El Valencia presentará en la Junta General Ordinaria de Accionistas una deuda de 312 millones de euros a 30 de junio de 2012. Una cifra lejana a los 435 de hace sólo un par de años, pero casi semejante a los 318 de hace un año. La contención de su pasivo ha llegado a un límite que no han podido, querido o sabido rebajar más allá de un dos por ciento. Por mucho que su presidente, Manuel Llorente, repase las cuentas, no ha encontrado la manera de reducir la lista de acreedores, gran parte de los cuales (240 millones) son entidades financieras. Y ese no es el único problema. Algunas de sus partidas de ingresos confirman una alarmante tendencia a la baja. Un dato revela el oscuro panorama en el que se encuentra la entidad: El Valencia CF ingresará esta temporada por venta de abonos un 23,8 por ciento menos que hace dos temporadas. De los 21 millones de 2010 pasa a los 16 de este curso. El papel del socio es, en ese sentido, cada vez menos relevante en las cuentas del VCF.

Los números que el consejo de administración presentará en la próxima asamblea son inquietantes. La deuda sólo desciende en 6 millones con respecto al curso anterior, después de haber ingresado 23 millones en el capítulo de altas y bajas de futbolistas. Su situación financiera le ha obligado a reducir de forma considerable el presupuesto la temporada 2012-13. De los 119 del pasado ejercicio baja a los 101 en la actual, después de limar guarismos en todas las áreas. Por ejemplo, en los gastos de personal, donde los salarios de los futbolistas ocupan la mayor parte. En concreto, destinará 59 millones a los sueldos por los 69 del ejercicio pasado. Uno de los grandes objetivos de Llorente y su anterior asesor, Javier Gómez, era precisamente la reducción en los gastos de la plantilla. Algo necesario si quiere seguir con el déficit anual bajo control.

En principio, las cuentas están ajustadas para prever 4,5 millones de beneficio neto. Esto supone estar al día con más o menos ahogo, pero la deuda que se arrastra es el gran lastre de la entidad.

Mientras el club simplemente contiene sus deberes, los haberes continúan bajando. Al descenso de los beneficios por venta de abonos se unen los relativos a las competiciones. El Valencia prevé para esta temporada 4 millones menos „de 28 a 24„de ganancias en este apartado por el previsible descenso en venta de entradas en sus partidos de la Liga de Campeones.

Pero son los datos globales los que dibujan el comprometido camino que afronta el Valencia. Quedarse fuera de la próxima edición de la Liga de Campeones, por ejemplo, sería devastador. Sin esta competición, sus ingresos se limitan a 104 millones de euros frente a los 118 que está obligado a los pagos en su presupuesto. Es la pescadilla que se muerde la cola. Está obligado a invertir cada año en una plantilla competitiva para acceder a la Champions, porque fuera de ella, posiblemente, no podría sobrevivir.

Hipotecadas hasta las antenas

Renegociar los préstamos y seguir eliminando gastos. Esa es la única salida para aguantar sobre el alambre. El club tiene todo su patrimonio hipotecado. Hasta un espacio de Mestalla para instalar una antena de telefonía móvil.