 5 de octubre de 1971) vivió ante el equipo bávaro la «peor» experiencia de su dilatada carrera profesional. El 23 de mayo de 2001, Pellegrino falló el penalti decisivo ante el Bayern de Munich y el Valencia perdió su segunda final de Liga de Campeones conse­cutiva. El lanzamiento que pudo cambiar la historia del Valencia vuelve once años después a recordarse y visionarse una y otra vez. Y en busca de alcanzar la gloria de la que privó Oliver Khan, el Valencia iniciará el miércoles su andadura en la máxima competición continental. Pellegrino, en su primer partido europeo en un banquillo, buscará empezar con buen pie en competiciones europeas, tal como ha hecho en los últimos tiempos la mayoría de sus predecesores en el Valencia. Y es que excepto Ronald Koeman, que debutó con derrota ante el Rosen­borg noruego (0-2) en la Liga de Campeones 2007-2008, los siete técnicos restantes que han dirigido al equipo en Europa en los últimos años han logrado un buen resultado en su debut, ya que ganaron o empataron en los partidos como visitantes. A ello y para ello trabaja Pellegrino en el que será el octavo partido entre Valencia y Bayern en la historia. Ambos equipos abren en Alemania su participación en el torneo de esta temporada integrados en un grupo con el Lille francés y el Bate Borisov bielorruso.

El Bayern-Valencia es un encuentro en el que el técnico, con muchas bajas en el centro del campo, deberá encajar las piezas del puzzle que conforma la plantilla para alinear a un equipo competitivo que pue­da tutear al vigente subcampeón de la competición. Un equipo en el que la juventud no sea sinónimo de inexperiencia y al que la grandiosidad del Allianz Arena no paralice psicológicamente a los jugadores. Y es que a Múnich el Valencia viajará sin dos de los jugadores que más aportan al grupo. Las lesiones de Albelda y Gago dejan al equipo prácticamente roto en el centro del campo. El valenciano, a sus 35 años, aporta un plus de carácter al grupo así como experiencia, mientras que Gago, habituado a jugar esta serie de partidos en sus anteriores equipos, aporta juego y pausa. Contra el Celta, un equipo que acaba de ascender a Primera, el pivote que formaron Tino Costa y Parejo sufrió de lo lindo. El miércoles, y ante el líder de la Bun­desliga, todo apunta a que repetirán dúo en la medular porque, con Banega y Canales también lesionados, no hay más jugadores para esta posición.

El equipo, tras disfrutar ayer de día libre „lo que no estaba previsto, pero que el técnico concedió tras la victoria para que así descansaran los internacionales que la pasada semana jugaron con sus respectivas selecciones„, regresa hoy al trabajo. Será el momento de evaluar la resaca física del partido del sábado y cómo se encuentran los futbolistas. Y de trabajar. Ante el Celta quedó demostrado que al equipo le faltan muchas horas de trabajo para funcionar como un equipo sólido, que es a lo que aspira el entrenador. Tras el partido del sábado, y en todo un alarde de sinceridad, El Flaco reconocía que el equipo no había jugado bien: «Sin hacerlo bien hemos sacado el par­tido». Más enigmático se mostraba al afirmar que «el resultado es la consecuencia de...» Y es que con una frase incompleta trataba Pellegrino de prestigiar la labor del equipo ante el Celta. Un partido que se ganó y sirvió para abrir el casillero de victorias pero que en la grada no dejó buenas sensaciones.

El martes, el equipo viajará a Múnich para reencontrarse con su pasado y dar el primer paso para conquistar la Liga de Campeones. La competición que Pellegri­no tuvo cerca como jugador y quiere ganar como técnico.