El adiós en silencio de una leyenda

Sarasol II se ha marchado de los trinquetes valencianos y entra en el olimpo de los dioses del juego de pilota

a. soldado valencia

Dicen que José Maria , "Sarasol II" jugó su última partida en la catedral y ante la sugerencia de una leyenda entre leyendas contestó: "deixa- ho estar, vull anar-me´n sense soroll, sense que ningú se´n recorde de mí". Con la mochila al hombro, quien sabe si conteniendo alguna lágrima cruzó el estrecho umbral que , entre recuerdos históricos le conducía a la calle, la misma por la que en tantas ocasiones salió victorioso de infinidad de campeonatos y desafíos.

Una carrera impresionante

Aquella tarde en la que Sarasol II debutó, con apenas quince años en la Partida del Dissabte, cuando esta jornada era la estelar en el conjunto de la pelota valenciana, gradas llenas, ya dejó constancia de su inmensa calidad. Y de su especial temple para superar las más duras adversidades. José Maria Sarasol, iniciaba una carrera fulgurante que en 1986 ya le llevó a las alturas de este deporte. De hecho conquistó su primer campeonato oficial, el Nacional d`Escala i Corda un año después. Nadie le discutió su condición de número uno de los "mitgers". Y así durante más de veinte años. Su último Bancaixa lo ganó en el año 2007. El último gran trofeo, el Mancomunitat Ribera Alta, en 2010. Y durante esos años, demostrando cada tarde una exquisita profesionalidad, dentro y fuera de las canchas.

Nunca pudo acusarse a José Maria de no afrontar sus responsabilidades, de no jugar al ciento por ciento cada tarde; de no estar comprometido con la causa general de este deporte. Jamás se le observó un comportamiento mínimamente censurable.

Presencia internacional

La creación de competiciones internacionales le llevó a ser parte integrante, como titular indiscutible de la selección valenciana desde sus inicios,- participó en la histórica expedición a Bélgica de septiembre de 1992- hasta su última cita, en el Mundial de Italia, en 2004, donde se proclamó campeón de Llargues. Entonces decidió dejar paso a los más jóvenes. Previamente en el inolvidable Mundial de Argentina de 2002 fue proclamado mejor jugador del mundo tras vencer en tres de las cuatro modalidades de juego. José María ha participado en desafíos de todas las modalidades, ha sido requerido en calles y frontones, siempre solícito a satisfacer a los aficionados deseosos de disfrutar con su magisterio.

Este pelotari entra, sin género de dudas, en el olimpo de los dioses de la pelota valenciana. Seis máximos títulos en la Escala i Corda, y en anunciarse como número uno en su demarcación durante un cuarto de siglo le convierten en una leyenda entre las leyendas. Los duelos entre Sarasol II y Grau forman parte de la memoria colectiva de la pilota valenciana.

Cuando Sarasol cruzó por última vez la cancha de Pelayo el conjunto de este deporte debería preguntarse si trata merecidamente a sus grandes iconos.

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