Llista de privilegiados
Ciudad maratón
Tras rozarlo el año pasado, la ciudad de Valencia parece preparada para entrar en la reducida lista de ciudades que han acogido las grandes marcas mundiales en la distancia de Filípides.
Moisés Domínguez, Valencia
Valencia está a punto de entrar en el reducido, pero selecto, grupo de ciudades capaces de albergar una de las mejores marcas mundiales de maratón. Para conseguirlo hacen falta dos cosas: un trazado y unas características que lo permitan y dos piernas que lo garanticen.
Lo primero es muy sencillo y prosaico: todo se reduce al dinero. Ese que es el que puede permitir traer atletas de la suficiente calidad como para alcanzar el objetivo o incentivo con premios la consecución de la victoria o determinada marca. En la edición del año pasado, Kosgei Isaish, sin ser una primera figura mundial, estableció un récord de la prueba y una mejor marca personal de 2 horas, 7 minutos y 59 segundos. Se quedó, así, a apenas cinco segundos de aparecer en las listas de la Federación Internacional, que reúne a las 307 mejores marcas de la historia.
Si nos limitamos a las 300 mejores se puede extraer la conclusión de que hay varias ciudades especialmente dotadas para conseguir buenas marcas. Son grandes capitales en las que converge no sólo ese dinero necesario para captar primeras figuras, sino que también aparece como factor decisivo la propia traza urbana. Son pruebas con relieves prácticamente llanos y en las que se está a salvo de unos vientos constantes que malogren la aventura.
De esas 300 mejores marcas, más de la mitad se han conseguido en cinco únicas ciudades, las auténticas mechas del maratón: Berlín, Amsterdam, Londres, Chicago y Rotterdam. Puede observarse que no hay un patrón de población especial, puesto que hay grandes urbes, ciudades de buen tamaño y otras más modestas.
De todas ellas, Berlín no sólo es la que más mejores marcas acumula (34 por 32 de sus perseguidoras), sino que también, cualitativamente, atesora las mejores. Prueba incontestable de que el alemán es el mejor maratón del mundo, con esa llegada mítica con la Puerta de Brandemburgo detrás del ganador. De las cinco mejores marcas de todos los tiempos, cuatro se han logrado en esta ciudad. Incluyendo el vigente récord (los 2.03:38 de Patrick Makau), sino también la fantástica prueba del pasado mes de septiembre, donde Geoffrey Mutai, aquel que hace pocos años ganaba el Medio Maratón de Valencia, fracasó en su intento de batir la marca y tanto él como el sorprendente debutante Dennis Kimetto, que dio la sensación de renunciar a la victoria, entraron en meta con la cuarta y quinta mejor marca.
Por detrás hay tres ciudades: Amsterdam, Londres y Chicago. Son tres de los maratones emblemáticos y mantienen una curiosa rivalidad, al tener todas ellas 32 mejores marcas. A partir de ahí, París preludia a todas las demás, entre las que destacan pruebas que, sin pertenecer a ciudades especialmente importantes, sí que han hecho de su maratón un emblema. El más damos, sin duda, es el maratón de Fukuoka, así como el de Otsu, ambos en Japón, o el de la ciudad holandesa de Eindhoven (significativo que tres ciudades de un país sin altitud como es Holanda estén en la lista de privilegiadas: Amsterdam, Rotterdam y Eindhoven). Dubai, una carrera atípica porque se corre en el mes de enero „los calores de los Emiratos así lo obligan„ también ha irrumpido con fuerza, al abrigo de sus grandes posibilidades económicas.
Sólo una ciudad española aparece en esta lista de privilegiadas. Y ello, gracias a Jackson Kipkoech Kotutque permitió, con su marca de 2.07:30 en el año 2010, poner a Barcelona en este particular mapa, aunque sea en una modesta 243ª plaza.
Valencia tiene todas las posibilidades potenciales para conseguir una gran marca. Porque si bien el trazado tiene sus limitaciones cuantitativas (llegará un momento que habrá que darle algún cambio si se quiere seguir aumentando el número de participantes), para los que van por delante da todas las facilidades. La condición de ciudad al borde del mar, con calles sin oscilaciones ni giros bruscos permite soñar con que, un día, quien sabe, el Maratón de Valencia sea un referente mundial. Incluso tiene los iconos, siempre tan necesarios: la foto de la salida con una multitud cruzando el puente y una llegada atípica, sobre una pasarela en la que da la sensación que caminas sobre el agua. La cantidad de mejores marcas personales (Personal Best o «PB») conseguidas el año pasado es el primer toque de atención y de ilusión.
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