Pocos estímulos tiene a los que agarrarse el valencianismo en este inicio de temporada. A la encrucijada institucional, con el fracaso del plan para reiniciar el futuro estadio, se le añade el discreto arranque del equipo en la Liga, con solo cinco puntos en cinco jornadas que han ralentizado la puesta en marcha del nuevo proyecto de Mauricio Pellegrino. Desde la campaña 1999-00, en la que se estrenó Héctor Cúper, que acabó en cuarta posición pero sumó solo un punto de los primeros quince, no se había firmado un inicio tan titubeante. El contexto de crisis económica, además, ha repercutido en el número de socios, que prosigue su descenso, situándose en menos de 35.000, una cifra que no se daba desde la campaña 93/94.

Desde la temporada 97-98, en la que el equipo llegó a ocupar posiciones de descenso a mitad de la primera vuelta y se consumó la dimisión de Francisco Roig como presidente, no se reproducía una situación en la que ninguna de las dos esferas funcionase. Sí se habían vivido épocas en la que las crisis internas, sobre todo con la lucha abierta por la presidencia, el equipo logró aislarse y el rendimiento deportivo no pasó factura, como quedó demostrado en los dos últimos títulos de Liga cosechados por el club.

Sobre el terreno de juego, el exigente calendario, y las lesiones de jugadores clave en el nuevo estilo asociativo de toque que quiere imponer Pellegrino han condicionado el rendimiento. Sin embargo, el nivel de juego ofrecido contra rivales más asequibles, como el Deportivo, Celta y Mallorca, lejos de ofrecer señales de mejoría, el nivel fue menor. La falta de oficio para manejar el ritmo del encuentro, con el doble pivote de circunstancias formado por Tino Costa y Parejo y el irregular rendimiento de jugadores llamados a ser importantes, como Guardado y Jonas, se ha agravado con errores puntuales defensivos que han tumbado el buen trabajo colectivo de la zaga y que han costado puntos.

En esos problemas estructurales se arrastran tendencias negativas de la temporada anterior, que todavía no se han disipado, como la mala racha valencianista fuera de casa. Con la derrota en Mallorca, los blanquinegros han sumado su undécima salida consecutiva sin conocer la victoria en todas las competiciones. La última vez que el conjunto valenciano se impuso en un desplazamiento fue el pasado 18 de marzo de 2012 cuando venció al Athletic Club en San Mamés por 0-3, con un triplete de Roberto Soldado.

Desde entonces, se han jugado ocho encuentros como visitante en Liga y otros tres en competición europea. El balance es de nueve derrotas y dos empates con seis goles a favor y veintiuno en contra. Los resultados en este período de tiempo han sido los siguientes: la temporada pasada en Liga - Getafe (3-1), Real Madrid (0-0), Espanyol (4-0), Málaga (1-0) y Real Sociedad (1-0) -; en la actual campaña Real Madrid (1-1), Barcelona (1-0) y Mallorca (2-0).

En la competición continental, la pasada campaña en la Liga Europa perdió por 2-1 ante AZ Alkmaar y en las semifinales ante el Atlético de Madrid por 4-2. Esta campaña, en la Liga de Campeones, cayó por 2-1 en Múnich ante el Bayern.

Más rivales por el tercer puesto

Si bien la crisis deportiva es puntual y la lógica es que el Valencia emerja, también es cierto que esta campaña se antoja que la competencia por la tercera y cuarta plaza, las que dan acceso al objetivo imperativo de la Liga de Campeones, como el Atlético, Sevilla y Málaga, mucho más regulares que en anteriores cursos.

Si las próximas semanas marcarán el rumbo deportivo del equipo, el mes de diciembre será el punto para comprobar la evolución institucional. El 27 de noviembre expira el periodo de mora para que la Fundación haga frente a los 5’6 millones de intereses del préstamo de Bankia, aunque una de las alternativas que se baraja es solicitar una ampliación por unos meses para abonar esa cantidad. Con la entidad bancaria el Valencia deberá llegar a un acuerdo para refinanciar los 225 millones que vencen en diciembre.

Braulio y Pellegrino buscan soluciones

Con la idea de tratar de detectar problemas y buscar soluciones, se reunieron ayer en la Ciudad Deportiva el director deportivo y el técnico. Un encuentro, calificado de rutinario por las dos partes, pero que por los últimos resultados tuvo más importancia que los anteriores. Mauricio Pellegrino, preocupado y con semblante muy serio, llegó a Paterna poco después de las 11,30 y, tres cuartos de hora después, acudía Braulio Vázquez. Acto seguido, entrenador y director deportivo se encerraban en el despacho del técnico hasta poco antes de las dos del mediodía para analizar qué le pasa al equipo y cómo se puede enderezar el rumbo. A grandes trazos, la conclusión a la que llegaron, es que el equipo está en un periodo de indefinición y necesita tranquilidad y paciencia para que encuentre su identidad.

El técnico, que mantiene que la derrota del equipo en Mallorca fue por juego inmerecida y fruto de dos fallos puntuales, defendió con vehemencia su proyecto ante Vázquez. El dúo, en una conversación constructiva, además de repasar el juego desplegado por el equipo en el Iberostar, ahondó en el estado físico y mental de algunos jugadores y el rendimiento de estos. Y es que, preocupa el comportamiento de jugadores llamados a ser importantes como Rami o Jonas. El francés, que pasó la pretemporada lesionado, aún no está fino físicamente y en el club está sorprendiendo su falta de concentración en los partidos. También llama la atención el bajón físico de Jonas. El brasileño, uno de los mejores de la pretemporada, está atravesando un bache que tiene desconcertado al cuerpo técnico.

Más comprensivo se es con Guardado con el que se considera está en periodo de adaptación al club y a la ciudad.