A un mes exacto de la celebración de la Junta General de Accionistas, el anuncio del Valencia sobre su reducción de capital es una maniobra para ganar tiempo antes de verse en situaciones más comprometidas y con la amenaza de la liquidación en el cuello. La operación del Valencia de reducir capital, concretamente en un 50.5 millones de euros „por los 101,66 actuales„, es para restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio neto del club, disminuido por las pérdidas, y así poder garantizar su reserva legal. La SAD reconoce en sus cuentas de 2011-12 que a pesar de haber finalizado ese ejercicio con 57,5 millones de beneficio, «dicha cantidad está por debajo de las 2/3 partes del capital social por lo que se encuentra entre las causas de reducción de capital».Con esta medida, las acciones perderán su valor (nominal, que no de mercado) hasta los 23,92 euros.

Desde la entidad lanzaba ayer un mensaje tranquilizador, pese a que todo juega en contra desde la ruptura del plan de Bankia. «Esto es algo que estamos obligados a hacer por imperativo legal para no estar en causa de disolución», explicaban, para insistir en que la decisión «no afecta para nada en la normalidad del club, ni a su solvencia».

En cuanto a la reducción a la mitad del valor de las acciones no tiene una repercusión inmediata sobre los accionistas, al no cotizar en bolsa. En cualquier caso facilitaría una hipotética venta del club. También se trataba de desvincular la reducción de capital social de un futuro reparto de dividendos para inyectar liquidez a la Fundación, que el 27 de noviembre ha de hacer frente al pago de 5,6 millones de intereses a Bankia por un préstamo de 81 millones. «Está al margen una cosa de la otra», aunque acto seguido se reconocía que la reducción de capital abriría la vía legal a esa posibilidad «estudiada en su día» y sobre la que todos especulan, pero nadie aporta transparencia.