Las estadísticas están para romperlas. O prolongarlas. Así le ocurrió al Valencia de Pellegrino. Cumplió con las negativas y aplazó las positivas. En la novena participación del Valencia en la Liga de Campeones, el equipo ni pudo ni supo ganar al Bayern para prolongar la racha de que, en 45 años, el equipo valenciano sólo ha ganado dos veces en Alemania. Mauricio Pellegrino, que debutaba como técnico en Europa, no pudo reeditar el estreno de sus predecesores que comenzaron ganando en su competición europea. Ni puntuar, como venía haciendo el club en sus presentaciones continentales. El Valencia de ayer perdió 2-1, con gol de Nelson Valdez -su primero como valencianista-, pero el resultado podría haber sido escandaloso de no ser por un acertado Diego Alves que, entre otros lanzamientos, paró un penalti a Mandzukic. También perdió para el próximo partido de Liga de Campeones a Adil Rami que, en Mestalla, no podrá jugar contra el Lille que anoche perdió 1-3 con el Bate Borisov.

La continuidad de Alves

No es Pellegrino un hombre que acostumbre a sorprender. La tranquilidad y normalidad con la que se comporta en el día a día el argentino, es la serenidad con la que toma decisiones. Y así lo volvió a demostrar ayer. En su debut como técnico en la Liga de Campeones, El Flaco huyó de experimentos y apostó por la continuidad del bloque en el que ha confiado en las cuatro jornadas de Liga. Con mejor o peor resultado, con mejores o peores sensaciones. En el Allianz Arena, al margen de los lesionados, Pellegrino alineó al considerado equipo de gala. Un equipo, curiosamente, con sólo dos españoles en el once: Parejo y Soldado, que anoche jugó su partido cien con la camiseta del Valencia - 70 de Liga, 20 entre Liga de Campeones y Liga Europa y los 9 restantes en la Copa del Rey-.

Sobre la portería, el epicentro del debate en los últimos días, el técnico apostó por Diego Alves para demostrar que "su" portero es el brasileño. Algo que ya dejaba entrever el pasado viernes cuando, tras calificar como "una bendición" contar "con dos grandes porteros", valoraba a Alves como el "meta de la selección de Brasil" y a Guaita lo relacionaba con su etapa en el Recre y clasificaba como "de la casa". Titular en Liga, anoche Diego Alves, ratificó su condición en la Liga de Campeones. Y su actuación, al margen de los dos goles recibidos, fue de notable. Como la de Joao Pereira. En el monólogo del Bayern, el portugués protagonizó un interesante duelo con Ribéry. El exlateral de Benfica y Sporting de Lisboa y uno de los fijos en el esquema de Paulo Bento, echó mano de su veteranía y experiencia para tratar de frenar al luchador y combativo jugador francés, mientras Cissokho, el jugador por el que el Valencia pagó seis millones al Olympique de Lyon, trató de parar a Robben. Y, entre Ribéry y Robben, precisamente fabricaron el gol de Schweinsteiger. Un tanto que, por los méritos de unos y otros, tardó en llegar porque el Valencia, durante la primera parte, fue un juguete en manos del equipo bávaro. Un muñeco roto, porque con Parejo desbordado, el despliegue de Tino Cosa fue insuficiente para cortar y generar juego. Así, no le hizo falta al equipo de Heynckes esforzarse mucho para robar el balón y asentarse en el área de Alves. El Valencia, por debajo en el marcador, ya no tenía nada que perder. El descanso sirvió de poco porque, era tal el temor que el Valencia le tenía al Bayern que, hilvanar una jugada se convertía en una quimera porque a los jugadores les quemaba el balón en el pie. Y, con Soldado totalmente desasistido, marcar se antojaba imposible. El técnico, previsible en los cambios, se encomendó a Valdez, con experiencia en la Bundesliga tras jugar en el Werder Bremen y Borussia Dortmund para equilibrar el partido. Pellegrino sentó a un desubicado Jonas y colocó al paraguayo en paralelo a Soldado y el Valencia, se estiró. Y es que hubo que esperar al minuto 67 para crear una ocasión de peligro. Feghouli, sin duda el jugador con más desparpajo, le ganó en el cuerpo a cuerpo a Dante y disparó forzado para asustar a los setenta mil aficionados que anoche se encontraban en las gradas del Allianz Arena. Aficionados que enloquecieron minutos después cuando, tras una pérdida de Feghouli, Kroos anotó el 2-0. Alves, el parapenaltis, no quiso irse del Allianz Arena sin demostrar el por qué de su apodo.